Élodie, representante de la asociación ANV-COP21, megáfono en mano, se felicita: "¡A pesar de la represión y de la prohibición de manifestarse, hemos logrado celebrar esta conferencia de prensa en la zona más protegida del Estado francés"! A los pies de la iglesia de Saint-André de Bayona, unos mil militantes de Alternatiba, de Bizi y de Action non-violente COP21, además de otras organizaciones venidas también a sumarse a la anti-cumbre celebrada a unos 30 kilómetros, rompen a aplausos.
La conferencia de prensa reunió entre otros a Susan George, Jean-François Julliard, de Greenpeace, y Cécile Marchand, de la ANV COP21. Una hora antes habían sido convocados los periodistas a unos cientos de metros. Las tres asociaciones habían sacado para la ocasión siete de los 128 retratos de Emmanuel Macron sustraidos en señal de protesta desde el mes de febrero en ayuntamientos franceses. Estos robos simbólicos han costado a más de 150 activistas enfrentarse a actuaciones judiciales ante los tribunales franceses.
Al contrario que al final de la manifestación de la tarde del sábado en Bayona (leer nuestro artículo aquí), las fuerzas del orden mostraron menor presencia el domingo por la mañana. Caminar por la Pequeña Bayona podía hacerse sin problemas aunque algunos activistas tuvieron que dar pruebas de portarse bien para llegar allí. Además de los siete verdaderos retratos presidenciales había varios retratos falsos, envueltos en papel kraft con y sin eslóganes.
El ambiente era distendido y en las calles llenas de vitrinas protegidas, sonaban cánticos así: “Y 1 y 2 y 3 grados, es un crimen contra la humanidad”. “Estamos más calientes, más calientes, más calientes que el clima”, y también “Todos somos decuelgacuadros”. En la conferencia de prensa, los intervinientes insistieron en el doble lenguaje de Emmanuel Macron sobre el clima. Una vez terminada, los activistas volvieron a envolver los retratos y todo el mundo se dispersó por las calles de Bayona, sin que ninguna intervención policial se lo impidiera.
Casi al mismo tiempo, otro ambiente totalmente diferente rodeaba a los chalecos amarillos reunidos delante del Intermarché [cadena de hipemercados] de la ciudad de Bidart. Eran alrededor de cincuenta y se vieron confinados durante horas en ese lugar por los CRS [policías antidisturbios]. A los periodistas les mantuvieron aparte. Por su parte, Amnestía Internacional denunció el bloqueo y el cacheo a que fueron sometidos sus observadores en un aparcamiento de la ciudad.
En Hendaya, una manifestación trató de llegar al Centro de Retención Administrativa (CRA) de la ciudad, transformado en esta ocasión en prisión provisional para los detenidos durante el evento. Las 250 personas presentes en la manifestación tuvieron pocas oportunidades de hacer algo frente al dispositivo policial.
Unas horas más tarde, Bayona se encontraba de nuevo en estado de sitio. Cuando un grupo antifascista hizo un llamamiento para concentrarse ante el ayuntamiento para exigir la liberación de los cuarenta militantes detenidos y llevados al CRA, los numerosos periodistas presentes se encontraron frente a una fila de guardias móviles y a una barrera anti manifestación. El ambiente era lúgubre, incluso entre los periodistas, que luchaban para convencer a los gendarmes de que les dejaran pasar el puente. La movilización a favor de los detenidos terminaría con cuatro arrestos por una manifestación que no tuvo lugar.
En resumidas cuentas, durante esta anti cumbre del 19 al 25 de agosto, unas 70 personas han sido interrogadas y unas cuarenta llevadas al centro de detención. “Las fuerzas del orden nunca han entrado en su campo, pero hemos puesto en marcha un dispositivo con controles alrededor de la zona y en otros lugares en el País Vasco”, indica simplemente la prefectura de Pirineos Atlánticos.
Los militantes antiglobalización denunciaron sobre todo las prohibiciones administrativas del territorio (IAT) –casi siempre provisionales– ordenadas por el Ministerio del Interior y notificadas solo una vez a las personas afectadas por los controles o interceptadas y en teoría aplicadas a los ciudadanos no residentes en Francia. “Uno de los organizadores de la plataforma G7 EZ! (¡No al G7!), Joseba Álvarez, fue interceptado cerca de Urrugne cuando preparaba la anti G7 desde hacía semanas. Entonces le notificaron que estaba bajo las condiciones IAT del mes de julio, lo mismo que otras 500 personas. Eso le dijeron en la comisaría. Entre ellas había militantes independentistas de País Vasco (español)”, precisa Egoitz Urrutikoetxea, de la fundación política Iratzar, surgida de la izquierda independentista, y miembro de la plataforma organizadora de la anticumbre. Joseba Álvarez fue arrestado a las tres de la mañana del domingo, llevado al CRA de Hendaya y devuelto sobre mediodía a España.
