En diciembre de 2024, los camiones circulan por las estribaciones del Himalaya, en el norte de la India. Allí, a siete horas en coche al noroeste de Delhi, en la provincia de Himachal Pradesh, se está construyendo un centro sanitario y, al lado, el contratista de defensa indio SMPP está levantando una de las mayores plantas de municiones del país. El emplazamiento es una de las últimas pistas sobre la expansión mundial del gigante armamentístico alemán Rheinmetall, que a menudo tiene lugar lejos de los focos.
Dos años antes, en septiembre de 2022, una pequeña delegación de Rheinmetall llegó a la India. Su objetivo: cerrar un acuerdo con el gobierno provincial y SMPP. Se suponía que el viaje no iba a acaparar grandes titulares. Sólo algunos periódicos locales publicaron reportajes. En las fotos se veía a un alegre directivo de Rheinmetall con un sombrero tradicional y entregando un ramo de flores al representante del gobierno. La misión fue un éxito. “Estas empresas van a instalar una planta en Nalagarh para la fabricación de material de defensa”, rezaba un breve comunicado de prensa del gobierno de Himachal Pradesh.
El acuerdo marco entre el grupo Rheinmetall y SMPP para la construcción de la planta de municiones entró en vigor el año pasado. Este mes de octubre, SMPP firmó otros dos acuerdos con una filial de Rheinmetall para el “diseño, instalación y puesta en marcha” de instalaciones para probar y fabricar municiones en el emplazamiento. Así consta en un documento que SMPP presentó recientemente ante las autoridades bursátiles del país. En él, la empresa también afirma que ya se ha firmado un contrato con un “país extranjero amigo” para el suministro de munición de 155 milímetros (mm).
Los comunicados de prensa del grupo Rheinmetall no mencionan el acuerdo indio. En cambio, en esas semanas la empresa informó de que había entregado nuevas unidades móviles de defensa antiaérea a Dinamarca, un “renombrado cliente de la OTAN”, y que está participando en un canje de deuda por deuda a favor de Ucrania. El grupo se anuncia confiado con el lema “Asumir la responsabilidad en un mundo cambiante”.
El poco conocido acuerdo con el socio indio no es un caso aislado. Forma parte de una “estrategia de internacionalización” firmemente calculada, una visión que el CEO de Rheinmetall, Armin Papperger, ha puesto en práctica durante la última década. En el último año, periodistas de Investigate Europe hablaron con docenas de personas con información privilegiada, antiguos empleados de alto rango de Rheinmetall, analistas y políticos de los países afectados. Además, obtuvieron miles de páginas de documentos públicos y confidenciales. En conjunto, estas conversaciones y documentos dibujan el panorama de un discreto negocio de exportación en el que ciertos clientes de Rheinmetall permanecen en la sombra. Entre los clientes conocidos se encuentran Estados vinculados a amplias violaciones de los derechos humanos o que suministran munición a Rusia.
infoLibre publica en exclusiva en España esta información del consorcio periodístico europeo Investigate Europe.
Filial en Sudáfrica, laguna legal en Alemania
Sin que el Gobierno alemán pueda tomar medidas al respecto, Rheinmetall elude hábilmente la normativa alemana sobre exportación de armas gracias a una filial sudafricana.
Todo empezó en 2008, cuando Rheinmetall adquirió una participación mayoritaria en la sudafricana Denel Munitions. En una entrevista con Investigate Europe, un antiguo directivo de Rheinmetall Denel Munition (RDM) destacó la importancia estratégica de la empresa conjunta: “Rheinmetall estaba invirtiendo en una empresa en quiebra financiera, pero técnicamente Denel Munitions tenía un enorme potencial. A partir de ese momento, Rheinmetall tenía la oportunidad de disponer en la propia empresa de capacidades técnicas que podían utilizarse para exportar a todo el mundo”. Y el grupo hizo precisamente eso. En los años siguientes, suministró desde Sudáfrica a clientes de todo el mundo fabricas para producir municiones.
El alcance de las exportaciones desde Sudáfrica sólo puede estimarse. El grupo se negó a facilitar información cuando Investigate Europe se lo solicitó, alegando que estaba “legalmente obligada” a mantener una “estricta confidencialidad sobre posibles relaciones con clientes o las ventas específicas por países asociadas”.
En 2017, sin embargo, un importante directivo de Rheinmetall dijo con motivo de la venta de una planta de llenado de carcasas de munición: “Es una de las 39 instalaciones similares que RDM ha producido en todo el mundo”.
