Javier Milei no es ni Trump ni Bolsonaro, es aún peor
Se ha producido el "salto al vacío" tan temido por la izquierda argentina: el libertario Javier Milei fue elegido el domingo 19 de noviembre, con una clara victoria que superó con creces las previsiones de los institutos demoscópicos, decididamente poco fiables cuando se trata de tomar el pulso al malestar del país.
Milei se impuso a su adversario peronista, el saliente ministro de Economía Sergio Massa, por más de once puntos, obteniendo nada menos que 14,5 millones de votos (sobre 36 millones de electores inscritos). Su partido, La Libertad Avanza, ganó en 21 de las 24 provincias del país y se benefició de los votos de los candidatos que habían quedado en tercer y cuarto lugar en la primera vuelta.
Como era de esperar, Donald Trump fue uno de los primeros en felicitar al ganador en X: "Estoy muy orgulloso de ti. Transformarás tu país y lo harás grande de nuevo!" (adaptando su famoso MAGA al país: "Make Argentina Great Again, ndt). Durante la primera vuelta del 22 de octubre, el hijo del ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro, diputado en Brasilia, viajó a Buenos Aires para apoyar a Milei: "Javier encarna la esperanza de que las cosas van a cambiar", dijo, mientras lucía un pasa-corbatas con forma de pistola que se ha hecho viral en internet.
Ya en agosto, en vísperas de las primarias en las que Milei ya había salido victorioso, el propio Jair Bolsonaro publicó un vídeo de apoyo: "[Milei y yo] compartimos muchas cosas en común. [...] Defendemos la familia, la propiedad privada, el libre mercado, la libertad de expresión y el derecho a defenderse".
¿El enésimo avatar de una "internacional nacional-populista"?
El triunfo del outsider Milei se inscribe en esta tendencia al auge de los partidos de extrema derecha, empeñados en una guerra cultural contra la izquierda progresista. Milei arremete contra "la casta" del mismo modo que Trump lo hizo contra el "establishment" de Washington. Milei se hizo un nombre como experto en los platós a partir de 2015, del mismo modo que Trump utilizó los reality-show en la década de 2000 para aumentar su fama.
Además de su estilo agresivo, extravagante y telegénico, los dos –junto con Jair Bolsonaro– truenan contra el "comunismo" y/o el "socialismo" y defienden, con apenas diferencias, el derecho de todo ciudadano a portar un arma para defensa propia. Trump, Milei e incluso Boris Johnson en tiempos del Brexit se nutrieron de una explosión de la desigualdad en sus países, capitalizando el malestar de una clase media empobrecida.
“Los pequeños comerciantes y los autónomos, que ganan muy poco, están muy molestos con el peronismo, y ven que ganan casi lo mismo que los parados que se benefician de los planes de despido", explicaba a Mediapart el sociólogo Gabriel Vommaro, del centro de investigación argentino Conicet y de la EHESS de París. “Es una vieja historia de la sociología política, que se repite: la del joven blanco en Estados Unidos, o la del Brexiter en el Reino Unido".
Entrevistado por la web en español de CNN, José Natanson, director de la versión argentina de Le Monde diplomatique, identifica otro hilo conductor: antes de su victoria, todos se aprovechaban de una "infravaloración": "Existe la idea de que aquí no puede pasar, de que alguien así no puede llegar a presidente de Argentina, Brasil, Uruguay.... Hasta que pasa.”
Pero el juego de ecos y comparaciones se detiene ahí, dentro de esta "internacional nacional-populista". Los atajos que presentan a Milei como un "Trump argentino" no bastan para entender lo que ocurre en Buenos Aires. El ascenso de Milei se produce en un contexto de deterioro del sistema político argentino. Y muchas de sus características son muy específicas.
Un hombre sin partido
En Estados Unidos, Donald Trump ganó las primarias republicanas. En el Reino Unido, los partidarios del Brexit tomaron el poder en el partido conservador (Tory). En Buenos Aires, Milei construyó su ascenso sin una base nacional. Su pseudopartido, La Libertad Avanza, obtuvo malos resultados en las distintas elecciones regionales que han jalonado el año 2023, prueba de que esta entidad tendrá que luchar por existir si Milei no se presenta.
En primer lugar, eso significa que Milei tiene vía libre para marcar su rumbo radical, con total independencia, con unas cuantas personas clave en su entorno. Empezando por su enigmática hermana menor, Karina, a la que llama "El jefe" o "El Mesías", y que ha sido la principal estratega de su victoriosa campaña.
La otra cara de la moneda es que, a estas alturas, su partido está lejos de tener las llaves de la Cámara de Diputados. Milei sólo tendrá 38 escaños en la Cámara Baja (tres de la legislatura anterior). La mayoría absoluta es de 129. Por tanto, tendrá que ganarse a diputados de la derecha más tradicional, por ejemplo del PRO de Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
De ahí los análisis de algunos observadores, que ya sitúan como "padrino" de la futura presidencia de Milei al ex presidente Mauricio Macri (2015-2019), el primero en haber apoyado a Milei durante el período entre la primera y segunda vueltas.
Un ascenso meteórico
En Chile, el candidato neo-pinochetista José Antonio Kast, que estuvo a punto de derrotar a Gabriel Boric en 2021, fue elegido diputado por primera vez en 2002. En El Salvador, Nayib Bukele, que se convirtió en una de las figuras más preocupantes de la extrema derecha en el poder en América tras su elección a la presidencia en 2019, comenzó su carrera política en 2012 desde la izquierda.
