Macron 'pasa' de los problemas de los jóvenes y apuesta por los 'influencers'

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Khedidja Zerouali (Mediapart)

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Como cada 14 de julio, este miércoles el presidente desfilará y soltará su perorata. Y quizás incluso dirija unas palabras a la juventud “sacrificada”. Pero lo que algunos analizarán, sobre todo, no será ni el tono ni el fondo de las palabras dirigidas a los que no fueron a votar [Un 87% de los electores de entre 18 y 24 años y un 83% entre los 25 y los 34 años se abstuvieron en las últimas elecciones]. Este año, la atención se centrará en los detalles de los dorados de la República: ¿cumplirá su promesa el candidato Macron?

¿Habrá un marco a su lado con las fotos... de los youtubers McFly y Carlito?

El pasado mes de febrero, Emmanuel Macron retaba a los dos youtubers con seis millones de seguidoresyoutubers; si el vídeo de promoción de las medidas de prevención frente al Covid superaba, entre los jóvenes, los 10 millones de visualizaciones, el presidente se sometería a un ejercicio que gusta mucho a ambos jóvenes, un concurso de anécdotas. El vídeo superó rápidamente los 10 millones de visualizaciones.

Resultado: tres meses después, Emmanuel Macron cumplía su promesa y McFly y Carlito organizaban, en mayo, un miniconcierto de punk en los jardines del Elíseo, en el que, además, hicieron varias volteretas. En el Elíseo, también se contaron ocho anécdotas, verdaderas o falsas. El concurso, que enfrentaba a los youtubers al presidente, terminó en un empate a cuatro y se alcanzó un compromiso: Emmanuel Macron tendrá que poner un marco con una foto de McFly y Carlito durante su discurso presidencial; los dos youtubers tendrán que subir a un avión francés durante el desfile...

En cuanto al fondo, en este vídeo de casi 40 minutos de duración, el presidente no tuvo que abordar ninguno de los temas fundamentales para los jóvenes. ¿Para cuándo la reforma de las becas prometida por el Ejecutivo? ¿Por qué rechazó el acceso a la renta de solidaridad activa (RSA) a partir de los 18 años? ¿Cuál es la responsabilidad del Ministerio del Interior en la ofensiva violenta contra los jóvenes que salen a divertirse? ¿Qué quiere decir la ministra de Enseñanza Superior cuando repite por doquier que se ofertarán 34.000 plazas adicionales en la universidad sin especificar nunca cuántos profesores se contratarán?

Desde entonces han surgido otras cuestiones. ¿Cómo es posible que Emmanuel Macron se declare feminista y haga sentir culpables a las jóvenes que llevan camisetas cortas, como hizo en una reciente entrevista con la revista Elle? ¿Cómo explicar que los más jóvenes, movilizados por el clima, contra la violencia policial o los feminicidios, no vayan a votar?

“Es un vídeo político sin política, sólo para hacer quedar bien al presidente”, resume Paul Mayaux, presidente de la Fage, el principal sindicato estudiantil. Los beneficios publicitarios del primer vídeo de concienciación realizado por McFly y Carlito se donaron al Agoraé, tiendas de alimentación solidarias creadas por la Fage para ayudar a los estudiantes precarios y sin embargo Paul Mayaux insiste: “No por recibir subvenciones o donaciones vamos a dejar de criticar. El vídeo grabado en el Elíseo es el paroxismo de la despolitización de los mensajes enviados a los jóvenes”.

Un monarca y sus bufones

“Consideran que basta con hacer bromas para convencer a los jóvenes”, añade Mélanie Luce, presidenta de la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (Unef). “Antes intentaban vender su política de juventud, ahora sólo venden a Macron como alguien guay”, añade. Y el ejercicio es tan peligroso que el presidente de los boomers parece a veces caer en la caricatura. A veces incluso contradice su propia política.

Mientras los anuncios se suceden día tras día para luchar contra el narcotráfico, Emmanuel Macron se divierte así, guasón, ante el recuerdo de una humeante velada de “sustancias”. Incluso llegó a pedir esa dirección en Córcega, donde por la noche, “quizás con un rosado”, como deja caer McFly, se puede fumar tranquilamente un porro.

