Colonos israelíes aprovechan la ofensiva sobre Gaza para echar a los palestinos de sus tierras en Cisjordania

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Clothilde Mraffko (Mediapart)

Zanuta, Susya (Cisjordania ocupada) —

Una docena de hombres se afanan en desmantelar una modesta construcción en medio de una aldea desierta en las colinas rocosas del extremo sur de la Cisjordania ocupada. Mohammed al-Tel nació y creció con sus seis hermanos y hermanas en esta pequeña casa, con una vista fantástica de los valles dorados circundantes, que están prácticamente vacíos. En una última humillación, este palestino de 21 años se ve ahora obligado a demolerla por miedo a que se instalen en ella colonos israelíes

La mayoría de los 250 habitantes de su aldea, Zanuta, ya se han marchado; sólo quedan unos pocos hombres, recogiendo sus pertenencias, con el rostro contrito. Desde el 7 de octubre, todas las miradas están puestas los ataques de Hamás en Israel, en el que murieron 1.400 personas, y en la guerra subsiguiente en Gaza, que ya se ha cobrado más de 9.700 vidas palestinas. Los colonos israelíes armados de los alrededores aprovecharon la ocasión para intensificar sus ataques contra Zanuta, amenazando de muerte a varios residentes.  

"No hay palabras para expresar lo que siento. Ni siquiera sabemos adónde ir", murmura Mohammed al-Tel, disgustado. “Hace unos días, sorprendí a mi tío de 60 años sentado en una piedra frente al valle, llorando. ¿Qué puedo hacer? El padre de mi abuelo vivía aquí. Esta guerra ha fortalecido a los colonos. No pensábamos que tomaría tales proporciones, de lo contrario nos habríamos preparado". 

La aldea, un pequeño grupo de casas de construcción ampliadas con lonas y chapas, lleva mucho tiempo amenazada. Su escuela ya ha sido demolida dos veces. A sus habitantes no se les permite construir allí nuevas estructuras: Zanuta se encuentra en la Zona C, un área que representa el 60% de Cisjordania y que está totalmente bajo control administrativo y de seguridad israelí. 

A esta presión de las autoridades israelíes se suma la de los colonos de tres asentamientos situados alrededor de la aldea palestina, todos ellos ilegales según el derecho internacional. El más reciente, Meitarim, una granja y algunas instalaciones, se construyó sin permiso en 2021 en la colina de enfrente. Las autoridades israelíes hicieron la vista gorda. "Ya no sacábamos el ganado, sólo les dábamos de comer y beber. Vivíamos en una jaula", explica Mohammed al-Tel. Los habitantes, que viven de la agricultura y la ganadería, empezaron a endeudarse para comprar forraje. Pero tenían la intención de quedarse, costara lo que costara. 

Incursiones, amenazas y destrucción

Desde el 7 de octubre, las incursiones violentas de los colonos israelíes se han convertido en un hecho casi diario, y los residentes denuncian que han sido golpeados y que han destruido depósitos de agua y paneles solares. A finales de octubre, varios colonos vestidos con uniformes del ejército israelí, entraron en la aldea al atardecer y golpearon al padre de Moaz al-Tel en la cabeza con la culata de su rifle. "Luego le apuntaron a la cara y le dijeron: 'Si no te vas, te matamos'", cuenta su hijo, de 21 años, con cara de cansado, mientras reposa antes de salir a cargar un remolque con unos vecinos. 

"Todos los colonos tienen una M16. Cuando los jóvenes intentan reunirse para defenderse, piden ayuda al ejército", dice Abdelhadi al-Tel, de 26 años. El ataque a una familia el 27 de octubre, sobre la que los colonos arrojaron una granada aturdidora, hizo sonar la alarma. 

Al día siguiente se reunió la comunidad. "Les dije que lo más importante era que resistiéramos y nos quedáramos en nuestra tierra, todos juntos, porque no matarían a cien personas. Entonces uno de los residentes me preguntó: "¿Te harás responsable si matan a mi hijo?", explica Faiz al-Tel, de 45 años, que dirige la comunidad. “Estamos desolados. Los niños están afectados psicológicamente.” La gente de Zanuta está sobre todo sola.  

Faiz al-Tel culpa a la Autoridad Palestina de Ramala, que mantiene su cooperación en materia de seguridad con Israel, y a la falta de firmeza de la comunidad internacional. El ejército israelí no respondió a las preguntas de Mediapart. Los residentes palestinos les acusan de apoyar a los colonos, cuando no les ayudan directamente en sus ataques. 

Trece comunidades borradas del mapa

Desde el 7 de octubre han sido asesinados 154 palestinos en Cisjordania (hasta el mediodía del 6 de noviembre), al menos siete de ellos por los colonos. El 11 de octubre, civiles israelíes atacaron la aldea de Qusra, cerca de Nablús, matando a cuatro palestinos. El 28 de octubre, Bilal Saleh, agricultor de 40 años, fue "asesinado mientras trabajaba en sus olivos", denunció la ONG israelí anti-ocupación B'Tselem. El 30 de octubre, Francia "condenó enérgicamente los ataques de colonos que han provocado la muerte de varios civiles palestinos [...] y la salida forzosa de varias comunidades". 

