Europa se lanza contra Trump con aranceles a productos de sus caladeros de votos republicanos

No son tarifas, son fuertes represalias por la política de Donald Trump para Europa, y no van dirigidas contra la economía estadounidense buscando un equilibrio arancelario, que también, sino que buscan dañar al partido republicano en sus feudos, en los distritos, condados y Estados donde tiene su caladero de votos.
Louisiana, Nebraska, Kansas, Virginia, Georgia o Alabama sufrirán las tarifas anunciadas por la Comisión Europea para responder al incremento arancelario al acero, aluminio y sus derivados europeos. “Básicamente estamos intentando golpear a los Estados Unidos en importantes sectores para ellos donde a nosotros no nos cueste mucho, ser inteligentes y golpear donde sabemos que duele... Por supuestos estamos buscando distritos republicanos, Estados con senadores republicanos, que sientan la presión dentro del sistema americano”, reconoce sin ambages una fuente comunitaria.
La Casa Blanca ha decidido aplicar un arancel del 25% a esos materiales pero también a los productos fabricados con ellos o que los contengan. La decisión supone gravar a cubiertos y utensilios de cocina, marcos de ventanas, maquinaria industrial, maquinas de gimnasio o muebles. La Administración Trump aplica las tarifas a los productos que están fabricados parcialmente o que contienen sólo una parte de acero y aluminio y el tipo impositivo es mucho mayor que en 2018, cuando el arancel era sólo del 10% para el aluminio, y no del 25% como ahora. La decisión afectará a exportaciones europeas por valor de 26.000 millones de euros, en torno al 5% de los bienes vendidos por la UE a los Estados Unidos
Por eso la respuesta de la Comisión Europea ha sido tan contundente. Una gran represalia porque como confirma públicamente Olof Gill, el portavoz del comisario de Comercio, “habíamos dejado claro a los Estados Unidos que si seguían por la senda de las tarifas, nosotros responderíamos de una manera rápida, firme y proporcionada. Hemos sido muy serios al respecto”. Tanto, que la Comisión anunció la activación de aranceles a Estados Unidos a las seis y ocho minutos de la madrugada.
Bruselas reactiva las tarifas, para aplicarse en su totalidad por primera vez, de 2018 y 2020 suspendidas tras un acuerdo entre Trump y el entonces presidente de la Comisión, Jean Claude Junckere, y gracias a lo negociado con el ex-mandatario Joe Biden. Y también “impone un nuevo paquete de medidas adicionales” por un importe aproximado de 18.000 millones de euros con la finalidad de que el volumen total de las medidas de la UE se corresponda con el volumen de comercio golpeado por las nuevas tarifas estadounidenses. El primer paquete entrará en vigor el uno de abril, el segundo ya está siendo cerrado en Bruselas por la Comisión con los sectores económicos y las organizaciones empresariales implicadas para tener una lista de productos el 26 de marzo y que a principios de abril entre en vigor.
“Cualitativamente hablando, ¿a qué estamos reaccionando? Estamos intentando ser inteligentes, por supuesto, porque seamos claros, no creemos que las tarifas estadounidenses sean muy inteligentes”, explica este funcionario. Y es que la UE importa también acero estadounidense para fabricar, por ejemplo, dispositivos electrónicos que luego vende al otro lado del Atlántico. Como Trump ha dicho que no quiere excepciones, ese dispositivo con acero norteamericano también pagará la subida arancelaria.
La UE va penalizar con aranceles del 25% a ropa y productos de cuero o madera, herramientas para el hogar, plásticos, carne de pollo y ternera, ciertos mariscos, nueces, huevos y lácteos o verduras, hortalizas y fruta estadounidense. En Louisiana, el sector agrícola tiene una gran importancia, con cultivos destacados como la soja y de allí precisamente es Mike Johnson, presidente de la Cámara de los Representantes, un republicano pro-Trump. En Nebraska o Kansas es de gran importancia la industria cárnica de pollo o ternera y la maderera en Georgia, Virginia y Alabama. Son algunos de los ejemplos concretos que citan en privado desde la Comisión Europea.
Tampoco se librará de las represalias comerciales europeas, como no lo hizo en 2018, la marca de motocicletas Harley-Davidson, fabricada en varios Estados del interior norteamericano. “Una lista de productos con un alto valor icónico, con alto valor simbólico para los Estados Unidos que a nosotros no nos cuesta mucho pero sí a ellos”, resume la fuente comunitaria.
Comprar menos a Estados Unidos, robarle mercado
En Bruselas reconocen que la respuesta de la Comisión ha sido contundente a diferencia de otros socios de Estados Unidos como México o Canadá, pero lo justifican por la falta de voluntad negociadora en Washington. “Pretendemos mostrar fortaleza y una respuesta que claramente muestre que consideramos esto injustificado, innecesario y totalmente injusto”, señala otro funcionario europeo, “pero ese es el lenguaje con el que se nos ha hablado, así que es el lenguaje que vamos a devolver. Ellos han empezado y nosotros estamos contentos de continuar”.
Además de atacar productos de los caladeros de votos republicanos, la respuesta europea también pretende dañar sus intereses económicos. “Europea es un referente comercial. Por lo tanto, necesitamos profundizar y multiplicar nuestras alianzas comerciales. De hecho, el mundo está viendo a Europa como un socio fiable y predecible”, ha asegurado desde Berlín el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, quién considera que debe “aprovecharse esta oportunidad” abierta por Trump con su guerra comercial. “Los aranceles son impuestos a las empresas y los ciudadanos, los aranceles sólo generan inflación”, concluyó el portugués delante del todavía canciller alemán, Olaf Scholz.
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Bruselas va a abrir un proceso para diversificar aún más los productos, por ejemplo agrícolas, que llegan desde el exterior al mercado único, para comprar menos a los Estados Unidos. Lo resume otro funcionario comunitario con un elocuente “tenemos muchas alternativas a su soja o carne. Nos encanta la soja y estaremos muy contentos de comprarla a Brasil, Argentina o donde sea”.
En la actualidad, los Estados Unidos mantienen acuerdos de libre comercio con veinte países o bloques comerciales mientras que la Unión Europea sólo con seis. Este es otro de los frentes que quiere impulsar la Comisión aprovechando que la Casa Blanca se está enfrentando con socios tradicionales como México o Canadá. Se están retomando las negociaciones con Malasia para intentar cerrar un tratado comercial y la presidenta Von der Leyen está esta semana en Sudáfrica por la misma razón. “Somos bastante buenos en el juego de abrir mercados y mantener también así nuestro mercado y este es el business que vamos a buscar”, señala esta segunda fuente comunitaria.
La Comisión cuenta con una mayoría de partidos en el Parlamento Europeo a favor de esta agenda (populares, socialistas, liberales y la mayoría de las formaciones ultras o de extrema derecha) y también entre los Estados Miembros por lo que no le sería difícil llevar a aprobación nuevos acuerdos de libre comercio. Sólo la Francia de Emmanuel Macron se presenta como un escollo. Y lo que ya le piden en la Eurocámara algunos eurodiputados es que se aproveche la transición verde y los fondos comunitarios aparejados a ella, el famoso Green Deal, para proyectos de reindustrialización en los sectores del acero o el aluminio donde las energías que se empleen sea verdes, como el hidrógeno. El camino inverso al “perfora, baby, perfora”, de Trump.