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Reino Unido, a contracorriente de la derechización del resto de Europa

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Marie Billon (Mediapart)

Londres (Reino Unido) —

Para ilustrar el giro de derechas a izquierdas en muchos pueblos y ciudades durante las elecciones locales, los infografistas de los medios de comunicación británicos han dibujado flechas rojas, el color del Partido Laborista (Labour), atravesando el corazón de las zonas azules, el color del Partido Conservador (Tories). Nueve de cada diez ayuntamientos se han pasado a la izquierda. La derecha ha perdido más de 450 escaños. 

Los conservadores también han sido derrotados en la circunscripción de Blackpool South (al oeste de Inglaterra), en las únicas elecciones parlamentarias anticipadas del día. Chris Webb, el nuevo diputado laborista, obtuvo 10.825 votos, frente a los sólo 3.218 de su oponente, seguido de cerca por los 3.101 votos otorgados a Reform UK, el partido de extrema derecha liderado por el antiguo líder del movimiento euroescéptico, Nigel Farage. 

Para Keir Starmer, líder de los laboristas, este resultado es un "mensaje enviado directamente al primer ministro". Sus miras están puestas en las elecciones generales, previstas de aquí a enero de 2025, para las que los laboristas son ampliamente favoritos, en un país donde han compartido el poder desde 1922 sólo dos partidos. 

"Los conservadores perderán votos a favor de la izquierda y la derecha", predice Anand Menon, director del think-tank UK in a Changing Europe. Aunque "el sistema electoral uninominal se lo pone muy difícil a los partidos pequeños", actualmente son más un hándicap para la derecha en el poder que para los laboristas en la oposición.  

Según Tim Bale, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Queen Mary de Londres, "las zonas donde los laboristas han perdido votos en favor del Partido Verde o de los Independientes [que hicieron campaña explícita, aunque no exclusivamente, a favor de un alto el fuego en Gaza] tienen una amplia mayoría laborista. Así que probablemente esto no tendrá un gran impacto en los resultados de unas elecciones nacionales". 

Sobre todo, añade Anand Menon, porque en las elecciones generales "los votantes no dan su voto a partidos pequeños o independientes como en las locales"

La impopularidad del Gobierno

El primer ministro Rishi Sunak puede decir que el resultado de las próximas elecciones no se sabe de antemano, pero los analistas creen que no es así. Hay un "fuerte sentimiento anti-poder", dice Tim Bale –los conservadores llevan en el poder desde 2010– y un "rechazo a las políticas de este Gobierno". Los conservadores han recortado en gran medida los fondos públicos mediante políticas de austeridad. "El pueblo británico está viendo las consecuencias sobre todo en la sanidad, la educación y todos los servicios públicos". 

Aunque no lo admitan, la prioridad de los conservadores es perder lo menos posible, pero están enfrentados por la estrategia. Andy Street, que acaba de perder su alcaldía en West Midlands, "desaconseja" a su partido que se incline más a la derecha. Pero eso es lo que recomienda Suella Braverman, ex ministra del Interior, que esgrime las "guerras culturales" para salvar los muebles.  

Pero el país ya está experimentando un "gobierno muy de derechas", dice Anand Menon. "Las políticas sobre inmigración son inimaginables para la mayoría de los partidos europeos de centro-derecha", añade el investigador, refiriéndose en particular a la nueva ley que permite a Londres enviar a los solicitantes de asilo a Ruanda para no acogerlos en el Reino Unido. 

Los británicos han experimentado ya el populismo con el Brexit, votado en 2016, con el Gobierno de Boris Johnson (2019-2022) y el más breve pero aún más radical de Liz Truss (septiembre-octubre de 2022), cuyos mini-presupuestos bastaron para que los mercados entraran en pánico, disparando los tipos de interés y añadiendo cientos de libras a las cuotas de los préstamos de los ciudadanos. 

