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Hallada la fórmula matemática del 'efecto hipster'

Si hay un fenómeno del que no se espera que pueda traducirse en una ecuación matemática, este es el de los hipsters, esos urbanistas modernos que sienten debilidad por las gafas de pasta, los vaqueros ajustados y demasiado cortos, por la ropa de segunda mano vintage, la barba (o el bigote) perfectamente recortada (al menos en el caso de los hipsters de género masculino) y por las bicicletas de piñón fijo (preferiblemente sin frenos). ¿Cómo un hipster, que por definición va en contra de las reglas comunes, del mainstream, está sujeto a una ley matemática?

Lo que ocurre es que el hipster, inconformista (auto)proclamado, no está a salvo de una contradicción mayor. Al desmarcarse de la norma general, responde a otra regla, que él mismo ha contribuido a crear. Tal y como sostiene Jonathan Touboul, matemático del Colegio de Francia, “al esforzarse por ser diferentes, los hipsters terminan por tomar las mismas decisiones, o dicho de otro modo, acaban por parecerse todos”. Para analizar dicha paradoja que ha denominado “efecto hipster”, Touboul planteó un modelo matemático que presenta en un artículo publicado estos días y que lleva por título The hipster effect: When anticonformists all look the same.

El problema lo planteó en 2008 Julia Plevin, bloguera de The Huffington Post citada por Toboul: “Los hipsters evitan las etiquetas y no quieren ser etiquetados. Sin embargo, se visten todos del mismo modo, se comportan de la misma manera y se muestran conformistas en su inconformismo. El hecho de que exista un look hipster, ¿no va en contra de todas las convicciones hipster?” Se podría añadir que aún cuando el look hipster ha evolucionado desde 2008, es perfectamente identificable, tal y como permite verificar una búsqueda rápida en internet (por ejemplo aquí, aquí o aquí).

Según Jonathan Touboul, el efecto hipster es un fenómeno colectivo, no establecido, mediante el cual, los individuos se parecen aun cuando lo que persiguen es distinguirse. Se puede explicar este fenómeno dado el comportamiento o la psicología de los actores. Por ejemplo, si los inconformistas se decantan por una estrategia demasiado simple o demasiado evidente para desmarcarse, tienen bastante posibilidades de hacerlo por opciones similares. Otra explicación es la que propone el matemático Nicolas Gauvrit en Atlantico. Así, algunos individuos quieren ser originales, pero en el seno de un clan, de modo que van a parecerse pese a distinguirse de aquellos que no forman parte de su clan.

El planteamiento de Jonathan Toboul es distinto. El interés de su modelo radica en que no parte de una hipótesis psicológica particular relacionada con el comportamiento de los hipsters. Este modelo solo tiene en cuenta las propiedades básicas del fenómeno hipster, entendido en un sentido muy general. De hecho, Touboul utiliza el término hipster como una metáfora para estudiar cualquier grupo en el seno del cual los individuos toman decisiones contrarias a las de la mayoría. El matemático cita el caso del mundo de las finanzas, “en el que los individuos pueden tener interés en tomar posiciones contrarias a las de la mayoría (por ejemplo a la hora de vender acciones cuando los demás quieren comprar)”.

El modelo de Touboul no supone siquiera que los actores estudiados sean humanos. Puede describir también un sistema biológico, como una red de neuronas, en la que una parte tiende a activarse mientras que otras permanecen quietas o también los fenómenos electromagnéticos de algunos materiales. De hecho, este modelo procede del estudio del “vidrio de espín”, materiales formados por un metal no magnético como el cobre, en el que se añade, en pequeña cantidad, impurezas compuestas por un metal magnético como el hierro. Los átomos de hierro se comportan como microimanes orientados de forma aleatoria y se puede estudiar, por ejemplo, cómo alinear dichos microimanes en la misma dirección.

Más exactamente, se trata de alinear los “momentos magnéticos” de los imanes. El momento magnético es una magnitud que mide la intensidad de un imán o de una fuente magnética. Si se alinean los momentos de todos los imanes minúsculos en un material, el material se comporta en su conjunto como un imán. Esta imantación global, creada a partir de la alineación, equivale a una tendencia mayoritaria y por tanto al conformismo de los hipsters.