Este vídeo, que ahora acumula 15 millones de visitas, en realidad es el resultado de un largo proceso de evitar los cuerpos intermedios de la juventud.

Desde hace unos meses, Louis Boyard, estudiante de segundo año de derecho y expresidente de la UNL (Unión Nacional de Liceos), se ha convertido en el favorito de los programas de televisión que buscan contraponer a la política del Gobierno una respuesta incisiva de un joven que no es un dirigente sindical.

Desde hace dos meses, Louis Boyard es incluso columnista: “Me entristece ocupar el lugar de un sindicalista porque nací en un sindicato. Pero en estos momentos, son muchos los programas de televisión que me piden contacto con ‘jóvenes de verdad’, es decir, jóvenes que no están en organizaciones”.

Una política editorial que también podría servir, como se desea, a la estrategia de evitar los cuerpos intermedios del Ejecutivo: “Desde que me eligieron dirigente de la Fage, nunca he debatido, en directo, en un plató, con nadie del Gobierno. Nos reciben en privado, pero nuestros debates nunca se hacen públicos”, precisa Paul Mayaux.

Esta observación la comparte la presidenta de la Unef: “Sólo me han invitado una vez a un plató con un representante del Gobierno y apenas tuvimos unos minutos para hablar de la precariedad en la que se encuentran miles de estudiantes y la ministra no respondió a mis preguntas”.

Por su parte, el Gobierno se defiende: “La conversación directa con franceses no impide hablar los cuerpos intermediarios. El objetivo es precisamente multiplicar los canales y los formatos”, responden a Mediapart (socio editorial de infoLibre) desde el gabinete del portavoz del Ejecutivo.

En efecto, los dos líderes sindicales han sido recibidos por los gabinetes del Gobierno, escuchados en los órganos de representación, pero parece que el Ejecutivo prefiere que estos debates argumentados sobre el fondo no salgan de los despachos, sobre todo cuando queda un año de las elecciones presidenciales.

Y por parte de los sindicatos de la enseñanza secundaria, la constatación semeja aún más amarga: “Todo esto se integra en una ruptura del diálogo social”, resume Mathieu Devlaminck, presidente de la UNL. “No sólo no nos responden en la televisión, sino que tampoco lo hacen en privado”.

“Además, se contradicen”, se ríe Louis Boyard, el expresidente de la UNL. Dicen que quieren “jóvenes de verdad”, fuera de las organizaciones, y cuando los grupos de estudiantes independientes se organizan, los excluyen. El movimiento estudiantil de BTS lo organizaron estudiantes ajenos a las organizaciones y, durante meses, no los escucharon. Para ellos, es sencillo, un joven que se opone no es un verdadero joven, es un opositor”.

Por su parte, desde la Portavocía del Gobierno aseguran que el contacto con los representantes estudiantiles no se ha roto: “Nosotros no decidimos los invitados con los que los ministros deben debatir en los platós de televisión. Es decisión de las redacciones, que son totalmente soberanas al elegir temas e invitados. Sin embargo, cuando surge la oportunidad, respondemos”.

Y fuera de los platós de televisión, el Ejecutivo sigue esquivo.

“Han tenido la inteligencia de entender que los jóvenes no siguen los medios de comunicación tradicionales y que hay que ir a buscarlos donde se informan. Eso es algo bueno. Pero la forma en que lo hicieron fue muy problemática. Se dejan ver allí donde está la juventud, en Instagram, en Twitch, pero sin hablar con los jóvenes y sustituyéndoles por influencersinfluencers que son de su misma clase social, pero sobre todo que son más dóciles y están menos informados que los estudiantes sindicalistas”, añade Louis Boyard.

