Los bonos sociales reducen un 44% la pobreza energética de las familias con menos ingresos

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en el Senado.

Los niveles de pobreza energética en España no mejoran, pero sí están logrando resultados los parches del Gobierno para suavizar la situación. El incremento del número de beneficiarios de los bonos energéticos y la subida de las cuantías de las ayudas lograron reducir en 2023 el impacto de los precios de la luz y el gas en los hogares con menos recursos, según el último informe de Pobreza Energética en España publicado este martes por la Universidad Pontificia Comillas.

Los técnicos calculan que la pobreza energética entre los hogares más pobres y las clases medias —los cuatro deciles más bajos— se reduce un 44% frente a un escenario similar pero sin bono social. Por otro lado, también estiman que el 28,6% de los ciudadanos (13,9 millones de españoles) no tienen recursos para mantener una temperatura adecuada en invierno y pasan frío.

Los datos del informe confirman que el bono social eléctrico y el bono social térmico funcionan. La mala noticia es que España ha comenzado a retirar —a petición de la Comisión Europea— el incremento de la cobertura del bono social eléctrico porque los precios de la luz se han reducido desde los picos de 2022 y 2023. El pasado 1 de julio también finalizó el tope a la tarifa regulada del gas y el tope al precio de la bombona de butano.

Hasta el pasado 30 de septiembre, los titulares del bono social eléctrico disfrutaron de un descuento del 65% y del 80% (en función de si eran vulnerables o vulnerables severos) en el pago energético de la factura eléctrica. Pero desde el 1 de octubre y hasta el 31 de diciembre la rebaja se ha reducido al 57,5% y 72,5%, respectivamente. Entre enero y junio de 2025 seguirá menguando hasta quedarse en el 35% de cobertura para vulnerables y el 50% para vulnerables severos a partir del 1 de julio, porcentajes 10 puntos superiores a los que había antes de 2021.

José Carlos Romero, investigador de la Cátedra Energía y Pobreza de Comillas, explica que el subidón de las ayudas ha sido clave durante la crisis energética, pero alerta de que su recorte en 2025 pondrá en riesgo a miles de hogares. "Antes no calculábamos el impacto del bono social en la pobreza porque los descuentos originales [parecidos a los que habrá el año que viene] eran pequeños, pero cuando alcanza el 65% y el 80%, el ahorro es muy significativo. El hogar que se beneficia del bono social reduce su brecha de pobreza energética casi un 50%, pero estamos entrando en una fase de reducción y habrá que observar cómo afecta", declaró el investigador este martes.

Estos cálculos sobre el impacto de los bonos energéticos solo se hacen sobre los cuatro primeros quintiles de la población española por ingresos, es decir, al 40% más "pobre" de la población, donde hay familias en situación dramáticas, pero también clases medias. 1,5 millones de hogares recibieron el bono eléctrico y el bono térmico el año pasado. 

Otro de los beneficios que tiene fecha de caducidad es la prohibición de cortar el suministro eléctrico a los hogares de mayor riesgo. En este momento, un hogar declarado vulnerable o vulnerable y que recibe el bono social eléctrico no puede sufrir costes de luz, agua o gas, pero esta medida caduca el 31 de diciembre de 2024. A partir de esa fecha volverá a regir la norma base: los beneficiarios del bono social eléctrico (vulnerable y severo) que no paguen su factura durante 10 meses consecutivos sufrirán un corte de luz. "Habrá que poner mucha atención a esto el año a partir de octubre del año que viene. Nuestro indicador dice que el 9,6% de los hogares tienen retrasos o impagos dela factura de la luz", añade Romero.

La pobreza energética aumenta

El informe aborda también la pobreza energética de España desde diferentes puntos, y la gran mayoría de indicadores han empeorado frente al año pasado. Todos estos datos se extraen de la Encuesta de Condiciones de Vida y la Encuesta de Presupuestos Familiares, elaboradas por el INE, que procesan los investigadores y que corresponden a 2023.

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El 17% de los hogares (16,8% en 2022) tiene un gasto desproporcionado en energía, que significa que el domicilio paga para calentarse más del doble que un hogar medio. El 12,5% (11,8% en 2022) tiene un gasto insuficiente en energía, que equivale a pagar menos de la mitad de la media nacional. Y el 20,7% (17,1% en 2022) de los españoles se declara incapaz de tener una temperatura adecuada en invierno porque no tiene dinero suficiente. 

Hay un cuarto indicador que, para Romero, es el más importante de todos, el de la pobreza energética oculta. Toma cada hogar, y en función de su zona climática, calcula cuál debería ser su gasto anual en calefacción, y muestra qué familias están gastando menos de la mitad de lo que deberían. Es decir, estima cuántas personas pasan frío en España en invierno, y en 2023 fue el 28,6% de la población, dos puntos menos que el año anterior porque el precio del gas fue inferior. "Para mí es el dato más preocupante, porque la pobreza oculta significa renunciar a poner la calefacción por cuestiones económicas, y está demostrado que eso tiene un impacto en la salud", añade el experto.

Por último, a medida que las temperaturas del verano son cada vez más insoportables por el cambio climático, los investigadores comienzan a preguntarse cuántos hogares sufren el precio de la luz entre junio y septiembre. En este caso hay menos información, pero según el INE un 33% de los españoles no pudieron mantener su casa fresca en el verano de 2023, en el que murieron en España 8.352 personas por altas temperaturas, según el Instituto de Salud Global de Barcelona.

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