Los destinatarios de estas fábricas pueden producir proyectiles de forma independiente y exportarlos sin ningún control del destino final de la munición. Entre ellos se encuentran numerosos países no pertenecientes a la OTAN. Según anteriores informes e investigaciones de los medios de comunicación, Rheinmetall habría exportado maquinaria de producción de munición a Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.
Otro cliente que ha pasado desapercibido es Indonesia. Aunque parece que no se cerró ningún acuerdo importante con el fabricante estatal de armas indonesio –a pesar de varios intentos en ese sentido–, Investigate Europe encontró documentos que demostraban que RDM había exportado maquinaria específicamente para la producción de munición.
Otfried Nassauer, un experto alemán que pasó años investigando las prácticas de Rheinmetall, señaló ya en 2016 que “la disposición de la dirección del grupo a suministrar munición incluso a naciones en guerra, y a Estados que desprecian flagrantemente los derechos humanos, es un requisito previo esencial para el éxito económico del negocio de munición de Rheinmetall”.
Sin control público sobre el país de destino
Cuando exporta fábricas a la India o a otros países, RDM incluye una cláusula de exclusividad que obliga a los destinatarios a comprar productos de Rheinmetall, lo que “captura a los clientes para su gama de productos”, explicó el antiguo responsable en Sudáfrica. El negocio es así aún más lucrativo. La compañía no respondió a una pregunta sobre la existencia de esa cláusula de exclusividad en los contratos.
Rheinmetall es una empresa alemana que posee la mayoría en RDM, pero el control de las leyes alemanas y europeas sobre dónde acabará algún día la munición producida por ejemplo por la india SMPP es limitado. Los gobiernos sudafricanos podrían influir en la decisión sobre posibles exportaciones de munición, cuando la propiedad intelectual está en manos de RDM. Es significativo que India no haya firmado el Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, que obliga a los Estados a no suministrar munición a países que violen los derechos humanos o cometan crímenes de guerra. Según el medio Firstpost, India exportó recientemente a Rusia armas por valor de 4.000 millones de dólares.
“India se esfuerza por convertirse en un gran exportador de armas y mantiene estrechas relaciones con Rusia, por ejemplo”, afirma Frank Slijper, que investiga el comercio de armas para la organización pacifista holandesa Pax. “Por tanto, Rheinmetall debería aclarar urgentemente cómo garantiza que no es cómplice de suministrar munición no sólo a Ucrania, sino también a Rusia”.
Un portavoz de Rheinmetall afirmó que cada entrega de material de defensa está sujeta a “estrictas normativas nacionales de exportación” y a “declaraciones de uso final y su control por parte de las autoridades pertinentes”.
La realidad es que las exportación de maquinaria de Rheinmetall realizada desde Sudáfrica no está controlada por las autoridades europeas. En Alemania, la Ley de Comercio Exterior y Pagos regula que todos los bienes utilizados para el desarrollo o la producción de municiones están sujetos a la aprobación de la Oficina Federal de Asuntos Económicos y Control de las Exportaciones (BAFA). Sin embargo, esta ley sólo se aplica a las sociedades de Rheinmetall con sede en Alemania. Las entidades en el extranjero no se ven afectadas, siempre y cuando sean titulares de la propiedad intelectual. Este parece ser el caso de Sudáfrica, como confirmó el antiguo director de RDM. En otras palabras: las exportaciones de RDM desde Sudáfrica no están reguladas por la legislación alemana.
Esta laguna legal podría cerrarse fácilmente, critica Alexander Lurz, que lleva años investigando sobre la exportación de armas para Greenpeace Alemania. “El gobierno de coalición había prometido una ley de control de las exportaciones de armas que podría haber incluido una reserva de aprobación para adquisiciones, empresas conjuntas e inversiones en el extranjero”, indicó Lurz en una entrevista con Investigate Europe. Tras el ataque ruso a Ucrania, esto “cayó en el olvido víctima de la nueva relación acogedora con la industria armamentística”.
Un negocio disparado
La expansión del negocio de Rheinmetall por todo el mundo es una estrategia diseñada en gran parte por una persona: Armin Papperger, el consejero delegado de la compañía desde 2013.
Rheinmetall AG, que este año cumple 135 años, se fundó para suministrar munición al Imperio Alemán. No en vano, las dos guerras mundiales fueron los periodos de mayor éxito en la historia de la empresa. Después de 1945, la producción de armas quedó prohibida para las empresas alemanas. Pero cuando en 1956 se puso en marcha un nuevo programa de producción de tecnología de defensa, Rheinmetall volvió a producir ametralladoras, cañones automáticos y munición.