Hay a quienes pagaron para vender su reforma como se vende un reloj o un jabón de leche de burra. Así, se pagó al youtuber deportivo Tibo InShape para promocionar la el servicio nacional universal (SNU) en YouTube... casi 20.000 euros, según Korii, a quien la Administración respondió que “dada la audiencia de este vídeo y el feedback tanto interno como externo, es mejor que una campaña tradicional. Sobre todo porque permanece en internet, a diferencia de una campaña efímera tradicional, y los seguidores de Tibo InShape, en su mayoría hombres jóvenes, son [su] principal objetivo”.

El Ministerio de Educación también ha recurrido a influencers para vender su reforma del bachilleratoinfluencers, vídeos de entre tres y ocho minutos, pagados entre 3.000 y 8.000 euros, según una encuesta de Le Figaro Étudiant.

Al mismo tiempo, algunos ministros han invertido en cuentas de Instagram, YouTube y Twitch con los mejores índices de audiencia. Los arqueólogos de internet recordarán el Gran Debathon, en febrero de 2019, en el que diez ministros se sucedieron, durante 11 horas, frente a youtubers y jóvenes de sus comunidades para responder a todas sus preguntas, en paralelo a este gran debate,lanzado por Emmanuel Macron para silenciar la protesta social.

HugoDecrypte y Jean Massiet, de Accropolis, también invitaron, en la plataforma Twitch, a Édouard Philippe, entonces jefe de gobierno, y a nueve de sus ministros.

En cuanto a los youtubers, On est Prêt, MisterGeopolitix, Léa Camilleri o Usul (que publica columnas en Mediapart), que recuerda precisamente el ambiente especial que reinaba en el plató, entre la deferencia y el deseo de ser incisivo: “Fui allí, en gran parte, porque no quería que los ministros pudieran dar sus discursos sin que nadie les llevase la contraria. Me dije a mí mismo que era mejor estar allí que pasar de largo. Por parte de los youtubers que organizaron el encuentro, Hugo y Jean, había un deseo de hacer un programa con sustancia... pero, a pesar de todos sus esfuerzos, cuando los ministros llegan con un ejército de guardaespaldas y personas de comunicación corriendo de un lado a otro, es algo que impresiona. Estas personas llevan consigo el asfixiante prestigio de su cargo y eso puede paralizar incluso a los youtubers más preparados o a los jóvenes dispuestos a participar”.

A pesar del desprecio que a veces muestran algunos ministros, el gran debate fue un debate de fondo, en el que los youtubers, muchos de ellos muy acostumbrados a la política, pudieron hacer preguntas a los ministros. Desde entonces, ha habido cambios. “Ya no es así”, lamenta Usul. “En este debate, el chat tuvo un espacio real, se respetaban las reglas de Twitch. Lo que ocurre hoy, con McFly y Carlito, o con el programa de Gabriel Attal en Twitch, ya no tiene nada que ver. También es porque las mismas personas ya no están al mando. El primer programa tuvo sus fallos, pero se mantuvo porque fue orquestado por youtubers que saben de política. Hoy son los departamentos de comunicación de los Ministerios o del Elíseo los que lo gestionan, y ni siquiera respetan los códigos de Twitch”.

Antes de eso, otra iniciativa gubernamental ha hecho que muchos jóvenes usuarios de internet, y especialmente los estudiantes, se sientan incómodos, como el programa #SinFiltres, que se emitió en Twitch el miércoles 24 de febrero de 2020. Se suponía que iba a lanzar una serie periódica de entrevistas entre el portavoz del gobierno y jóvenes influyentes, pero el primer episodio sigue siendo el único por el momento.

El programa duró una hora y media, tiempo durante el cual los influencers preguntaron al portavoz del gobierno sobre la crisis sanitaria, los hospitales saturados, la vacunación, el toque de queda, las universidades cerradas o las condiciones de vida de los estudiantes.

En ningún momento el chat apareció en el programa y, salvo a través de Malek Délégué, las preguntas enviadas al chat quedaron sin respuesta, a pesar de que todo el sentido de Twitch reside en esta función. Y lo que es peor, casi no había moderación en el chat, lo que daba lugar a los comentarios ajenas a los temas de debate, a los insultos. “¿Por qué tener en cuenta el chat? Su interés es dejarse ver, no debatir”, comenta Louis Boyard.

