La explosión de la extrema derecha empuja a Portugal a la incertidumbre y al riesgo de repetición electoral

Joana Rei

Las elecciones del pasado domingo en Portugal han dejado un puzle difícil de completar. La coalición centroderechista Aliança Democrática (AD) entre el Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrático Social (CDS) ha conseguido alzarse con la victoria pero los números obligan a contener la respiración. Los 79 diputados alcanzados no llegan para formar un Gobierno en mayoría, tampoco si se le suman los 8 escaños de Iniciativa Liberal. Chega, aliado de Vox, ofrece los 48 diputados del partido de extrema-derecha a cambio de la entrada en el Gobierno, pero Luis Montenegro ya había establecido un cordón sanitario a la ultraderecha durante la campaña.

“No es no”, dijo varias veces, señalando que al partido de André Ventura le faltaba “responsabilidad” y “madurez para Gobernar”. En la noche electoral, Montenegro reafirmó su promesa: “Asumí un compromiso en campaña y lo voy a mantener. Nunca me haría a mí mismo, ni a mi partido, ni a mi país tamaña maldad como incumplir mi compromiso respecto a Chega".

Montenegro mira ahora al Partido Socialista (PS), pidiéndole “responsabilidad” y altura de miras. Pero, si bien los socialistas ya han admitido que no impedirán la formación del Gobierno –proceso que en Portugal implica presentar una moción de rechazo que no tendría margen de aprobación, al tener mayoría la derecha–, también han advertido a la AD que “no cuenten con el PS para aprobar los presupuestos”. “No miren al PS en busca de soporte para gobernar” dijo el líder socialista, Pedro Nuno Santos, en la noche electoral. “Que quede muy claro que no cederemos a presiones, nuestro proyecto no es compatible con el de la AD”.

Montenegro intenta colocar el balón en el tejado de sus adversarios. Sin embargo, André Ventura (Chega) es claro: los números obligan a negociar y todo lo que sea menos que eso es una “humillación” que no está dispuesto a aceptar. “El país ha hablado muy claro. Ha dicho 'gobernad los dos, entendeos' y para eso hace falta negociar, ceder… Lo digo muy claro, si no existe una negociación eso será humillar a Chega y votaremos en contra de los presupuestos”, ha dicho Ventura en entrevista a CNN Portugal.

De mantenerse este escenario, el Gobierno duraría lo que tarde en presentar los presupuestos, algo que podría ocurrir justo después de ser investido, si decide presentar unas cuentas de rectificación a las ya aprobadas por el anterior Gobierno del PS, o en octubre, de cara a 2025. Y si los presupuestos no se aprueban, el escenario siguiente sería la repetición electoral.

Derrota agridulce de los socialistas

“La estabilidad depende de muchos factores, pero venimos de una mayoría absoluta que se pegó un tiro en el pie y se mató… así que la estabilidad tampoco se mide por el número de diputados en el Parlamento, sino por la capacidad para negociar caso a caso y las alianzas negativas que puedan establecerse”, dice el politólogo José Adelino Maltez.

Pese a las declaraciones del líder del PS, Maltez considera que a los socialistas tampoco les interesa que el Gobierno caiga de forma rápida. “Les interesa que gobierne… que gobierne mal, pero que gobierne. Al PS le hace falta una cura de oposición para volver a encontrarse y hacerse fuerte”.

Pedro Nuno Santos asumió el liderazgo del partido hace tres meses, con poco margen para preparar unas elecciones que han venido por sorpresa y heredando el descontento de la población por el anterior Gobierno liderado por António Costa. El cuadro –elecciones anticipadas tras la dimisión el primer ministro por un supuesto caso de corrupción– era de todo menos favorable.

“Costa es el primer primer ministro de la historia democrática portuguesa que cae teniendo una mayoría absoluta. Había el desgaste de ocho años de gobierno en los que se sucedieron los casos y los escándalos que llevaron a la dimisión de 19 miembros del Gobierno”, recuerda el politólogo Hugo Ferrinho. “Y aunque es cierto que el PS sufre una debacle y pierde 43 diputados, también es cierto que ha aguantado frente a la AD”, analiza.

“Pedro Nuno Santos se ha visto obligado a hacer una campaña híbrida, de defensa de su programa y del legado de António Costa y el resultado le ha liberado de todo esto. El PS parte para una nueva vida”, añade José Adelino Maltez.

El discurso de Pedro Nuno Santos en la noche electoral, parece darle la razón. “Seremos oposición, renovaremos el partido y recuperaremos a los portugueses que están enfadados con el PS. Esa es nuestra tarea”, dijo. El líder socialista no esperó ni al final del recuento para reivindicar su posición como líder de la oposición.

