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André Ventura, el espejo de Vox en Portugal, la emprende con la comunidad gitana en plena pandemia

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Ludovic Lamant (Mediapart)

En plena pandemia de coronavirus, André Ventura no se ha resistido a lanzar una provocación: a primeros de mayo propuso establecer reglas específicas para el confinamiento de la población gitana y llegó a presentar en la Asamblea un plan específico para localizar a esas comunidades y reforzar la presencia policial en sus zonas de asentamiento.

Unos cien militantes, responsables políticos y personalidades de la comunidad gitana han denunciado la “estrategia demagógica y populista” del diputado de Chega! (¡Basta!). La estrella del fútbol portugués Ricardo Quaresma se ha empleado a fondo, indignado, con un post en Facebook como “hombre, gitano y jugador de fútbol”, advirtiendo contra el “populismo racista” de Ventura.

La estigmatización de los gitanos, relacionados con la inseguridad, es la base de la estrategia de Ventura, que comenzó bastante antes de la fundación en 2019 de Chega!, el partido de extrema derecha que está polarizando el debate público portugués. Nacido en 1983 y jurista de formación, primero se presentó en 2017 a las municipales de Loures, una ciudad de las afueras de Lisboa, con las siglas del PSD, el partido de derechas que entonces gobernaba en Portugal. Aquel año ya había iniciado una campaña muy dura contra los inmigrantes, pero no fue elegido.

En vista de que tenía poco margen para progresar en el PSD, Ventura deja el partido. En las elecciones europeas de mayo de 2019 se presenta como candidato por Chega! pero no es elegido, aunque sí en las elecciones legislativas de octubre de ese año. Con poco más de 67.000 votos (1,29%), consigue un escaño en la cámara baja portuguesa (sobre un total de 230 diputados) por la circunscripción de Lisboa.

Su elección quedó eclipsada por la sólida victoria del socialista António Costa, que repite mandato, pero se ha producido un pequeño seísmo en el paisaje político con la elección de Ventura, el primer diputado de extrema derecha desde el regreso de la democracia portuguesa en 1974. Desde el final del salazarismo, el país creía estar inmunizado contra las derivas racistas y pensaba que era una excepción en Europa.

“Ventura ha aprovechado una oportunidad: la victoria de los socialistas se veía venir desde hacía tiempo y el partido de centro-derecha, el PSD, atravesaba por una crisis interna. El electorado de derechas estaba pues más disponible para votar a partidos pequeños”, analiza António Costa Pinto, politólogo de la Universidad de Lisboa. A esto hay que añadir la fórmula electoral por el sistema D'Hondt, que favorece a los pequeños partidos en los centros urbanos como Lisboa y Oporto.

Ventura no debe su fama a la política, sino que el gran público le conoce más como comentarista de fútbol y seguidor del Benfica, el club portugués más popular, en la cadena CMTV. Esta cadena es propiedad de un grupo privado, Cofina, editor del tabloide Correio da Manhà, muy de derechas y muy leído. A finales de 2019, el propietario de Cofina anunció su intención de comprar una de las grandes cadenas privadas del país, la TVI, lo que provocó una gran protesta, y posteriormente dio marcha atrás.

Ventura existe porque los medios han decidido hablar de él. Pero es un oportunista despojado de toda credibilidad”, dice Ana Gomes, una diplomática portuguesa ex diputada socialista. En 2013, Ventura presentó una tesis doctoral en la Universidad de Cork, en Irlanda, en la que arremetía contra el “populismo penal” y la “estigmatización de las minorías”, propuestas totalmente contrarias a las que hoy defiende, él que abogaba el pasado mes de marzo, por ejemplo, por la cadena perpetua para los autores de homicidio. También se ha opuesto al proyecto de ley sobre la eutanasia presentado por los socialistas, cuando decía lo contrario cuando era aún estudiante.

Desde su elección ha destacado por sus enfrentamientos en la Asamblea con el jefe del gobierno, António Costa, pero también por los cara a cara mantenidos con Joacine Katar Moreira, diputada ecologista nacida en Guinea-Bissau, a la que propuso, durante un debate sobre la devolución de obras de arte a las antiguas colonias, que “se vuelva a su país de origen”. “Los seguidores de Chega! buscan atraer a los nostálgicos del imperio portugués y rechazan la pretendida culpabilización relacionada con el pasado colonial”, explica Victor Pereira, historiador especialista en Portugal de la universidad de Pau, en Francia.

