El año pasado sonaba un poco a broma el anuncio de que se celebraría en Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, la 28ª Conferencia Internacional sobre el Clima (COP28), uno de los países más contaminantes del mundo. El evento, que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre, estará presidido, irónicamente, por Sultan Ahmed al-Jaber, que es también el propietario de la mayor compañía de petróleo y gas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Para la ciudad-estado que es Dubai, se trata de todo un reconocimiento.
Tras construirse la imagen de capital mundial del entretenimiento −con pistas de esquí en medio del desierto, kilómetros de playas artificiales y Dubailand, un gran parque temático−, el nuevo eje del marketing urbano de Dubai en los últimos quince años ha sido el "desarrollo sostenible" y la "excelencia medioambiental".
Un nuevo y audaz "city branding" para la megalópolis de cristal y hormigón de tres millones de habitantes −solo 10% de nacionales− que, antes del descubrimiento de los yacimientos de petróleo en los años sesenta, no era más que un modesto puerto pesquero.
En la Exposición Universal que se celebró en Dubai en 2021, la ciudad ya había construido toda su comunicación sobre el "cambio verde" de un Estado en el que los recursos petrolíferos están a punto de agotarse. La economía de Dubai ya se basa esencialmente en el turismo y el sector inmobiliario.
El país, que ha creado un Ministerio del Futuro, ha prometido invertir 160.000 millones de dólares para convertirse en "la ciudad más sostenible del mundo en 2050".
Todo un reto para una megalópolis construida a base de hidrocarburos, cuyos habitantes llevan a cuestas una de las mayores huellas de carbono del mundo (20 toneladas de CO2/año, frente a las 13 de Estados Unidos, por ejemplo) y consumen cuatro veces más agua que la media mundial.
El pabellón Terra en el recinto de la Exposición Universal, que acogerá la COP, ya presumía de todos los avances tecnológicos del emirato en materia de desarrollo sostenible: árboles fotovoltaicos, técnicas punteras de irrigación, reciclaje de aguas residuales, etc.
Pero no se dice nada sobre los costes de carbono de la construcción del proyecto, así como sobre su potencial de especulación inmobiliaria para el emirato.
Desde el principio, el emirato había explicado que el emplazamiento iba a reciclarse como "ciudad del futuro" –Expo City–, un "modelo de urbanismo verde", según la descripción de la oficina de turismo dubaití, una ciudad sin coches, alimentada a corto plazo íntegramente por energía solar, con 45.000 metros cuadrados de parques y jardines... y un "hermoso ecosistema comercial", indica el folleto publicitario.
Urbanismo centrado en la organización de eventos
Para el investigador Roman Stadnicki, geógrafo especializado en el desarrollo urbano de Dubai y profesor de la Universidad de Tours, la organización de la COP en esta ciudad es la culminación de un modelo urbanístico centrado en los eventos. "El evento está en la matriz del proyecto territorial de Dubai. Es una ciudad-evento que existe gracias a eventos de renombre mundial", explica. Una elección motivada por el deseo de figurar en el mapa de las ciudades globales.
La ciudad-estado, paraíso de la especulación inmobiliaria, apuesta por una sucesión de eventos internacionales para "perpetuar lo temporal". El hecho de que la COP28 se celebre en el antiguo emplazamiento de la Exposición Universal es el punto culminante de esta política.
"Vemos que el reto es gestionar el periodo entre eventos. La gente tiene que vivir en el lugar de manera normal pero en un contexto de transición ecológica", explica Roman Stadnicki.
Han empezado a construirse zonas residenciales y los chalés de alta gama de Expo City se venden "con vistas a las gacelas", ya que el distrito incluirá una gran reserva natural donde podrán retozar esos elegantes animales, dice el investigador.
Para asegurarse la organización del COP, Dubai propuso su escaparate de "ciudad verde", Masdar City, a 20 kilómetros de Abu Dhabi. Iniciado en 2006, el proyecto de esta ciudad "baja en carbono" de seis kilómetros cuadrados debía haberse terminado diez años después. Su objetivo era situar a los Emiratos como "líderes mundiales en energías renovables".
El estudio del célebre arquitecto británico Norman Foster elaboró los planos de esta ciudad modelo de urbanismo "eco-responsable". Con una gran torre eólica para enfriar el aire y celosías para protegerse del sol, Masdar City pretendía ser el emblema de una ciudad del futuro capaz de utilizar el arte de la arquitectura tradicional local.