En el plató de #SinFiltres, mal iluminado y muy mal sonorizado, había varios influencers, entre ellos EnjoyPhoenix. Es una de las youtubers de moda y belleza más seguidas en Francia, y estuvo sorprendentemente incisiva, mucho más que durante su jornada con Brune Poirson en febrero de 2020, entonces secretaria de Estado de Ecología, o durante su directo en Instagram con el portavoz del Gobierno Gabriel Attal en noviembre de 2020.

Sin filtro en febrero de 2021, asestó varios golpes: las ayudas para el psicólogo poco accesibles, las ayudas al empleo poco legibles, la sensación de abandono por parte de los poderes públicos, la incomprensión ante el cierre de universidades que se prolonga demasiado tiempo.

Pero a pesar de sus esfuerzos y de las preguntas concretas de Malek Délégué, queda una impresión, que a los hijos predilectos de la burguesía se les ha dado un papel que no les conviene. Cuando nos pusimos en contacto con ella, ni EnjoyPhoenix ni su agencias respectivas respondieron a nuestras preguntas.

Los hijos de la burguesía

Elise Goldfarb y Julia Layani, a quienes la revista Forbes presenta como “dos mujeres influyentes que susurran al oído de los grandes jefes”, también estuvieron presentes en el plató. “Creo que hay incoherencia en Europa, me cuesta entender por qué veo stories de influencers que están en Tulum (México), en Marrakech, en Madrid, en Dubái, en Suiza esquiando. ¿Por qué no se reúnen todos los países para decir ‘hasta aquí’? ¿Cuántos amigos tengo que vuelven de Madrid, de Suiza, con el Covid?”, se pregunta Elise Goldfarb.

La influencer de 27 años, que es cofundadora de una agencia de asesoria, creación y estrategia, según su Instagram, también cuenta que “fue a una subasta de arte hace dos semanas”, “estábamos apiñados como sardinas y me dije ¿por qué no puedo hacer esto en el Louvre?”. Elise Goldfarb es tan activa en tiempos de confinamiento que también ha volado recientemente y allí, de nuevo, se encontró como en una lata "de sardinas", por lo que pide al portavoz del Ejeecutivo unas normas sanitarias más estrictas en los aviones.

En definitiva, Elise Goldfarb transmite mejor que nadie las preocupaciones de la juventud francesa... la más rica, la más cercana a los círculos de poder, la que menos ha sufrido esta crisis.

“Pretenden innovar hablando con influencers, en realidad les resulta más cómodo hablar con jóvenes que tienen una realidad material cercana a la suya que con sindicalistas. No innovan, esquivan”, añade Louis Boyard.

“El casting de la primera edición reunió a personas que están acostumbradas a hablar con los jóvenes a diario y que cultivan una estrecha relación con su comunidad en las distintas plataformas. También hemos prestado mucha atención a los temas que discuten con su comunidad”, se defienden desde el gabinete del portavoz del gobierno.

Y esta desconexión es tan molesta que, tras la emisión del programa #SinFiltres, y en concreto de un vídeo de TikTok de EnjoyPhoenix y Fabien Cr (otro influencer presente en el plató), se ha lanzado un boca a boca en Twitter: #EtudiantsPasInfluenceurs (#EstudiantesNoInfluencers).

Así va la relación con los cuerpos intermedios en la Macronie: si no te gustan tus adversarios, sustitúyelos por otros adversarios, pero más simpáticos. Por eso, para Jean Castex es más fácil, en tono paternalista, llamar a Gaspard G, “empresario y creador de contenidos”, que a Mélanie Luce, de la Unef, en plena crisis estudiantil.

El youtuber había producido un vídeo, en blanco y negro, con una ligera música dramática de fondo, para denunciar las condiciones de vida de los estudiantes. Su discurso conmovió a Francia, pero no reclamaba ningún cambio político en particular. “Y se tragó todo el discurso compasivo del presidente del Gobierno, incluso hizo otro vídeo con él”, señala molesta la presidenta de la Unef.

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Traducción: Mariola Moreno

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