Para la profesora de filosofía Luisa Semedo, personalidad de la comunidad portuguesa en Francia, “no es normal dejar que ese partido avance, cuando los partidos racistas y xenófobos están prohibidos por la Constitución surgida de la Revolución de los Claveles, y que nos protege del regreso del fascismo”, insistiendo en que “el tribunal supremo no debería haber validado los estatutos de ese partido en 2019”.

En su primera versión, el programa de Chega!, ultraliberal, proponía también acabar con el salario mínimo y suprimir el Ministerio de Educación con el fin de privatizar la enseñanza. Luego, el partido ha venido atenuando su posición en temas sensibles.

Chega! parece tener seguidores dentro de la gendarmería y de la policía, relacionados con el Movimiento Cero,Movimiento Cero un colectivo que apareció el año pasado como protesta por las condenas a algunos policías por “secuestros violentos” de jóvenes inmigrantes de los suburbios de Lisboa. Se ha creado un grupo en Facebook con el lema “por los policías y por Portugal”, que reclama una valorización del trabajo de las fuerzas del orden.

El pasado mes de marzo Ventura se ha declarado candidato a las elecciones presidenciales de enero de 2021. No tiene ninguna posibilidad de ganar pero será una oportunidad para él, que ahora hace campaña por una “cuarta república” de perfiles aún enigmáticos, de atraer los focos.

Lo que está aún por ver es la cuestión de la financiación de Chega! antes de las elecciones de 2019. “La extrema derecha es una fuerza muy antigua y activa en Portugal, con vínculos en los círculos del dinero, donde les han abierto sus redes”, asegura Ana Gomes. La ex eurodiputada cita a algunos juristas que presentaron a Ventura a algunos empresarios, siguiendo el ejemplo de José Miguel Júdice, fundador del despacho de abogados PLMJ, involucrados en los casos FootLeaks y Luanda Leaks.

El avance de Chega!, que sube en las encuestas (alrededor del 6% antes de la pandemia) está aún por confirmar. A causa de disensos internos, Ventura dimitió a primeros de abril de la presidencia del partido y ha convocado nuevas elecciones para septiembre. Se ha visto en apuros por haberse abstenido durante una votación en la Asamblea sobre el estado de urgencia por el covid-19.

Hasta ahora, el enfado contra la clase política se ha traducido más por una fuerte abstención electoral que por el apoyo a candidatos antisistema. La critica respecto a la UE ha estado monopolizada por los comunistas del PCP, mientras que los discursos anti-inmigración no han conseguido nada en las urnas.

Pero la llegada de Chega! podría cambiar la situación. Aunque habla poco de la UE, Ventura sueña con ser uno de los nuevos protagonistas antisistema surgidos en Europa en estos últimos años, desde Thierry Baudet en los Países Bajos (Forum por la democracia) hasta Santiago Abascal en España (Vox), pasando, por supuesto, por el italiano Matteo Salvini (Liga) que sigue siendo su referente.

“Sería pereza intelectual creer que, de repente, aparece en Portugal la extrema derecha”, advierte Victor Pereira. “Sigue existiendo la idea de que la gente no es racista en Portugal, que la colonización ha traído el mestizaje... Pero ese discurso es una constructo. Desde este punto de vista, Ventura no ha creado el racismo sino que lo ha hecho más visible”.

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Chega! va a obligar a reaccionar a los partidos tradicionales de la derecha, pero también a los de izquierda. “Se ha dado ya el pistoletazo y habrá que acostumbrarse a ello”, afirma el diputado del Bloco de Esquerda Jorge Costa. “Vamos a tener que contar con un partido de extrema derecha en Portugal. Ahora nos toca a nosotros combatirlo”.

Traducción de Miguel López.

Texto original en francés.

En plena pandemia de coronavirus, André Ventura no se ha resistido a lanzar una provocación: a primeros de mayo propuso establecer reglas específicas para el confinamiento de la población gitana y llegó a presentar en la Asamblea un plan específico para localizar a esas comunidades y reforzar la presencia policial en sus zonas de asentamiento.

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