Cuando el ingeniero Armin Papperger comenzó a trabajar en la compañía en 1990, Rheinmetall estaba formada por dos ramas: automoción y defensa. Papperger se incorporó a esta última y asumió la dirección del negocio de armas y municiones en 2007. Un año después, apostó por la compra decisiva de la empresa estatal sudafricana Denel Munitions. El propio Papperger rara vez aparece en relación con la empresa. Sin embargo, entre bastidores, la filial se convirtió en un engranaje central de su plan para atraer a nuevos clientes más allá de Europa y la OTAN.
En 2014, Papperger esbozó su estrategia para la empresa al presentar el informe anual a los accionistas. “Vemos un potencial particular en mercados fuera de Europa, como en la región de Oriente Medio y Norte de África, Asia y Australia”, decía el informe. En los años siguientes, Rheinmetall amplió su negocio a Qatar, Arabia Saudí y Australia, entre otros países. En 2020, una cuarta parte de las ventas de armas y municiones de Rheinmetall se realizaron en “Asia y Oriente Próximo”.
Para los accionistas, la estrategia de Papperger fue un éxito. Cuando asumió el cargo en 2013, la cotización de las acciones de la multinacional rondaba los 45 euros. A finales de 2021, el precio había subido a unos 83 euros. Este aumento se debe en gran parte al éxito del negocio de armas y municiones, que, poco antes del ataque ruso a Ucrania, representaba alrededor del 40% del beneficio operativo total de Rheinmetall.
Desde el inicio de la invasión rusa en la primavera de 2022, el valor de las acciones de Rheinmetall se ha multiplicado. En marzo de 2023, la empresa entró a formar parte del índice DAX, que incluye a las 40 mayores empresas de Alemania en la Bolsa de Fráncfort. A principios de diciembre de este año, el precio de la acción superaba los 650 euros. La imagen pública de la industria de defensa y de la empresa también ha cambiado. Desde este verano, Rheinmetall es patrocinador del club de fútbol de la Bundesliga Borussia Dortmund.
"Los factores éticos son irrelevantes"
Pero este éxito tiene otra cara. Los periodistas documentaron cómo Arabia Saudí lanzaba bombas sobre objetivos civiles en Yemen que se fabricaban en la planta de Rheinmetall en la isla italiana de Cerdeña. En ese momento, la empresa aseguró que sus filiales cumplen con el “estricto marco legal” de los países donde tienen su sede, pero no ofreció más información por las consabidas “razones contractuales” de confidencialidad.
RDM, la filial sudafricana, también ha sido acusada de suministrar a países de dudosa reputación en el campo del respeto a los derechos humanos. Los críticos sostienen que esto se debe en parte a una normativa mal aplicada. Durante años, Andrew Feinstein, antiguo miembro del Parlamento sudafricano, ha criticado duramente las exportaciones de armas del país. “Creo que hay tan poco control que los factores éticos son prácticamente irrelevantes”, sostiene.
En su conversación con Investigate Europe, el ex directivo de RDM admitió que las normas de exportación rara vez preocupaban a la empresa. “Si un país estaba bajo embargo de la ONU, Sudáfrica no exportaba allí, pero no había problema con cualquier otro país”.
A veces el gobierno sudafricano ni siquiera sabía adónde enviaba RDM sus productos. A pesar de que la empresa estatal Denel aún posee el 49% que no está en manos alemanas, en 2016 RDM entregó una fábrica a Arabia Saudí aparentemente sin obtener la aprobación del Estado sudafricano. A preguntas de los parlamentarios, el ministro de Empresas Públicas tuvo que admitir que el Gobierno no tenía ni voz ni voto en el acuerdo. Tampoco se les informó de dónde acabaría la munición producida en Arabia Saudí. El ministro se limitó a decir que Denel “no estaba al corriente de la información”.
Otro ejemplo de que Rheinmetall no duda en hacer negocios con Estados acusados de violar los derechos humanos se vio en Indonesia. Allí, RDM realiza negocios con la empresa estatal PT Pindad. En 2019 la filial sudafricana de Rheinmetall le entregó múltiples productos para la fabricación de munición. Entre ellos, pólvora propulsora, componentes de munición de calibre 40 mm, espoletas y maquinaria de producción. PT Pindad no respondió a las preguntas de los periodistas.
El bollante negocio en Europa
La situación es diferente en el caso de las fábricas de munición que el grupo está construyendo en Europa y presentando con orgullo al público, se supone que estas fábricas producirán algún día munición que hará que Europa sea defendible.
