La UE contrata a Líbano como gendarme para controlar las migraciones
La gira continúa. La Unión Europea acaba de firmar un nuevo acuerdo, esta vez con Líbano, para que un tercer país gestione sus controles fronterizos. Después de Egipto y Túnez, ahora le toca a un Líbano en crisis tratar de controlar la salida de exiliados en su territorio, que podrían aspirar a llegar a Europa en busca de una vida mejor.
La ayuda de 1.000 millones de euros, anunciada durante una visita a Beirut el 2 de mayo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del presidente chipriota, Níkos Christodoulídis, se prolongará hasta 2027 y “apoyará a la población libanesa y contribuirá a su seguridad y estabilidad“, argumentó Ursula von der Leyen.
Leyendo entre líneas aparece el fantasma de la migración: esta dotación debería sin duda ayudar “a los más vulnerables”, en un momento en que Líbano atraviesa una importante crisis socioeconómica, pero sobre todo a “los refugiados, los desplazados internos y las comunidades de acogida”, reforzando al mismo tiempo el apoyo a las fuerzas armadas libanesas “en la lucha contra el tráfico y la trata de seres humanos”.
En otras palabras, la lucha contra los traficantes de personas que ofrecen a los sirios cruzar a la isla de Chipre, donde el número de llegadas por mar se ha disparado en los últimos años y donde, muy recientemente, el gobierno anunció su intención de suspender las solicitudes de asilo para los sirios presentes en la isla, violando el derecho internacional y, en particular, la Convención de Ginebra sobre los Refugiados.
Ese fue el tema de una primera reunión entre el presidente chipriota y el primer ministro libanés, Najib Mikati, el 8 de abril en Beirut. El primer ministro libanés les aseguró que “el ejército y las fuerzas de seguridad libanesas estaban haciendo todo lo posible para poner fin a la inmigración ilegal”.
De la reunión surgió la idea de una cooperación entre los dos países, con “una ayuda sustancial de la Comisión Europea”, como subrayó el portavoz del gobierno chipriota tras el encuentro.
Unas líneas muy vagas
Más sorprendente aún, el Consejo Europeo también “reafirmó la necesidad de crear las condiciones para el retorno seguro, voluntario y digno de los refugiados sirios, tal y como lo define la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados”, según se afirma en un comunicado de prensa de la Comisión Europea fechado el 2 de mayo.
Sin embargo, Siria no se considera un país seguro, como han señalado diversos observadores: en septiembre de 2021, la ONG Amnesty International llegó a señalar en un informe los numerosos actos de violencia —torturas, violaciones, detenciones arbitrarias— a los que pueden verse sometidos los refugiados que regresan a Siria.
En cualquier caso, señala Wadih Al-Asmar, presidente de la red EuroMed Rights, “se destinan 250 millones de euros al ejército libanés, que participa en el envío de sirios a casa a pesar de los peligros que corren en Siria”. Por tanto, el dinero europeo “permite que se comentan violaciones de los derechos humanos”, lamenta, explicando que sus equipos ya han documentado varios casos recientemente.
Al-Asmar también se pregunta sobre esta dotación financiera que ha llegado, así, de pronto: ¿forma parte de los fondos asignados por la UE a Líbano de forma regular desde 2011 o se trata de una asignación excepcional?
Destaca las “líneas muy vagas“ de este acuerdo, concluido con el primer ministro libanés a pesar de que no tiene autoridad para firmar acuerdos internacionales, y del que aún no se ha redactado ningún texto. “No se ha presentado ningún texto al parlamento libanés ni al parlamento europeo. Todo es pura publicidad”, afirma el también presidente del Centro Libanés de Derechos Humanos de Beirut.
Una maniobra publicitaria “muy problemática desde el punto de vista de los derechos humanos”: podría dar lugar a “una presión más sobre los refugiados sirios” en Líbano, y contribuye al relato de que los sirios son responsables de todos los males del país. “Hay una clase política corrupta que ha robado dinero a los libaneses, pero en lugar de procesar a los responsables de todo eso, se culpa de todo a los refugiados sirios”, lamenta Wadih Al-Asmar.
En el espíritu del pacto migratorio europeo
El anuncio de este nuevo acuerdo también pretende reforzar la postura más o menos explícita de Chipre contra los refugiados sirios que intentan llegar a la isla por mar.
Desde hace varios meses, Chipre “viola la legislación europea” al negarse a permitir el desembarco de estos refugiados. “Ursula von der Leyen está, pues, dando cobertura política al presidente chipriota al concluir este acuerdo”, afirma Wadih Al-Asmar.
El eurodiputado Damien Carême coincide: “Da la impresión de que se trata de apaciguar a Chipre, que ya no quiere aceptar refugiados sirios e incluso los está devolviendo. Además, la Comisión Europea guarda silencio sobre estas acciones”.
La UE se encierra en soluciones que ya han demostrado una total ineficacia.
El eurodiputado recuerda que este nuevo acuerdo está en línea con el Pacto Europeo de Migración, aprobado por el Parlamento Europeo el pasado 10 de abril. “La idea es externalizar la gestión de las fronteras y devolver al mayor número posible de personas”, explica el eurodiputado verde, que no tardó en expresar su desacuerdo con el pacto.
Después de Mauritania, Túnez, Egipto y Libia, “la UE se encierra en soluciones que ya han demostrado una total ineficacia”. Firmar acuerdos con terceros países “seguros” se ha convertido en una “obsesión”, critica el eurodiputado, que cuestiona la noción de país “seguro”.
“No sabemos realmente qué hay detrás de esta noción, porque Túnez, por ejemplo, se considera un país seguro, y Libia también, a pesar de todo lo que está pasando allí”. Es imposible no señalar las incoherencias en el caso concreto de Siria, donde la Comisión Europea está fomentando el retorno voluntario de los refugiados sirios, al tiempo que considera que el país no es “seguro”. “Es dramático y muy preocupante”, advierte, señalando un «cinismo máximo».
Se trata de una presencia masiva en territorio libanés (millón y medio de refugiados, es decir, casi el 30% de la población), víctimas de una retórica populista que llega hasta la teoría racista del “gran reemplazo”, rechazada por Chipre y sometida a regateos financieros orquestados por la UE, que está dispuesta a pagar mil millones de euros para no verlos desembarcar en su territorio. Ese es el “trato de incautos” al que están sometidos los refugiados sirios, afirma Wadih Al-Asmar, que resume la visita de Ursula von der Leyen como un “fracaso”.
Ella quiere “transformar Líbano en un puesto fronterizo avanzado de la UE”, como han hecho antes otros países. Pero en su opinión, el número de personas que cruzan el mar hacia Chipre no va a disminuir, y el negocio del tráfico de personas, al que se supone que pone fin el acuerdo UE-Líbano, seguirá floreciendo con el beneplácito de la población libanesa, “feliz de ver que consiguen que los refugiados sirios se vayan”.
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En definitiva, concluye, “la UE no reduce la presión sobre los refugiados sirios, no ofrece garantías reales para mejorar su situación en Líbano y presenta una imagen degradada de Europa, que sólo busca contener la migración en un tercer país”.
Traducción de Miguel López