También en este caso, Milei contrasta con ese tipo de trayectorias. Fue elegido diputado nacional por primera vez en diciembre de 2021. El ascenso meteórico de este novato político, sin capacidad a priori de negociación política, se explica en gran medida por un contexto muy local: el calamitoso balance de la presidencia peronista de Alberto Fernández desde 2019. Especialmente en el plano económico: una inflación del 648% en ese periodo, reiteradas devaluaciones del peso y una creciente tasa de pobreza, con el 40,1% de la población (18,5 millones de argentinos).
Un candidato monotemático
Durante mucho tiempo, Milei fue candidato con una sola propuesta, la dolarización de la economía argentina frente a la inflación galopante (y su contrapartida, el cierre del Banco Central), que machacó en televisión. "Trump hablaba de economía, pero también de muchas otras cosas, sobre todo de temas internacionales. Milei es más monotemático: critica a la casta y habla de economía", apunta el sociólogo Gabriel Vommaro.
Carlos Pagni, editorialista del diario La Nación, lo explica de otra manera a Mediapart: "Milei no es Bolsonaro, es más bien la fusión de Bolsonaro y [Paulo] Guedes en una misma persona", en referencia al asesor económico ultraliberal de la presidencia de Bolsonaro.
Aunque la atención de los medios de comunicación, especialmente en el extranjero, se centró en la extravagante personalidad de Milei, el triunfo electoral del domingo ha sido, de hecho, el resultado de un binomio. La elección de Victoria Villaruel como candidata a la vicepresidencia fue un golpe maestro.
Eso le permitió hacer oír su voz en temas distintos a la economía (crítica al feminismo, oposición al derecho al aborto, denuncia de la política de los Kirchner de rememorar la dictadura, etc.). Villaruel ha permitido a Milei vincularse a esa internacional ultraconservadora, desde Giorgia Meloni en Italia hasta Santiago Abascal en España, por la que el libertario había mostrado hasta ahora poco interés.
Un programa aún más extremo
Milei se autodenomina "liberal libertario" o "anarco-capitalista". Más allá del peso de las etiquetas, su programa parece ir aún más lejos que los de Bolsonaro, Trump o Kast. El economista porteño quiere suprimir los ministerios de Medio Ambiente y Educación y privatizar los medios de comunicación públicos y las empresas energéticas. "Todo lo que pueda acabar en manos del sector privado volverá a manos del sector privado", declaró el lunes 20 de noviembre, durante su primera entrevista postelectoral.
También quiere liberalizar la venta de órganos, facilitar el porte de armas y derogar el derecho al aborto. Al final de la campaña, dio marcha atrás en sus promesas de privatizar la escuela y la educación, reconociendo el lunes que es un asunto competencia de las provincias... Por su parte, Victoria Villaruel electrizó aún más el final de campaña al prometer el cierre del museo de la memoria de la ESMA, abierto desde 2015 en uno de los principales centros de tortura de la dictadura argentina (1976-1983) en Buenos Aires.
A estas alturas, quienes apostaban por una flexibilización de Milei una vez elegido, obligado a transigir con los partidos tradicionales para formar mayorías en la Cámara, como anticipó durante la campaña Guillermo Francos, anunciado como su futuro ministro del Interior, se llevan una sorpresa. El economista, de 53 años, que prefiere "la mafia al Estado", advirtió el domingo por la noche: "No caben gradualismos, tibiezas ni medias tintas".
¿Una relación diferente con la religión?
Donald Trump y, sobre todo, Jair Bolsonaro contaron con el apoyo de los evangélicos. Milei también le da un lugar central a la religión, pero durante su campaña esto se reflejó sobre todo en una serie de duras críticas al Papa argentino Francisco, acusado por sectores de la derecha de ser demasiado progresista (y de apoyar la campaña peronista). Cuestionado al respecto por Sergio Massa durante el primer debate televisado a principios de octubre, Milei tuvo que dar marcha atrás en parte.
Por encima de todo, Milei asume una forma de misticismo, que brilla en las entrevistas que ha concedido en un plano más personal. Cuando era un poco menos conocido, Milei explicaba, por ejemplo, que el Banco Central era "el maligno", y que el socialismo lo había inventado "el diablo". Su biógrafo, el periodista Juan Luis González, autor de El Loco (Planeta, 2023), describe a un "líder mesiánico", que compara sus acciones con pasajes de textos sagrados, pero también se compara a sí mismo con figuras de la Biblia, como Moisés.
Milei está convencido no sólo de que Dios existe y de que es libertario, sino también de que en alguna ocasión ha interactuado con él. Una vez explicó con toda seriedad que hablaba con Dios a través de su perro, Conan, fallecido en 2017, y del que mandó hacer seis clones en Estados Unidos poco antes de su muerte.
El economista también solía utilizar una cita del Antiguo Testamento que se ha hecho muy popular en las redes: "En la guerra, la victoria no depende del número de soldados, sino de las fuerzas del cielo". Otro de sus lemas en los mítines –"He venido a despertar a los leones", en referencia a sus votantes– también tiene ese color mesiánico, y es difícil saber a estas alturas cómo afectará a su forma de presidir Argentina.
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Traducción de Miguel López