En España, Rheinmetall completó en el verano de 2023 la compra de Expal Systems. La compañía alemana desveló que el precio de adquisición había sido de 1.200 millones de euros y que la operación le permitía reforzar "su posición como uno de los principales proveedores de las fuerzas de la OTAN, además de aumentar sus propias capacidades de producción, en particular, en las áreas de la munición de artillería, de morteros y de calibre medio". La filial española opera ahora bajo el nombre Rheinmetall Expal Munitions.
En casi ningún otro país europeo están Rheinmetall y el gobierno tan estrechamente entrelazados como en Hungría. Armin Papperger es miembro del consejo asesor de 4iG, una empresa de infotecnología vinculada al gobierno magiar. Y en abril de 2023, Rheinmetall incorporó a su dirección al ex secretario de Estado Gáspár Maróth. Tras pasar años negociando para el Gobierno de Orbán con la industria de defensa, ahora se propone ampliar la presencia de la empresa en Hungría.
Los planes son ambiciosos. Rheinmetall ya ha establecido en Hungría una fábrica para producir carros de combate Lynx, así como una fábrica de radares y misiles. También está construyendo una fábrica de explosivos y municiones. RDM obtuvo el contrato por valor de 192 millones de euros para construir esta planta en un terreno de 150 hectáreas. Una vez terminada, producirá munición de mediano y gran calibre.
Pero, al parecer, esta nueva fábrica no basta para satisfacer la nueva y enorme demanda de munición. Por ello, Rheinmetall tiene previsto construir más fábricas en toda Europa. La rapidez de este proceso se desprende de los informes publicados en los últimos meses. Lo que llama la atención es lo abiertamente que la empresa comunica su expansión en Europa, mientras que sus negocios a través de Sudáfrica rara vez aparecen públicamente.
Un portavoz de la empresa alemana señaló que su “creciente red mundial” permite al grupo “producir para nuestros clientes en función de la demanda, en particular para la Bundeswehr (el Ejército alemán), los países socios de la UE y la OTAN, Ucrania y otras naciones amigas”.
En marzo, Rheinmetall anunció la construcción de una fábrica de pólvora en Rumanía. En julio, se hicieron públicos los planes para construir una fábrica en Ucrania y, en noviembre, se firmó un acuerdo para una planta de producción de municiones en Lituania.
El negocio con las fábricas de municiones está en auge. Por ello, Rheinmetall está ampliando ahora también su negocio en Sudáfrica. A principios de agosto de 2024, el grupo anunció que iba a adquirir una participación mayoritaria en Resonant Holdings. La empresa sudafricana, que cuenta con unos 150 empleados, está especializada en plantas de producción de explosivos. En el futuro, es probable que la empresa alemana suministre a más fábricas de municiones de todo el mundo a través de Sudáfrica. O como dijo Rheinmetall en un breve comunicado de prensa: “La adquisición prevista de Resonant Holdings subraya el compromiso de Rheinmetall de ampliar sus capacidades tecnológicas y ofrecer a sus socios soluciones de vanguardia”.
Pero mientras tanto, al grupo alemán se le está haciendo evidente que su modelo de negocio sudafricano ya no está exento de problemas. Durante mucho tiempo, a la empresa le sirvió para no tener que enfrentarse a los estrictos controles alemanes de exportación de armas. Ahora se está volviendo en contra de la empresa. A finales de agosto, se supo que se había suspendido un pedido de Rheinmetall a Polonia de munición de 155 mm. ¿El motivo? Las autoridades sudafricanas habían retrasado indefinidamente su decisión sobre la entrega, alegando que la munición podría acabar en manos del ejército ucraniano.
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Con información de Wojciech Ciesla, Neel Madhav, Anand Mangnale, Raymundus Rikang y Amund Trellevik.
Edición: Chris Matthews.
Ilustración: Spoovio / Georgina Choleva.
Este artículo se ha elaborado con el apoyo de Journalismfund Europe.
En diciembre de 2024, los camiones circulan por las estribaciones del Himalaya, en el norte de la India. Allí, a siete horas en coche al noroeste de Delhi, en la provincia de Himachal Pradesh, se está construyendo un centro sanitario y, al lado, el contratista de defensa indio SMPP está levantando una de las mayores plantas de municiones del país. El emplazamiento es una de las últimas pistas sobre la expansión mundial del gigante armamentístico alemán Rheinmetall, que a menudo tiene lugar lejos de los focos.