“La noche más aterradora desde el inicio de la guerra”: la tensión entre Hezbolá e Israel se dispara en Líbano

Un vehículo aéreo no tripulado de Hezbolá es interceptado por un caza israelí sobre una zona cercana a la frontera entre el Líbano e Israel

Leila Aad (Mediapart)

Beirut (Líbano) —

“Fue la noche más aterradora desde que empezó la guerra. Tuvimos que huir porque había demasiados bombardeos”, explica Dory Farah, habitante de Alma Chaab, un pequeño pueblo del sur del Líbano cercano a la frontera con Israel. La mayoría de los habitantes están acostumbrados al ruido de las bombas y los cohetes, que caen casi todos los días en los alrededores del pueblo desde el 8 de octubre, cuando Hezbolá, la poderosa milicia chií aliada de Irán, abrió un frente de solidaridad con Hamás, su aliado.

Pero la noche del sábado fue diferente: hacia las 4 de la madrugada, el ejército israelí lanzó un vasto ataque en el sur de Líbano que calificó de “preventivo”. Fue un ataque sin precedentes en cuanto a intensidad: unos “100 aviones de combate de la fuerza aérea atacaron y destruyeron miles de lanzaderas de cohetes de Hezbolá, que estaban listas para disparar inmediatamente hacia el norte y el centro de Israel”, según el ejército israelí, que añadió que habían sido atacados más de 40 puntos de lanzamiento de Hezbolá.

Una hora más tarde, Hezbolá anunció una gran ofensiva en respuesta al asesinato de uno de sus comandantes de mayor rango, Fouad Chokr, abatido por Israel el mes pasado en el sur de Beirut. El grupo declaró entonces que había disparado más de 320 cohetes Katyusha contra 11 bases militares israelíes.

Desde hace varias semanas, el Líbano vive en vilo, temiendo que una respuesta mal calculada de Hezbolá convierta un conflicto, hasta ahora limitado en gran medida a la frontera entre Líbano e Israel, en una guerra a gran escala. Por el momento, ese paso en falso se ha evitado una vez más. Israel afirma haber frustrado el ataque y Hezbolá, por su parte, acusa a Israel de mentir, al considerar que su salva de drones y cohetes enviada hacia territorio israelí alcanzó su objetivo militar, la base militar de Gilot, cerca de Tel Aviv.

En un esperado discurso pronunciado el domingo por la noche, el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, descartó la posibilidad de una guerra inminente, diciendo a los libaneses que por el momento pueden “respirar”. Consideró que la operación de represalia contra Israel había terminado, reservándose el derecho a “tomar represalias en otro momento” contra Israel.

Pero para los 60.000 habitantes del sur del Líbano que han permanecido en sus pueblos de la frontera, por razones económicas o por apego a su tierra, o a menudo por ambas cosas, la situación se ha vuelto insostenible. Desde hace más de diez meses, viven al ritmo de las escaladas militares, bajo la amenaza constante de un conflicto latente a punto de estallar.

Alma Chaab, una localidad cristiana, no es objetivo directo de los ataques israelíes, aunque está cerca de las zonas de combate. El pueblo sigue siendo relativamente seguro, lo que permite a sus habitantes realizar visitas periódicas. Hasta ahora, dice Dory Farah, refugiada en Beirut. “La gente ya no aguanta más. La mayoría no volverá; es imposible cuando tienes hijos, es demasiado peligroso. Por supuesto que da miedo, nos tememos una guerra total”, dice.

La gente ha vuelto a abrir sus tiendas por las mañanas. Estamos acostumbrados, no tenemos elección

Sari, agricultor

Sari, un agricultor de 34 años que vive en Marjaayoun, otra localidad libanesa cercana a la frontera, dice que anoche no pegó ojo. “Los aviones de combate bombardearon constantemente entre las 4 y las 6 de la mañana. Estuve despierto toda la noche: fue aterrador. Mi casa tembló toda la noche, las ventanas y las paredes se agrietaron por la intensidad de los bombardeos”.

Pero Sari insiste en que la vida ha vuelto a la normalidad. “La gente ha vuelto a abrir sus tiendas por las mañanas. Estamos acostumbrados, no tenemos otra elección”.

Los intercambios de disparos que comenzaron al amanecer entre Hezbolá e Israel, aunque impresionantes, están lejos de ser los más mortíferos desde el inicio del conflicto. Hezbolá anunció la muerte de dos de sus combatientes, mientras que un miembro del movimiento Amal, aliado de Hezbolá, murió por fuego israelí. Por parte israelí, el ejército informó de la muerte de un marinero en el norte del país, tras un ataque de Hezbolá.

Desde el inicio del conflicto han muerto en Líbano más de 600 personas en la frontera con Israel, principalmente combatientes de Hezbolá, pero también 131 civiles, según un recuento de AFP. En Israel, las autoridades anunciaron la muerte de al menos 23 soldados y 26 civiles.

Restablecer el equilibrio de poder

Irán y Hezbolá habían prometido una respuesta severa tras los asesinatos selectivos el mes pasado, atribuidos a Israel, de Fouad Chokr en Beirut y de Ismaël Haniyeh, jefe del buró político, en Teherán. La región lleva varias semanas en vilo, temiendo una posible respuesta coordinada entre Irán y su aliado, que los mediadores occidentales han intentado retrasar, en particular reactivando las negociaciones sobre un alto el fuego en Gaza, actualmente estancadas.

Hezbolá se ha encontrado así en una posición incómoda, con la tarea de restablecer una dinámica disuasoria con Israel pero evitando al mismo tiempo desencadenar una guerra total, que el partido ha dicho repetidamente que no desea.

A esta secuencia, aunque se confirme como cerrada, le seguirán otras

Karim El Mufti, profesor de Sciences Po París

El partido, que afirma haber actuado en solitario, se atribuye la victoria asegurando que su objetivo era una base clave de los servicios de inteligencia del ejército israelí cerca de Tel Aviv, algo que Israel niega rotundamente. “El relato israelí es completamente falso”, declaró Hassan Nasrallah.

Una fuente diplomática occidental cree que Hezbolá ha fallado en su esperada respuesta, con una “operación a medias” que “difícilmente va a convencer”. Esa fuente cree que, a corto plazo, esta respuesta podría calmar la escalada pero que “a largo plazo no hay nada seguro”. Israel, si considera que ha afirmado su superioridad sobre su enemigo, podría aprovechar para intensificar las hostilidades.

Desde hace varios meses, Israel amenaza a Líbano con una guerra total si Hezbolá no se retira de la frontera sur, por la fuerza o diplomáticamente, para que las personas evacuadas del norte puedan regresar con seguridad.

“Esto supone una dificultad añadida para grupos como Hezbolá, que eligen opciones militares, porque la información es muy difícil de comprobar”, explica Karim El Mufti, profesor de Sciences Po París, al comentar las diferentes versiones de Hezbolá e Israel. Sin embargo, subraya que Hassan Nasrallah, en su discurso, ha intentado “restablecer un efecto disuasorio”.

“A esta secuencia, aunque se confirme como cerrada, le seguirán otras. La guerra está lejos de haber terminado, las batallas son largas. Todavía estamos muy lejos de hablar de paz y de alto el fuego. La brecha seguirá abierta mucho tiempo y será el Líbano quien pague el precio”, explica.

El ejército israelí ha usado bombas de fósforo blanco en cuatro ataques en Gaza y la frontera con Líbano

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Traducción de Miguel López

 

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