Una pregunta: "¿Debe el Reino Unido continuar como miembro de la Unión Europea o debe dejar la UE?". Y dos posibles respuestas: permanecer en el club comunitario o romper con Europa. Más de 40 millones de personas están llamadas este jueves a las urnas para decidir cuál será el futuro del tercer contribuyente neto de la UE, sólo por detrás de Alemania y Francia: en el año 2015, aportó el 12,57% del total. En concreto, pueden ejercer su derecho al voto los británicos, irlandeses y ciudadanos de los países de la Commonwealth mayores de 18 años que residan en Reino Unido, los británicos que lleven menos de 15 años viviendo en el extranjero y los territorios ultramar como Gibraltar.
El primer ministro David Cameron prometió la consulta si los conservadores se imponían en las siguientes elecciones, con el objetivo de satisfacer las demandas que se venían haciendo desde el partido euroescéptico UKIP, que se impuso en los comicios europeos de 2014, y desde una parte del propio Partido Conservador. El 7 de mayo de 2015, un 36,9% de los votantes respaldaron a los tories. Algo menos de un año después, en febrero, el primer ministro cumplió con su promesa y convocó la cita con las urnas. Tras más de un mes de campaña, los británicos llegan a un Día D que se extenderá desde las 6.00 de la mañana hasta las 21.00 de la noche. Sin embargo, el primer dibujo fiable sobre el resultado no se tendrá hasta las 03.00 horas del viernes.
¿Quién está a favor y quién en contra del Brexit? ¿Qué resultado pronostican las encuestas? ¿Y las casas de apuestas? ¿Cuáles son las consecuencias económicas para Reino Unido y para Europa? ¿Qué influencia puede tener sobre España la decisión de una salida de la UE? ¿Qué relación podrían mantener, en caso de abandono, con el club comunitario? ¿Qué pasará con el independentismo escocés? infoLibre repasa las principales claves del referéndum.
Stronger In vs Vote Leave
La opción de la permanencia se aglutina alrededor de la campaña Stronger In, en la que están implicados relevantes nombres dentro del mundo de la política, a uno y otro lado del arco parlamentario británico: el ministro de Finanzas, George Osborne; el líder laborista, Jeremy Corbyn; el expremier Gordon Brown; o el actual alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan. A la cabeza de esta opción, el actual primer ministro, que decidió hacer campaña por la permanencia el pasado 20 de febrero, después del acuerdo alcanzado con la Unión Europea que consolidó a Londres con un "estatus especial" dentro de la UE al otorgarle una serie de concesiones simbólicas. El Partido Liberal Demócrata, el Partido Nacional Escocés, el partido Laborista de Irlanda del Norte y Los Verdes también apoyan permanecer en la Unión.
Vote Leave es la campaña oficial a favor de la salida. Aunque también existen otras dos: Leave.EU y Grassroot Out, de menor tamaño que la principal. Dentro de la opción euroescéptica lleva la voz cantante el exalcalde de Londres Boris Johnson, así como el líder del partido antiinmigración UKIP, Nigel Farage. Con ellos, hacen campaña a favor de la salida seis ministros del Ejecutivo de Cameron: Michael Gove (Justicia), Chris Grayling (representante del Gobierno en el Parlamento), Iain Duncan (Trabajo), John Whittingdale (Deportes), Theresa Villiers (Secretaria de Estado en Irlanda del Norte) y Priti Patel (Secretaria de Estado de Empleo. A ellos se unen también los diputados laboristas John Mann y Dennis Skinner.
Sin embargo, la campaña no se ha quedado en casa. La importancia de la consulta ha llevado a líderes internacionales a ambos lados del Atlántico a pronunciarse sobre el polémico Brexit. El presidente de EEUU, Barack Obama, pidió a Reino Unido que permanezca en la UE, argumentando que su pertenencia al bloque europeo ha magnificado su papel internacional. En la misma línea se han pronunciado sus homólogos en Francia y Alemania, François Hollande y Angela Merkel, respectivamente, así como los cuatro candidatos a la presidencia del Gobierno en España. A favor de la salida, por otro lado, se han mostrado la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, o el magnate y candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, Donald Trump.