Al mismo tiempo, Tim Bale cree que "los votantes ya no temen un Gobierno laborista", como ocurría con Jeremy Corbyn (líder laborista de 2015 a 2020). Su sucesor, Keir Starmer, ha reorientado el partido. Aunque su personalidad no cause entusiasmo, no hay que “subestimar su papel y su éxito". "Dada la humillación electoral de los laboristas en 2019, se esperaba que hicieran falta dos o tres elecciones generales para que fuera posible un gobierno de izquierdas. Pero creo que el caos que han creado los tories, y el Brexit, son probablemente los principales culpables de este giro a la izquierda." 

El Brexit en la mente de todos

Muchos de los que siempre habían votado laborista cambiaron hacia los conservadores en 2019 por el Brexit y por Boris Johnson. Es el caso del "cinturón rojo", esas regiones de la cuenca industrial inglesa, pero también de Gales. 

“Los conservadores tienen actualmente un número récord de diputados en el Parlamento galés", explica Laura McAllister, de la Universidad de Cardiff. “En las próximas elecciones, no es imposible que la derecha quede completamente eliminada de la Asamblea de Gales"

Pero por otro lado, los tories esperan aprovechar las dificultades de la mayoría de izquierdas en Escocia. El partido nacionalista escocés, SNP, se ha visto sacudido por numerosos escándalos que acabaron en 2023 con la carrera de la que fuera ultrapopular primera ministra Nicola Sturgeon, y hace unos días con la de su sucesor, Humza Yousaf. El nuevo primer ministro, John Swinney, dirigirá un partido que está "a la defensiva y perdiendo votos", afirma James Mitchell, de la Universidad de Edimburgo. 

Pero, en su opinión, "eso será una ventaja para los laboristas escoceses". Del mismo modo que los votantes pro-Brexit se alejan de la derecha para estas próximas elecciones, que no se librarán sobre la base del euroescepticismo, los votantes independentistas se alejan de los nacionalistas para estas elecciones, que no se harán sobre la base de la celebración de un nuevo referéndum. "Están dispuestos a votar laborista", afirma el profesor. La popularidad del líder del partido en Escocia, Anas Sarwar, también es un factor. 

También en Irlanda del Norte, el ascenso del Sinn Féin "refleja el creciente apoyo a las políticas de izquierdas", afirma Katy Hayward, de la Queen's University de Belfast, aunque el sistema político está dividido en líneas que no se basan en la dicotomía derecha/izquierda, sino en la cuestión constitucional de si Irlanda del Norte debe seguir formando parte del Reino Unido o reunificarse con la República de Irlanda. 

Pero el profesor confirma que en el tema de la inmigración en particular, "los norirlandeses han ido en dirección contraria a Europa", e incluso a su vecino irlandés. Según un estudio de próxima publicación citado por Katy Hayward, "tres cuartas partes de los encuestados creen que los trabajadores inmigrantes son buenos para la economía". 

Así que, aunque el ascenso del Sinn Féin se deba a la normalización del partido desde la llegada a la dirección de Michelle O'Neill y Mary Lou McDonald, también es la "desafección" de la derecha unionista, que ha "bloqueado el funcionamiento de las instituciones" por el tema del Brexit, lo que ha contribuido al ascenso de este partido, que ahora se posiciona en el centro-izquierda. 

En definitiva, mientras la derecha británica se derechiza, las izquierdas se mueven al centro y se están aprovechando del creciente descontento con los gobiernos actuales.

 

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Traducción de Miguel López

 

Para ilustrar el giro de derechas a izquierdas en muchos pueblos y ciudades durante las elecciones locales, los infografistas de los medios de comunicación británicos han dibujado flechas rojas, el color del Partido Laborista (Labour), atravesando el corazón de las zonas azules, el color del Partido Conservador (Tories). Nueve de cada diez ayuntamientos se han pasado a la izquierda. La derecha ha perdido más de 450 escaños. 

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