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La guerra contra las drogas deja más de 12.000 soldados en prisiones mexicanas en los últimos diez años

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La guerra contra el narcotráfico fue una medida decretada por el expresidente de México Felipe Calderón Hinojosa en diciembre de 2006 que ha dejado un saldo de 12.043 militares presos en cárceles del ejército, con una media de 1.200 por año, según revela un informe de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenido por el diario mexicano El Universal.

Anteriormente a que diera comienzo la batalla contra los cárteles del narcotráfico, la justicia militar sentenciaba durante el periodo entre el año 2000 y 2006 un promedio de 800 militares al año, lo que a día de hoy representa un aumento del 47 por ciento en el número de uniformados remitidos a prisiones de la Sedena.

El informe indica que el 92 por ciento de los presos son miembros de la tropa: cabos, soldados y sargentos, a los que le siguen los rangos de capitanes y tenientes representando el siete por ciento. En lo que respecta a los generales, sólo ocho han sido los casos que han caído en una cárcel militar.

Según el especialista en seguridad Javier Oliva existen más de 500 servicios diarios de media, de apoyo a tareas de seguridad pública por parte del Ejército, lo que significa que este sexenio concluirá con un total de un millón de servicios.

"El número de eventos donde se verían implicados los militares mexicanos en lo que se refiere a violación a Derechos Humanos es sumamente bajo en comparación con el número de elementos que hay, unos 50.000 militares de las tres Fuerzas Armadas", comenta Oliva.

Por su parte, los 12.000 militares remitidos en la última década permanecen en tres prisiones del país. El 73 por ciento se encuentra en la cárcel de la Región Militar I en Ciudad de México, a la que le sigue la prisión de la Región Militar III en Mazatlán, Sinaloa. En cuanto a la prisión de la V Región Militar en Zapopan, en Jalisco, solamente alberga el 1 por ciento del total de militares remitidos.

En lo que respecta a los altos mandos sentenciados, estos se encuentran en la prisión del Campo Militar Número 1, una cárcel de máxima seguridad en la instalación militar más grande del país, situada en Ciudad de México.

En el caso de los altos mandos, uno de los ejemplos más conocidos del mundo es el del general Manuel Barragán, sentenciado a 16 años y medio de prisión con el pago de una multa de 19.120 pesos –más de 900 dólares–.

La pena fue impuesta por el segundo consejo de guerra de justicia militar por delitos contra la salud en grado de tentativa y abuso de autoridad, más la baja definitiva del Ejército Mexicano.

Delitos más comunes

La Sedena tiene constancia de 148 casos de militares juzgados por delitos de fuero federal y otros 303 por ilícitos comunes. Según el informe, los delitos más comunes son el abandono del servicio, el abandono del mando, la insubordinación, el abuso de la autoridad, la desobediencia, el robo, la deserción, la administración fraudulenta, el daño a la propiedad ajena, las lesiones culposas y agravadas.

Sin embargo, según el delegado de la Asociación Internacional de Justicias Militares, Alejandro Carlos Espinoza, el aumento en el número de presos está directamente relacionado con su participación en la lucha contra el narcotráfico.

"En el periodo 2006-2012 parece un tema claramente relacionado con el presidente, encabezando al Ejército involucrándolo en la guerra contra las drogas, y posteriormente en la nueva administración se pasó de un discurso de guerra a una ausencia de discurso", señala.

En cuanto al presupuesto, la Sedena informa de que este ese incrementó en un 251 por ciento en los últimos diez años, pasando de 263.000 a 925.000 pesos –de casi 13.000 a 45.000 dólares–.

Según el abogado defensor de militares, Néstor Troncoso, los tres elementos por los que un soldado está en prisiones pertenecientes al ejército es porque un superior lo ordenó, porque la persona en cuestión es una amenaza o estorbo o porque tiene cuentas pendientes con un alto mando.

Las secuelas psicológicas de la guerra

Durante toda esta década, al menos 305 militares han sido diagnosticados con depresión y ansiedad, mientras que otros ocho se han quitado la vida, los dos últimos en 2016, según reportes oficiales de la Sedena recogidas por el diario Animal Político.

Tal como concluyen estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las labores de "mantenimiento del orden público" exponen a quien las realiza a "eventos traumáticos o violentos", que vuelven sus ocupaciones "intrínsecamente más estresantes" que la media.

La información de la Sedena señala que entre enero de 2007 y julio de 2016 elementos del Ejército han sostenido 3.842 enfrentamientos con "integrantes de la delincuencia organizada"; mismo lapso en el que un total de 214 militares fueron diagnosticados con depresión y otros 91 con ansiedad, todo el marco de la "guerra" contra el narcotráfico.

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Un problema agudizado por el déficit de psiquiatras del que disponen para su recuperación psicológica.

Según la Sedena, el organismo cuenta con 33 médicos especialistas en psiquiatría, distribuidos en las diferentes regiones, que han realizado diversos cursos nacionales e internacionales en intervención de crisis, terapia de procesamiento cognitivo, psicoanálisis, neurociencias, psiquiatría de guerra y tanatología.

Estos médicos atienden a cerca de 800.000 militares en activo y retirados, así como a sus derechohabientes y pensionados que demandan los servicios de salud mental. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tener a por lo menos nueve psiquiatras por cada 100.000 habitantes; es decir, habría que contratar a 39 nuevos médicos psiquiatras, más del 100%.

La guerra contra el narcotráfico fue una medida decretada por el expresidente de México Felipe Calderón Hinojosa en diciembre de 2006 que ha dejado un saldo de 12.043 militares presos en cárceles del ejército, con una media de 1.200 por año, según revela un informe de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenido por el diario mexicano El Universal.

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