Casi dos años después de la invasión rusa, han vuelto a invadir las pantallas sirenas, bombardeos y crímenes de guerra, acontecimientos que ocurren a miles de kilómetros de Ucrania. El 7 de octubre, Hamás atacó Israel desde la Franja de Gaza, matando a casi 1.200 personas (según el último balance israelí). En Ucrania causaron conmoción las imágenes de terroristas matando metódicamente a kibutzniks (habitantes del kibutz) en sus casas, reviviendo el trauma siempre presente del 24 de febrero de 2022 y las masacres cometidas en las zonas ocupadas por el ejército ruso.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, se ofreció inmediatamente a visitar Israel para ofrecer su apoyo al país, visita que fue rechazada con un comunicado de prensa. A principios de noviembre fue aplazada sine die una nueva visita del presidente tras las filtraciones a la prensa.
Si el ex actor intenta por todos los medios mostrar su apoyo al Estado judío, es porque espera sacar provecho del inesperado giro de 180 grados de Moscú contra Israel, el 7 de octubre, al apoyar a Hamás. Desde el comienzo de la invasión rusa, Kiev había intentado atraer a Israel a su causa, a pesar de la relación personal entre Benyamin Netanyahu y Vladimir Putin y de la alianza circunstancial entre sus dos países.
Pero el primer ministro israelí evita molestar a Moscú, cuyo apoyo sigue siendo decisivo para sus operaciones militares y ataques en Siria contra las milicias respaldadas por Irán. Netanyahu es uno de los pocos jefes de Estado occidentales que no ha visitado Ucrania desde el inicio de la invasión, e Israel no apoya las sanciones contra Rusia.
Sin embargo, varias fuentes ucranianas indican que Israel está suministrando discretamente inteligencia y tecnología militar a Ucrania. Sin duda bajo la presión de Washington, el Estado hebreo ha accedido a la transferencia de equipos militares con componentes producidos por Israel. Desde hace meses, Kiev desea obtener armamento, en particular tecnología antimisiles israelí.
Recuperar la confianza
Antes del 7 de octubre, eso distaba mucho de ser fácil. En una entrevista el pasado mes de junio, Netanyahu dio a entender que las armas entregadas a Ucrania podrían acabar en manos de los enemigos de Israel, en particular Irán. Este comentario provocó uno de los mayores conflictos diplomáticos entre ambos Estados y enfadó a Kiev, sobre todo porque Moscú utiliza drones iraníes para atacar a civiles ucranianos. "La supuesta 'neutralidad' del gobierno israelí se considera una posición claramente pro-rusa", declaró el embajador ucraniano en Israel, que fue convocado poco después por el ministerio de Asuntos Exteriores del Estado hebreo.
Sin embargo, con el giro de Moscú, las autoridades ucranianas esperan recuperar la confianza de su socio israelí promoviendo la narrativa de un "eje del mal" formado por Irán, Hamás y Rusia. Al igual que varios países europeos, Ucrania se abstuvo en una votación de la Asamblea General de la ONU en la que se pedía una "tregua humanitaria inmediata" a finales de octubre, antes de que las tropas israelíes entraran en la Franja de Gaza.
La postura pro-israelí de Ucrania no es sólo una cuestión de ayuda militar. Los ucranianos también observan este conflicto "a través del prisma de su guerra con Rusia. Las represalias de Israel en Gaza se reciben con comprensión en Ucrania", analiza el investigador ucraniano Iliya Kousa, en un artículo para el centro Carnegie. El ataque del 7 de octubre se compara con las masacres cometidas en Bucha en abril de 2022. "Para la mayoría de los ucranianos, el mundo árabe se percibe como algo lejano y ajeno, mientras existen muchos vínculos socioculturales y comerciales entre Ucrania e Israel".
Las autoridades ucranianas también consideran que Rusia está detrás de Hamás. Aunque no pueden afirmar que el atentado del 7 de octubre fuera obra del Kremlin, creen que la organización terrorista cuenta con el apoyo de Moscú. En una entrevista concedida a Russia Today el 8 de octubre, un alto cargo de Hamás declaró que la organización había informado a Moscú del atentado poco después de que comenzara y que había recibido una licencia para fabricar su propia versión de Kalashnikovs y munición.
La idea [para Rusia] es que Occidente pierda recursos, tiempo y armas en tantas crisis como sea posible.
Según la inteligencia ucraniana, algunos combatientes del grupo Wagner también han participado en el entrenamiento de miembros de Hamás. "Está claro que los dirigentes rusos intentan ganar influencia en los países del Sur utilizando el sufrimiento de la población de Gaza y comparando las dos guerras. En Moscú creen que están en guerra no sólo con Ucrania, sino también con Occidente, y esto se extiende a Oriente Próximo", afirma el ex ministro de Asuntos Exteriores ucraniano Pavlo Klimkin.
"Esto forma parte de la estrategia a largo plazo del Kremlin de 'caos controlado'. Cuantas más crisis y conflictos haya en distintas partes del mundo, más fácil les resultará a Rusia y a sus aliados dirigir sus propios asuntos", añade el politólogo ucraniano Oleksandr Kraïev, del think tank Ukrainian Prism. “La idea es que Occidente pierda recursos, tiempo y armas en tantas crisis como sea posible.”
Estados Unidos, por presión del ala conservadora de los republicanos, está recortando cada vez más la ayuda a Ucrania. El Congreso tuvo que recortar 6.000 millones de dólares en ayuda militar para evitar el shutdown (cierre de la Administración, ndt) el pasado octubre.
"Quizá en algunas armas concretas, nuestras peticiones de ayuda puedan coincidir, como los proyectiles para la artillería de 155 mm y los misiles para el sistema de defensa antiaérea, pero no competir", explica el diputado ucraniano Yehor Tchernev, entrevistado por Mediapart. Por el momento, el conflicto israelí no influye en la ayuda concedida a Ucrania, explica este miembro del partido presidencial y de la comisión parlamentaria de Defensa. "Pero todo dependerá de su duración e intensidad.”
Sin embargo, la postura pro-israelí del gobierno ucraniano no cuenta con el apoyo unánime de la población. En un artículo publicado en Mediapart, varios centenares de intelectuales y activistas ucranianos piden a Kiev que modifique su postura (véase nuestra entrevista con Daria Saburova).
“Adoptar una postura demasiado pro-israelí podría poner en peligro las relaciones de Ucrania con los países del Sur, por los que Kiev compite con Rusia desde hace muchos meses, invirtiendo para ello enormes recursos y energía", advierte Iliya Kousa, refiriéndose en particular a Turquía, Qatar y Arabia Saudí. “Ucrania es reacia a poner en peligro sus vínculos con los países del Sur, ganados con tanto esfuerzo, pero desde luego no puede permitirse perder una ayuda occidental insustituible.” Un juego de equilibrios que continuará.
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Traducción de Miguel López
Casi dos años después de la invasión rusa, han vuelto a invadir las pantallas sirenas, bombardeos y crímenes de guerra, acontecimientos que ocurren a miles de kilómetros de Ucrania. El 7 de octubre, Hamás atacó Israel desde la Franja de Gaza, matando a casi 1.200 personas (según el último balance israelí). En Ucrania causaron conmoción las imágenes de terroristas matando metódicamente a kibutzniks (habitantes del kibutz) en sus casas, reviviendo el trauma siempre presente del 24 de febrero de 2022 y las masacres cometidas en las zonas ocupadas por el ejército ruso.