El inspector jefe corrupto que permitió la entrada de más de 100.000 kilos de cocaína en España

Una imagen del sumario que muestra a Ignacio T. y a Óscar S.

La investigación de la Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía en coordinación con la Udyco Central en relación con las actividades presuntamente ilícitas desarrolladas por el inspector Óscar S., responsable de la Udef de la Jefatura Superior de Policía de Madrid y que ocultaba 20 millones de euros tras una pared de su domicilio, ha servido para centrar el foco en la figura de Alejandro S., alias El Tigre, tal y como explicó semanas atrás este periódico.

Las propiedades de lujo de este narcotraficante en Dubai fueron descubiertas por infoLibre como parte de la investigación Dubai Unlocked. El Tigre, considerado el mayor narco español del mundo, pagó 1,54 millones por una vivienda en el distrito de Burj Khalifa a Othman El Ballouti, un capo de la Mocro Maffia que fue detenido por la policía de Dubai el pasado diciembre.

Con el avance de las pesquisas, además, ahora se sabe que de las actuaciones clandestinas por parte del inspector (que se halla en prisión desde finales de 2024) se introdujeron en Europa a través de España un mínimo de 100.000 kilos de cocaína, la mayor cantidad de droga jamás atribuida a un narcotraficante en el continente, con mucha diferencia. Esa es la cifra que manejan los mayores expertos antidroga una vez analizados los datos procedentes de la citada investigación, que desvelan que el policía 'metió mano' en al menos 550 contenedores procedentes de Sudamérica en un período de 5 años, desde su llegada a la citada Jefatura Superior. Las investigaciones apuntan, ascendiendo en el escalafón criminal, hacia el nexo del madrileño Alejandro S., afincado en Dubái, con la cúpula del Balkan Cartel, asentada en el propio emirato, propietario último del grueso de los cargamentos de droga.

El policía supuestamente corrupto, que tenía a sus órdenes a tres grupos de investigación (uno centrado en estafas, otro en blanqueo y uno más en anticorrupción), alcanzó ese estatus a mediados de 2020. Desde entonces comenzó con su técnica para permitir el paso de los contenedores cargados de cocaína: la utilización fraudulenta de las bases de datos de inteligencia policial. Óscar S. controló un mínimo de 550 contenedores que, según los cálculos de los investigadores, permitieron la entrada en España de al menos 100.000 kilos de cocaína, que, transformados en dinero, alcanzarían una cifra mínima de 3.000 millones de euros en el mercado ilícito: por establecer una comparación, el triple del presupuesto anual del Real Madrid.

En paralelo a su control sobre los contenedores y para asegurar al resto de personas que, desde España, según la investigación, formaban parte del entramado, el inspector jefe dio de alta como colaboradores bajo su protección a Ignacio T., Juan Ángel C.M. y José Luis L.R.

De entre todas las actuaciones en las que 'metió mano' el inspector jefe investigado surgieron algunos casos en los que la Udyco Central, a través de la Brigada Central de Estupefacientes, consiguió, gracias a sus propios sistemas de investigación, obtener datos acerca de los contenedores a los que pretendía dar salida el corrupto. Eso es lo que ocurrió, por ejemplo, en 2021, con la localización de más de 1.600 kilos dirigidos a una de las empresas controladas por los anteriores 'colaboradores', Trapani Export. La droga venía en un contenedor de piñas. La misma fuente procedente de Colombia que aportó a la Policía los datos del barco en el que llegaba la droga que iba a entrar en España gracias al sistema ideado por el inspector jefe aseguró que detrás del mismo estaba "un español, de nombre Alejandro, conocido con el alias del Tigre, que dirige las operaciones criminales desde Dubái".

Avanzando en el tiempo y llegando a octubre de 2024, cuando se tuvo el conocimiento de la llegada de los 13.062 kilos de cocaína a Algeciras procedentes de Ecuador -en los años anteriores se produjo alguna coincidencia más entre los contenedores vigilados por el inspector corrupto y los que investigó la Udyco, que se saldaron con incautaciones de cocaína-, las personas que iban a recibir la droga (empresarios afincados en Alicante) se pusieron a salvo. El inspector Óscar sabía que la Udyco Central estaba detrás de la investigación, pues él mismo se había introducido en la operación con su modus operandi habitual para manejar esa información. Son las personas que se entregaron la semana pasada en Madrid.

La clave del engranaje empleado por el inspector de la Udef residía precisamente en su conocimiento del sistema: al dar de alta los nombres de sus colaboradores, sus teléfonos y, especialmente, la numeración de los contenedores de la organización para la que trabajaba. De ese modo, si otra unidad policial daba de alta su investigación sobre una de esas personas, teléfonos o contenedores (ahí estaba la clave para los narcos), él tenía conocimiento inmediato de ello, por lo que su gente se ponía a salvo. Y en la mayoría de los casos, conseguía permitir le paso de la cocaína.

Volviendo a la caída de los 13.000 kilos y de la posterior detención del inspector presuntamente corrupto, las pesquisas de Asuntos Internos desvelaron que si bien sabía que otros cuerpos policiales estaban detrás del asunto, no supo que se iba a abrir el contenedor concreto. Y es que la diligencia se hizo gracias a la coordinación internacional entre Ecuador y España a través de la Brigada Central de Estupefacientes. "Yo no sabía ni que estaba propuesto para revisión", se quejó Óscar en comunicaciones intervenidas.

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El inspector jefe que ahora está en prisión, poco después de la caída de la droga, habló con su comisario en Madrid para investigar acerca de lo sucedido. Su superior le indicó que la Udyco obtuvo la autorización por parte de la fiscal jefa antidroga para la entrega controlada del contenedor. Óscar se quejó del sistema utilizado por la Brigada Central de Estupefacientes, que no introdujo la acción en el sistema de coordinación, lo que le dejó ciego ante las personas a las que daba cuenta: los grandes capos de la cocaína. Así cayó todo el sistema, como un castillo de naipes.

En todo ese tiempo, el policía gestionó, junto a personas de su entorno más cercano y también terceros, distintas argucias para blanquear los ingentes beneficios que obtenía por parte de los criminales más poderosos del mundo por sus favores. Los 20 millones emparedados fueron lo más vistoso, pero se localizaron ingresos periódicos en numerosísimas cuentas, inversiones inmobiliaria y una madeja de empresas enfocada a ocultar todo eso dinero. Sin embargo, la desencriptación de las comunicaciones -en este caso, de la app Sky-ECC- sirvió para arrojar toda la luz restante a una investigación histórica.

En paralelo a su control sobre los contenedores y para asegurar al resto de personas que, desde España, según la investigación, formaban parte del entramado, el inspector jefe dio de alta como colaboradores bajo su protección a Ignacio T., Juan Ángel C.M. y José Luis L.R. Al menos los dos primeros realizaban frecuentes viajes a Dubái, presuntamente para dar cuenta de las operaciones a los capos.

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