¿Cómo funciona el modelo de Touboul? El matemático considera una población compuesta por dos tipos de individuos, unos que se conforman con la tendencia mayoritaria y a los que denomina mainstream, mientras que los otros, los hipsters, se alejan de ella. La elección que realiza un individuo depende de su percepción de la tendencia mayoritaria. Para apreciar esta tendencia, cada uno observa a los demás, concediéndoles un peso más o menos importante (este peso representa el grado de comunicación entre nuestro personaje y los demás, por ejemplo se puede suponer que el individuo está más influido por los actores que se encuentran geográficamente más próximos a él).

La tendencia que percibe un individuo es una especie de media ponderada por la influencia que ejerce sobre él cada uno de los otros actores. Pero depende de un segundo factor: el tiempo necesario de un individuo para observar a los demás. Necesita cierto tiempo para registrar las decisiones de los otros, la comunicación no puede ser instantánea.

El 'hipster' vive en una contrarreloj permanente

En resumen, y ahí está la clave del modelo de Touboul, la tendencia que percibe un individuo depende del tiempo que necesita para observar su entorno. Touboul traduce esto en un sistema de ecuaciones matemáticas complejas pero que pueden presentarse pormenorizadamente en algunos casos concretos. El investigador tiene en cuenta sobre todo la situación en la que los plazos y los coeficientes de comunicación dependen de la distancia geográfica entre los individuos. De esto se deduce la hipótesis plausible de que los individuos ven con más frecuencia a sus vecinos que a la gente situada más lejos.

En esta situación, Touboul demuestra que los hipsters pueden “sincronizarse” o, dicho de otro modo, toman las mismas decisiones al mismo tiempo.hipsters Este fenómeno no está concertado, sino que emerge de la situación en conjunto. ¿Por qué? “La interpretación intuitiva es que los hipster ven una tendencia dominante de la que quieren desmarcarse, pero cuando la ven, ya forma parte del pasado, de forma que es necesario cierto tiempo para observar el entorno”, explica Touboul. “Los hipsters toman las decisiones sin ser conscientes de que otros hacen selecciones similares al mismo tiempo y acaban por decantarse colectivamente por las mismas opción”.

De este modo, todo es cuestión de tiempo: “Aun cuando los hipsters son demasiado lentos para detectar las tendencias, siguen decantándose por la misma opción, de modo que modo que están interrelacionados a lo largo del tiempo, mientras que la tendencia colectiva evoluciona de forma periódica”. Este fenómeno es ante todo dinámico. Las cosas suceden en cierto modo como si los hipsters reconstruyesen todos la misma tendencia general a pesar de que esta no deja de evolucionar.

A la inversa, las ecuaciones muestran que si se supone que cada hipster percibe instantáneamente a sus semejantes, el fenómeno colectivo desaparece. En esta experiencia imaginaria, “los hipsters se adaptan de forma instantánea a una tendencia emergente”, explica Jonathan Touboul. “Nunca forman un grupo de individuos conformes porque desde que este grupo empieza a surgir, cambian. De modo que es la ignorancia de lo que hace los otros lo que lleva a la sincronía”.

Este modelo simplificado no explica en detalle el comportamiento de los hipsters reales, pero capta un aspecto esencial del fenómeno: el papel del tiempo en la dinámica inconformista. Esquemáticamente, es bastante fácil comenzar a desmarcarse, pero para seguir desmarcándose, hay que cambiar continuamente, dado el riesgo de caer en un nuevo conformismo. Un hipster puro vive continuamente a contrarreloj. Nunca debe dejar de pedalear en su bicicleta de piñón fijo. Por esa razón no necesita frenoshipster.

Traducción: Mariola Moreno

Si hay un fenómeno del que no se espera que pueda traducirse en una ecuación matemática, este es el de los hipsters, esos urbanistas modernos que sienten debilidad por las gafas de pasta, los vaqueros ajustados y demasiado cortos, por la ropa de segunda mano vintage, la barba (o el bigote) perfectamente recortada (al menos en el caso de los hipsters de género masculino) y por las bicicletas de piñón fijo (preferiblemente sin frenos). ¿Cómo un hipster, que por definición va en contra de las reglas comunes, del mainstream, está sujeto a una ley matemática?

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