Ciudad modelo, ciudad virtual
En 2009, los EAU consiguieron que Masdar City acogiera la sede de Irena, la Agencia Internacional de Energías Renovables, y el MIT de Boston ha instalado allí una de sus sedes especializada en energía solar y desalinización de agua. Sin embargo, aparte de estos dos centros de actividad y de la llegada de la sede de Siemens, Masdar se ha quedado en gran medida en el olvido.
La crisis de 2008 y la escasa demanda hicieron mella en el proyecto, y Masdar City parece ahora una ciudad fantasma. La ciudad modelo sigue siendo en gran medida una "ciudad virtual", vendida a través de clips producidos por la agencia de comunicación BCW... y que ayudó a Dubai a defender su candidatura a la COP28.
"Esta política de imagen tiene una larga historia en el Golfo, donde los proyectos urbanos son objeto de campañas publicitarias como cualquier otro artículo de consumo. Estas ciudades de los Emiratos son un laboratorio del urbanismo de imagen", señala Roman Stadnicki. Una ciudad que se compra sobre plano, en este caso a partir de un vídeo en 3D. Quizá nunca llegue a ver la luz, pero permite que el capital fluya hacia la promoción inmobiliaria.
Los clips que difunden los anunciantes no siempre están validados por arquitectos y jefes de proyecto, y no siempre son viables, pero lo importante es vender el sueño urbano. En Dubai, el marketing urbano es una parte importante de la economía.
La ciudad-estado ha basado su modelo en transformar el maná de los hidrocarburos en promoción inmobiliaria de alto valor añadido. "Bajo el reinado del Emir-CEO Sheikh Mohammed el-Maktoub, el déspota ilustrado [...], Dubai se ha convertido en el nuevo icono mundial de la ingeniería de vanguardia", escribe Mike Davis en Le Stade Dubaï du capitalisme (edic. Les Prairies ordinaires, 2007).
En la actualidad, Dubai es un conjunto de ciudades pegadas unas a otras y que crecen recuperando cada vez más tierras desérticas, gracias a la desalinización masiva del agua de mar, con consecuencias ecológicas desastrosas.
Aunque el emir tiene la última palabra sobre el desarrollo urbanístico de Dubái, son grupos privados los que están convirtiendo la ciudad en lo que es al construir esos barrios cerrados, que a menudo gestionan.
"Lo primero que se ideó fue el sistema de autopistas urbanas, de seis carriles por vía que permiten ir de un barrio a otro. Dubai trabaja con proyectos urbanos aislados", explica Roman Stadnicki. “La fragmentación urbana y su corolario, la segregación social, forman parte del proyecto urbano.”
Comunidades cerradas ecológicas
Cada vez más preocupados por el medio ambiente, o al menos por el suyo propio, tanto expatriados como nacionales aplauden la nueva vía verde de Dubai, hasta el punto de que su modo de vida se ha convertido, a ojos del mundo, en un símbolo del exceso climaticida del capitalismo.
El nuevo producto de moda de los promotores inmobiliarios dubaitíes es el "eco-barrio", donde no pueden entrar los todo-terreno ni los SUV.
Una comunidad cerrada para ricos aprendices de ecologista, de la que Sustainable City es uno de los mejores ejemplos. "El primer complejo sostenible de Dubai", este eco-barrio está "separado de la carretera por una zona tampón donde se han plantado 2.500 árboles para purificar el aire", según la web francófona Dubaï Madame. "Si usted es sensible a las cuestiones ecológicas, este nuevo barrio familiar se ha diseñado íntegramente para conseguir un consumo energético neto cero y ofrece numerosas iniciativas para consumir y convivir de forma más responsable", indica la web.
El promotor propone un barrio de 46 hectáreas con 500 chalés y 46 pisos alimentados con energía solar, donde los residentes podrán moverse en bicicleta en un entorno verde y cuidar sus propios huertos urbanos en "biodomos".
Para "salvar a las abejas", las familias pueden comprar una colmena y controlar su actividad desde sus móviles. Sustainable City es un barrio ultraseguro en el que no tendrán que cruzarse con los trabajadores inmigrantes asiáticos que construyen Dubai, que siguen en muchos casos alojados en barrios degradados o en "campamentos-dormitorio" poco "verdes".
Barrios que difícilmente visitarán los participantes en la COP28. En Dubai, una de las ciudades-Estado más desiguales del mundo, sólo se ve lo que se quiere ver, incluidas las ciudades espejismo.
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Traducción de Miguel López
El año pasado sonaba un poco a broma el anuncio de que se celebraría en Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, la 28ª Conferencia Internacional sobre el Clima (COP28), uno de los países más contaminantes del mundo. El evento, que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre, estará presidido, irónicamente, por Sultan Ahmed al-Jaber, que es también el propietario de la mayor compañía de petróleo y gas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).