Las urnas se abrirán entre el 23 y el 26 de mayo en los veintiocho países de la UE –Reino Unido incluido– para elegir la futura composición del Parlamento Europeo, en unas elecciones que tendrán también lectura nacional en todos los países y que servirán para que los grandes partidos midan fuerzas de cara a próximas citas.
Países Bajos y Reino Unido serán los primeros países en ser llamados a votar, este último a pesar de que está inmerso en un proceso de salida de la UE que teóricamente debía haber terminado a finales de marzo. Los sucesivos aplazamientos del BrexitBrexit –ahora hasta finales de octubre– han obligado a las autoridades británicas a convocar a regañadientes las elecciones.
El caos político en que vive sumido Reino Unido se plasma también en los sondeos, que dan como favorito para estas elecciones al Partido del BrexitBrexit, fundado por el euroescéptico Nigel Farage, un veterano de la Eurocámara que parece dispuesto a capitalizar el malestar hacia conservadores y laboristas por no haber sido capaces de sacar adelante un acuerdo.
El Partido del Brexit supera en algunas encuestas el 30% en intención de voto e iguala lo que sumarían juntos los laboristas, que quedarían segundos, y los conservadores, que caerían a la cuarta plaza por detrás de los liberaldemócratas. El Gobierno de Theresa May sufriría, de confirmarse estos datos, un golpe electoral sin precedentes en la historia moderna en Reino Unido. En escena ha entrado, además, Change UK, un partido que aglutina a disidentes laboristas y conservadores y que podría obtener representación en el Parlamento Europeo.
La ultraderecha en Francia e Italia
Al otro lado del Canal de la Mancha, en Francia, las elecciones europeas están llamadas a ser un nuevo pulso entre La República en Marcha (LREM) de Emmanuel Macron y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. Las encuestas, que en un principio daban como favorita a la formación ultraderechista, se inclinan ahora alternativamente a ambos lados de la balanza.
Los dos partidos rondan el 22% en intención de voto, aunque Le Pen confía en repetir la victoria lograda en 2014, cuando Los Republicanos (LR) –entonces bajo el nombre de Unión por un Movimiento Popular (UMP)– y el Partido Socialista (PS) eran los rivales a batir. Los Republicanos se mueven ahora en torno al 12%, pero el PS ha quedado relegado a la irrelevancia política, con una intención de voto inferior al 6%.
En Italia, la inminencia de las elecciones europeas ha agudizado el nerviosismo en el seno de la coalición gobernante que comparten la Liga de Matteo Salvini y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Luigi Di Maio. Condenados a entenderse tras las elecciones de 2018, han vuelto a marcar distancias en las últimas semanas aun a costa de la estabilidad gubernamental.
Salvini ha pasado de ser la muleta de Silvio Berlusconi en el espectro del centro-derecha al rival más fuerte, gracias a un discurso sin ambajes que, a golpe de polémicas, le ha aupado por encima del 30% en los sondeos. El líder ultraderechista se ha implicado activamente en la campaña promoviendo una alianza paneuropea con la que quiere aunar a partidos ultraderechistas.
La Liga tiene a priori garantizada la victoria frente al M5S y el Partido Democrático, que rivalizarían por la segunda plaza. Para Forza Italia, cuarto en las encuestas, las elecciones supondrán la vuelta a un cargo público –a sus 82 años y tras un reciente ingreso hospitalario– del exprimer ministro Silvio Berlusconi, cabeza de lista e inhabilitado judicialmente para anteriores citas.
Las últimas europeas de Merkel
Para Angela Merkel las inminentes elecciones serán las últimas europeas que vivirá como canciller, en la medida en que ya ha anunciado que dejará el cargo una vez concluya su actual mandato en 2021. Salvo sorpresas, la alianza entre su partido (CDU) y su socio bávaro (CSU) sumará una nueva –y relativamente cómoda– victoria.
Los Verdes aspiran a arrebatar el segundo puesto a un Partido Social Demócrata (SPD) en horas bajas, mientras que la cuarta posición estaría reservada a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Un resultado mejor del esperado por parte de la AfD o un desplome del SPD podría poner en riesgo la estabilidad de la actual 'gran coalición' y provocar la salida adelantada de una Merkel que ya se ha descartado para puestos de responsabilidad en Europa.
Para Bélgica, por su parte, la de este domingo será una cita doble, ya que coincidirán también las elecciones generales. El Gobierno belga, liderado por Charles Michel, lleva en funciones desde enero, tras la crisis que supuso la salida de los secesionistas flamencos (NV-A), favoritos ahora en todos los sondeos.
En el caso de Dinamarca, las europeas serán la primera fase de un combate electoral que tendrá su gran cita el 5 de junio, fecha de las legislativas danesas. Los sondeos pronostican que la coalición de centro-derecha de Lars Lokke Rasmussen perderá entonces el poder frente un bloque de centro-izquierda liderado por el Partido Social Demócrata de Mette Frederiksen.
Grecia y Portugal también celebrarán elecciones antes de que acabe el año, con posibles resultados dispares para sus respectivos partidos de gobierno. Así, mientras que el Partido Socialista portugués, con António Costa al frente, encabeza los sondeos para las elecciones europeas y también para las legislativas del 6 de octubre, por delante del Partido Social Demócrata (PSD), a la Syriza de Alexis Tsipras las encuestas le pronostican dos derrotas seguidas frente al conservador Nueva Democracia.
Las ovejas negras de Europa
Para el futuro de la UE también podrían ser clave los resultados que obtengan los partidos gobernantes en Hungría, Rumanía y Polonia, tres países a los que Bruselas ha recriminado públicamente una serie de reformas que consideran cuanto menos contrarias a la idiosincrasia comunitaria en materia, por ejemplo, de lucha contra la corrupción o separación de poderes.
Quien mejor parece tenerlo es el primer ministro húngaro, Viktor Orban, un socio incómodo dentro del Partido Popular Europeo (PPE) y que, a falta de ver en qué grupo termina integrándose en la Eurocámara, tiene garantizada una holgada victoria –las encuestas reflejan una intención de voto de más del 50%– en las elecciones europeas.
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En Rumanía, la victoria podría caer del lado del gobernante Partido Socialdemócrata o del opositor Partido Nacional Liberal, igualados en los sondeos, mientras que en Polonia la Coalición Europea constituida por cinco formaciones opositoras aspira a poner fin al dominio del partido nacionalista Ley y Justicia (PiS), al que recriminan su distanciamiento del bloque comunitario.
El PiS polaco figura diez puntos por detrás del bloque opositor para las elecciones europeas, según un sondeo publicado esta misma semana, pero por ahora se mantiene como favorito para las generales que tendrán lugar el próximo otoño, a la espera de ver cómo se reconfigura la oposición durante los próximos meses.
Las urnas se abrirán entre el 23 y el 26 de mayo en los veintiocho países de la UE –Reino Unido incluido– para elegir la futura composición del Parlamento Europeo, en unas elecciones que tendrán también lectura nacional en todos los países y que servirán para que los grandes partidos midan fuerzas de cara a próximas citas.