Las encuestas pronostican un resultado ajustado
Por el momento, las encuestas en Reino Unido pronostican un resultado muy ajustado. De los diez últimos sondeos que se han publicado desde el miércoles 15 de junio al lunes 20, la opción de la permanencia se impone en cinco, el Brexit se pone por delante en cuatro y ambas opciones empatan con un 44% en el que elaboró Opinium el pasado viernes. Atendiendo al promedio de sondeos elaborado por el diario británico Financial Times, la salida de Reino Unido permanece por delante frente a la de continuar en el club comunitario: 45% a 44%, con un porcentaje de indecisos cercano a los once puntos.
Lo cierto es que el asesinato el pasado jueves de la diputada laborista Jo Cox al grito de "¡Muerte a los traidores, libertad para Reino Unido!" ha venido seguido de una mejora de los partidarios de la permanencia en los sondeos publicados desde entonces. De las cinco encuestas que se elaboraron antes de la muerte de la parlamentaria, la opción encabezada por Cameron sólo se imponía en una de ellas. Si se atiende a las cinco posteriores al asesinato, se aprecia una notable diferencia: la opción de continuar con los socios comunitarios se ponía por delante en tres, frente a dos en las que ganaba el Brexit.
El electorado del Partido Conservador es, sin duda, el más fragmentado según las encuestas –48% que apuesta por la salida frente al 44% que quiere la permanencia–. Mientras que la mayoría de los laboristas –64%– y los liberal demócratas –69%–, por su parte, quieren continuar dentro del club comunitario, el electorado del UKIP se muestra como el más euroescéptico –un 90% a favor de romper con la UE–. Por territorios, en Escocia y el sur de Gran Bretaña las encuestas dan a la opción de la permanencia la victoria, mientras que en el norte de Gran Bretaña y Gales los votantes prefieren el Brexit, según los sondeos. Finalmente, el leave también es la opción preferida de los mayores y las clases sociales con menores ingresos, mientras que los jóvenes y aquellas personas con ingresos elevados se muestran a favor de la continuidad.
También las casas de apuestas rentabilizan el referéndum de este jueves. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con las firmas demoscópicas, en el caso de jugarse dinero la opción preferida es la de la continuidad: se paga a 1,25 por euro apostado, mientras que el premio si apuestas por la opción de salir del club comunitario asciende a 4 euros por euro apostado. En este sentido, el cálculo hecho por Ladbrokers otorga al Brexit una posibilidad de imponerse este jueves del 24%, frente al 76% que da a la opción encabezada por el premier británicopremier.
Las consecuencias de una salida
Si bien la salida de Reino Unido podría tener consecuencias políticas dentro de la UE –el proyecto europeo sería puesto en cuestión con una salida de esta envergadura–, una de las principales líneas de debate sobre el referéndum ha girado en torno a las consecuencias económicas que un posible Brexit podría tener tanto para Reino Unido como para la Unión Europea. Por ello, durante el último mes de campaña han sido frecuentes las intervenciones recordando los peligros para la economía comunitaria y británica que tendría una salida del tercer mayor contribuyente neto de la UE. "Tendré que subir mucho las cargas impositivas o recortaros en servicios públicos como educación, sanidad o el presupuesto de Defensa", advirtió el ministro de Finanzas, George Osborne. Un ajuste que cifró en 30.000 millones de libras –38.000 millones de euros–.
Advertencias también procedentes de organismos internacionales como el Banco Central Europeo (BCE), la Organización para la Cooperación, el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). "Un Brexit podría acarrear un grave daño regional y global al afectar a las relaciones comerciales establecidas", advirtió en su momento Maurice Obstfeld, economista del FMI. La directora, Christine Lagarde, también ha alertado en repetidas ocasiones que la ruptura supone un "riesgo importante" para la economía mundial. Mientras tanto, desde el Banco Central Europeo tratan de imponer una sensación de tranquilidad. Así, el director del BCE, Mario Draghi, aseguró durante la Comisión de Asuntos Económicos y Financieros del Parlamento Europeo que están preparados "para todas las emergencias tras el referéndum".