El ciudadano alemán Luke S., que trabaja en Borgoña, conoció una experiencia similar en Saint-Jean de Luz el miércoles 21 de agosto. Ya le fue aplicado una IAT el 9 de agosto por, entre otras razones, “sospechas de comisión de actos violentos durante el G20 de Hamburgo en 2017”. Este activista, que es periodista de una radio alemana comprometida, vio su penalización anulada. “He vuelto a Saint-Jean de Luz pero me presenté en la comisaría de Estrasburgo y les dije que tenía la intención de ir al G7, preguntándoles si seguía vigente la IAT. Me dijeron que no les constaba”.
Interceptado en el momento de bajarse del tren en un andén desierto de Saint-Jean de Luz, Luke S. fue conducido inmediatamente al CRA de Hendaya. Allí permaneció 18 horas para después ser metido en un avión (un jet de 18 plazas en el que iba solo) con destino a Stuttgart. “Utilizan esas IAT en el marco de la ley antiterrorista para limitar la libertad de expresión”, denuncia este alemán, que podrá regresar a Francia a partir del 26 de agosto.
En los calabozos improvisados del CRA, Luke S. se encontró con tres jóvenes alemanes de entre 18 y 22 años, de Nuremberg. Habían sido condenados el viernes 23 de agosto a dos y tres meses de prisión, respectivamente, con prohibición de pisar territorio francés. Interceptados en su coche, la posesión de pasamontañas, de una bomba lacrimógena, de un martillo rompe cristales, de llaves inglesas y de documentos “relativos a la extrema izquierda”, según detalla el fiscal, es lo que les ha llevado a la condena.
Estas detenciones fueron las que, especialmente, llevaron a partir del sábado a los organizadores de las dos plataformas a “revisar” el dispositivo de la manifestación Arco Iris, que inicialmente estaba prevista para el domingo en siete localidades diferentes alrededor de la zona roja y azul ultraprotegida de Biarritz. Estas concentraciones paralizadas trataban de denunciar la prohibición de manifestarse. No habían sido comunicadas a la prefectura.
“Era importante para señalar el estado de sitio, pero las autoridades han impedido toda protesta a base de detenciones preventivas. Tres representantes de la Liga de Derechos Humanos fueron arrestados y han sido interpelados algunos periodistas en Bayona, a los que les han quitado su material. Todo eso nos ha hecho reflexionar y no estábamos preparados para garantizar la seguridad de los militantes”, cuenta Sébastien Bailleul, uno de los portavoces de la plataforma Alternative G7.
El domingo, la cancelación de las concentraciones, poco difundida en redes sociales, provocó la cólera de los manifestantes y algunos acusaban a los organizadores de hacerle el juego al Gobierno. “Nosotros entendemos su decepción, nosotros somos los primeros decepcionados, pero no podíamos correr el riesgo de poner en peligro a los manifestantes cuando veíamos que las fuerzas del orden eran agresivas”, responde Sébastien Bailleul.
Su colega de la plataforma vasca G7 EZ!, añade: “Teníamos un consenso de acción en el País Vasco para responder democráticamente a las fuerzas del orden. Habíamos optado por una estrategia desde la declaración de Arnaga [conclusiones del encuentro internacional sobre el fin de ETA celebrado en Cambo-les-Bains (Francia) en mayo de 2018]. No estamos decepcionados, todas esas detenciones ponen de relieve que el Estado no actúa democráticamente”.
Las plataformas prefieren felicitarse por “el éxito de la anticumbre”. “Hemos contado de media 5.800 personas como asistentes a las conferencias y talleres. Hemos contado hasta 4.000 personas en acampadas”, resume Sébastien Bailleul. El domingo por la mañana había aún allí unas 1.200 personas. En cuanto al G7 oficial, pudo desarrollarse sin contratiempo alguno. Incluso la visita a Espelette por parte de las “primeras damas” sólo fue “adornada” por el despliegue de una banderola entre dos ventanas.
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Traducción de Miguel López.
Aquí puedes leer el texto original en francés:
Élodie, representante de la asociación ANV-COP21, megáfono en mano, se felicita: "¡A pesar de la represión y de la prohibición de manifestarse, hemos logrado celebrar esta conferencia de prensa en la zona más protegida del Estado francés"! A los pies de la iglesia de Saint-André de Bayona, unos mil militantes de Alternatiba, de Bizi y de Action non-violente COP21, además de otras organizaciones venidas también a sumarse a la anti-cumbre celebrada a unos 30 kilómetros, rompen a aplausos.