De hecho, el recuento solo se cierra el próximo 20 de marzo, cuando se cuenten los votos de los portugueses en el extranjero, que deciden los últimos cuatro escaños en disputa, pero el líder socialista fue tajante. “El PS será el líder de la oposición. Jamás dejaríamos ese papel a Chega”, insistió.

Y sobre un eventual acuerdo a la izquierda, Pedro Nuno rechazó cualquier “táctica” porque “los votos no dan”. "No tenemos una mayoría, una solución de esas tendría el voto en contra de toda la derecha”, afirma.

Además, el líder del PS tendió la mano a los votantes de Chega. “No hay un 18% de votantes racistas y xenófobos en Portugal. Lo que hay es un 18% de votantes enfadados, que no se sienten representados por nosotros. Tenemos que recuperar su confianza, enseñarles que las soluciones a sus problemas pasan por el PS y no por Chega”, declaró.

Una extrema derecha gigante

Chega fue el gran vencedor de la noche al cuadriplicar los escaños que tenía en el Parlamento hasta los 48. “No hay otra palabra, ha sido un crecimiento gigante de la extrema-derecha que ha fragmentado el sistema partidario, donde los dos partidos principales dejan de tener tanto poder”, explica Hugo Ferrinho.

Además del contexto europeo, de crecimiento de la extrema derecha, Chega se benefició de la coyuntura de las propias elecciones, anticipadas tras la dimisión de Costa por un supuesto caso de corrupción. Aunque sobre el ex primer ministro no pesa cualquier acusación a día de hoy, el escándalo encajó de forma perfecta en la retórica populista de Chega.

“Además de la investigación judicial a algunos de los miembros del Gobierno, mes y medio después, en Madeira, el Gobierno del PSD cayó también por otro caso de corrupción. Chega, partido populista de derecha radical, que hace del combate a la corrupción su bandera, tuvo un entorno favorable a su crecimiento”, cuenta el politólogo António Costa Pinto.

La bajada en la abstención, la menor de los últimos 20 anos, puede estar también relacionada con este crecimiento. “Personas que no se movilizaban electoralmente y que este año han ido a las urnas para votar a Chega, gran parte de ellas”, señala Ferrinho.

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Para saber si es un crecimiento sostenido en el tiempo hay que esperar. Pero las elecciones europeas del próximo junio pueden ofrecer un primer indicador. “Estas elecciones han sido un ensayo para las europeas de junio, en lo que respeta a la ultraderecha. Hemos entrado en la normalidad europea, con una ultraderecha fuerte, y junio puede ser un termómetro de la vitalidad de Chega. Por ahora es un partido de un solo hombre, habrá que ver como se institucionaliza, como crea números dos y números tres, si es capaz de crear un equipo de trabajo”, explica Maltez.

Plazo de supervivencia

El calendario sigue corriendo y el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, está recibiendo a todos los partidos en audiencia. Tras las conversaciones invitará, previsiblemente, a Luis Montenegro a formar Gobierno. Un Ejecutivo que, por todo lo expuesto, echará a andar en minoría en abril/mayo. Luego, el foco de Montenegro será la aprobación de los presupuestos, como seguro de vida.

Porque a partir de la constitución del Parlamento, todos los escenarios estarán condicionados también por el calendario de las elecciones presidenciales, fijadas para enero de 2026. La Constitución portuguesa fija que el presidente de la República no puede convocar elecciones anticipadas hasta seis meses después de la constitución del Parlamento, ni seis meses antes de las presidenciales, ni en los seis meses inmediatamente posteriores a la elección de un presidente. Esto significa que unos hipotéticos nuevos comicios solo podrían tener lugar entre octubre de 2024 y julio de 2025. Y significa también que si Luis Montenegro logra aprobar los presupuestos estaría blindado en el Gobierno hasta mediados del 2026. 

Las elecciones del pasado domingo en Portugal han dejado un puzle difícil de completar. La coalición centroderechista Aliança Democrática (AD) entre el Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrático Social (CDS) ha conseguido alzarse con la victoria pero los números obligan a contener la respiración. Los 79 diputados alcanzados no llegan para formar un Gobierno en mayoría, tampoco si se le suman los 8 escaños de Iniciativa Liberal. Chega, aliado de Vox, ofrece los 48 diputados del partido de extrema-derecha a cambio de la entrada en el Gobierno, pero Luis Montenegro ya había establecido un cordón sanitario a la ultraderecha durante la campaña.

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