Lo cierto es que el Reino Unido y la UE mantienen unas relaciones económicas muy estrechas. Además de ser el tercer país que más aporta al fondo comunitario, la Unión Europea recoge un 44,6% de las exportaciones totales del archipiélago, mientras que las que se hacen desde otros Estados miembro a suelo británico sólo suponen un 10% de las totales. "En el plano comercial, sufrirá más que el conjunto de la UE con su salida", señalan desde Analistas Financieros Internacionales en su informe Brexit: el próximo reto para la Unión Europea. En el mismo texto, también se pone de relieve que la UE supone el 46% del total de la inversión directa extranjera en el Reino Unido y hacen hincapié en las conexiones financieras: "en el tercer trimestre de 2015, los bancos europeos tenían un total de 1,63 billones de dólares "en derechos de crédito sobre contrapartes británicas". Una de las preocupaciones principales es que la cotización de la libra se desplome y la reacción que se produzca sobre los mercados.
La influencia directa sobre España
En España, el referéndum sobre el Brexit apareció durante el último tramo de la campaña electoral. Sin embargo, la coincidencia de los cuatro principales partidos sobre este tema hizo que prácticamente no se convirtiese en objeto de debate. "Si yo tuviera que votar en el Reino Unido el próximo 23-J votaría por el sí a permanecer en Europa", señaló Pedro Sánchez durante el debate a cuatro. Le siguió Pablo Iglesias: "Somos el único partido que ha estado en Reino Unido haciendo campaña. (...) pidiendo el sí a que siga en la UE". Durante los siguientes días dieron su punto de vista Mariano Rajoy por parte del PP y Albert Rivera por parte de Ciudadanos. "El viernes puede haber un golpe tremendo en los mercados porque genera desconfianza", dijo el presidente en funciones. En clave política, los expertos señalan que un resultado rupturista a tres días de las generales en España podría beneficiar al partido en el Gobierno.
Pero, ¿qué consecuencias puede tener la victoria del Brexit sobre la economía española? En primer lugar, Reino Unido es un mercado importante para España. Desde hace diez años, nuestro país registra un superávit comercial –1,1% del PIB español en 2014– con las islas británicas, tanto en productos como en servicios. Además, es el quinto destino más importante para las exportaciones españolas de bienes y servicios –por detrás de Francia, Alemania, Portugal e Italia–, suponiendo en torno a un 6,9% del total, y el sexto mayor proveedor de nuestro país, siendo el origen del 4,3% de las importaciones españolas. Del total de bienes que España exporta a los británicos, un 30% son productos relacionados con el transporte; un 12% corresponde a máquinas; un 10% son bienes vegetales; un 8,3% son productos químicos y un 7,2% son productos alimenticios, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OIC) recogidos por Afi.
Reino Unido, además, es el principal destino de la inversión directa española en el extranjero, con un 14% del total en el año 2013, alcanzando en esa fecha los 48.000 millones de euros. Según los datos recogidos en el informe de Afi, esta se concentró principalmente en el sector financiero, de telecomunicaciones y de abastecimiento energético, con un 35% (16.600 millones de euros), 32% (15.200 millones de euros) y 15% (7.300 millones de euros), respectivamente. Así, una salida de la UE podría afectar a grandes empresas españolas: Santander (con su filial Santander UK) y Sabadell (propietario de TSB); Iberdrola, que adquirió ScottishPower en 2007 y prevé invertir 8.400 millones de euros en el país entre 2016 y 2020; Telefónica, cuya filial británica, O2, podría perder potencial de venta; o Ferrovial, con importantes intereses económicos en las islas.