En menos de un mes, según las cifras recopiladas por B'Tselem, han sido desplazados a la fuerza 874 palestinos, entre ellos 320 menores, como consecuencia de esa violencia, y 13 comunidades, como Zanuta, han sido completamente borradas del mapa. A modo de comparación, en los 21 meses anteriores, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) contabilizó unas 1.105 personas obligadas por los colonos a abandonar sus hogares. Pero el año 2022 se ha caracterizado por un recrudecimiento de los ataques contra palestinos. Después del traslado de la población de la comunidad de Wadi as-Seq el 12 de octubre, la ONG Yesh Din tuiteaba el 18 de octubre: "Con la disculpa de la guerra, Israel está demostrando su deseo de limpiar el Área C de residentes palestinos.”

Ese día, a los palestinos les dieron una hora para evacuar su aldea, situada en las afueras de Ramala, en el centro de la Cisjordania ocupada. Colonos y soldados israelíes detuvieron a tres de ellos, así como a activistas israelíes que habían acudido a apoyarles. Los palestinos declararon al diario israelí Haaretz que habían sido duramente golpeados. A una intentaron violarla. Los agresores también orinaron sobre dos de ellos y les apagaron cigarrillos en el cuerpo. En una foto que circula por las redes sociales se les ve en ropa interior, con los ojos vendados y las manos atadas. El ejército israelí dijo a Haaretz que el comandante de la unidad había sido destituido.  

Desde la primavera de 2022, el ejército israelí está llevando a cabo una sangrienta represión en Cisjordania, tras una serie de atentados en Israel.  Ya han muerto desde principios de año más de 345 palestinos en este territorio ocupado desde 1967. El Estado israelí, mediante demoliciones y confiscaciones de tierras en nombre de objetivos estratégicos, amenaza la presencia palestina en varias zonas de Cisjordania, sobre todo en el sur y en el valle del Jordán. 

La gente puede pensar que se trata sólo de unos cientos de colonos agresivos, pero en realidad, el sistema israelí les concede una impunidad casi total

como responsable de la administración encargada de los territorios palestinos ocupados, el ministro supremacista judío Bezalel Smotrich avanza activamente en su ambición de anexionarse Cisjordania. Hasta ahora, la ayuda de las ONG internacionales que, como en Zanuta, financian varias infraestructuras, ha servido para frenar ese movimiento, al igual que la obstinación de los palestinos por permanecer en sus tierras, a pesar de las difíciles condiciones de vida. 

Los colonos israelíes son uno de los pilares de esta política israelí. Su violencia se ha intensificado en los últimos años, alentada por la era Trump y la llegada de un Gobierno de extrema derecha a Israel. "La gente puede pensar que son solo unos cientos de colonos agresivos, pero en realidad, el sistema israelí les da una impunidad casi total", señala Yehuda Shaul, uno de los fundadores de la ONG de veteranos israelíes Breaking the Silence. “La estrategia más eficaz que utilizan los colonos desde 1967 para apoderarse de tierras es crear granjas salvajes con una familia o unos pocos jóvenes". 

A través de esos "puestos avanzados", como la granja de Meitarim, frente a Zanuta, los colonos se establecen en zonas remotas de Cisjordania, protegidos por el ejército, y refuerzan su presencia en torno a comunidades beduinas aisladas. Dror Etkes, especialista en asentamientos en Cisjordania, calcula que los colonos habían tomado el control de alrededor del 10% de la zona C ya antes del 7 de octubre. 

Desde el comienzo de la guerra, estos civiles israelíes están aún más armados y, sobre todo, ahora están solos contra los palestinos. El grueso del ejército israelí se ha desplegado masivamente en Gaza y en la frontera norte, con lo que las zonas alrededor de los asentamientos en Cisjordania están bajo la vigilancia de los propios colonos, que son reservistas. "Para ellos, esta es la oportunidad perfecta para organizar traslados forzosos. Todos los ojos están puestos en Gaza y ahora son ellos el ejército", comenta Yehuda Shaul. 

"Ahora no podemos distinguir a los colonos de los soldados. Los mismos colonos que antes eran delincuentes y cuyas acciones a veces eran restringidas por los militares, se han convertido ahora en las autoridades", advierte Nasser Nawajah, activista palestino e investigador de B'Tselem, que nos recibe en su casa de Susya, no lejos de Zanuta. Desde el 16 de octubre, todas las entradas a la aldea están bloqueadas por montones de piedras, arrojadas por un colono vecino con una excavadora. Los residentes han sido golpeados y amenazados para que abandonen sus casas en 24 horas. 

Susya, con una población de unos 300 habitantes, dos tercios de los cuales son niños, ya había sido trasladada por la fuerza en 1986, tras la creación del asentamiento israelí del mismo nombre. Desde 2001, los palestinos intentan regularizar su presencia en el lugar, pero hasta ahora en vano. Algunos activistas israelíes han acudido a prestar su apoyo, con la esperanza de que su presencia tenga un efecto disuasorio. 

“Siempre he sido optimista, pero ahora estoy desesperado", dice Nasser Nawajah, cuyo cuñado resultó herido en el estómago por un disparo de un colono en un pueblo cercano. “La situación actual es muy similar a la Nakba de 1948 [el éxodo forzoso de unos 750.000 palestinos cuando se creó Israel - ndr]. La Nakba fue ejecutada por soldados y milicias paramilitares, igual que hoy.”

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Traducción de Miguel López

 

Una docena de hombres se afanan en desmantelar una modesta construcción en medio de una aldea desierta en las colinas rocosas del extremo sur de la Cisjordania ocupada. Mohammed al-Tel nació y creció con sus seis hermanos y hermanas en esta pequeña casa, con una vista fantástica de los valles dorados circundantes, que están prácticamente vacíos. En una última humillación, este palestino de 21 años se ve ahora obligado a demolerla por miedo a que se instalen en ella colonos israelíes

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