Las posibles relaciones tras un Brexit
Los politólogos y economistas, preguntados por las consecuencias de la victoria euroescéptica este jueves, son cautos y condicionan sus declaraciones al modelo de relación que se consolide entre la UE y el Reino Unido si saliese victoriosa la opción de abandonar el club. "Los costes (...) dependerían de cómo se configurasen el comercio y el resto de conexiones mutuas", señalan desde Analistas Financieros Internacionales en su informe. Pero, ¿cuáles podrían ser estos escenarios?
En este sentido, el documento de Afi recoge cuatro posibilidades: un modelo como el noruego, que "permitiría al Reino Unido tener acceso al mercado común y tener libertad para establecer acuerdos de libre comercio", pero respetando la normativa y estándares comunitarios y contribuyendo al presupuesto de la UE; un acuerdo bilateral como en el caso suizo, que permitiría al país "mantener acceso al mercado común" en aquellas áreas en las que acepte la regulación europea; acuerdos puntuales de libre comercio por sectores, lo que permitiría a Reino Unido evitar plegarse a la normativa comunitaria; o cláusula de la nación más favorecida, buscando una independencia total de la UE y "aplicando los aranceles propios de la Organización Mundial del Comercio".
Sin embargo, a sólo unas horas de que se abran las urnas, el presidente de la Comisión Europea se ha pronunciado de forma tajante en este sentido, asegurando que no habrá nueva negociación con las islas porque el país ya ha conseguido "lo máximo" de la Unión Europea: "Los electores deben saber que no habrá renegociación. Hemos firmado un acuerdo con el primer ministro David Cameron y ha obtenido lo máximo posible. Hemos dado lo máximo que podíamos dar", señaló Jean-Claude Juncker en referencia al acuerdo al que se llegó tras una jornada maratoniana de conversaciones en febrero. Y concluyó con contundencia: "No habrá renegociación ni sobre el acuerdo de febrero ni en el contexto de renegociaciones de los Tratados. La salida es la salida".
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La independencia de Escocia
Otra de las claves de la consulta de este jueves tiene que ver con Escocia. El pasado 9 de junio, el ex primer ministro laborista Tony Blair, que compareció junto a su predecesor tory John Major, jugó en rueda de prensa la carta del independentismo y alertó de que si se imponía la opción euroescéptica en las urnas el Reino Unido podría terminar desgajándose. "La dura verdad es que la propia unidad del Reino Unido estará en la papeleta de dentro de dos semanas", aseguró Blair, que añadió que si en Escocia se impone la continuidad y en el conjunto de Gran Bretaña el Brexit, "un segundo referéndum será políticamente irresistible". Un territorio donde, según las últimas encuestas, la opción de la permanencia aventajaría a la de la salida en más de 24 puntos, lo que evidencia el europeísmo que impera en el país.
El argumento de la permanencia en la Unión Europea fue el utilizado en 2014 por Bruselas y Londres para alertar a los escoceses de las consecuencias que tendría su independencia y la imposibilidad de continuar dentro del club comunitario si no lo hacían de la mano del resto de Reino Unido. Pareció pesar en la decisión final de los votantes: el "no" a la salida se impuso finalmente al "sí" por un 55,3% frente a un 44,7%, a pesar de que los sondeos dieron hasta última hora resultados a favor de la independencia. Algo menos de dos años después, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, avisa a escasas horas del referéndum: si gana el Brexit, es "vital" que la voz de los escoceses "sea escuchada directamente, que Escocia hable directamente con sus aliados europeos sobre cómo proteger su lugar en Europa y el mercado único".
Una pregunta: "¿Debe el Reino Unido continuar como miembro de la Unión Europea o debe dejar la UE?". Y dos posibles respuestas: permanecer en el club comunitario o romper con Europa. Más de 40 millones de personas están llamadas este jueves a las urnas para decidir cuál será el futuro del tercer contribuyente neto de la UE, sólo por detrás de Alemania y Francia: en el año 2015, aportó el 12,57% del total. En concreto, pueden ejercer su derecho al voto los británicos, irlandeses y ciudadanos de los países de la Commonwealth mayores de 18 años que residan en Reino Unido, los británicos que lleven menos de 15 años viviendo en el extranjero y los territorios ultramar como Gibraltar.