La recogida de 'pellets' en Galicia destapa la ingente cantidad de basura que se acumula en las playas
La llegada de millones de pellets a la costa gallega durante el último mes ha puesto sobre la mesa el problema de los microplásticos en el mar, pero también ha puesto sobre la mesa la cantidad ingente de basura que hay en las playas afectadas. Los operarios de la Xunta han recogido en menos de una semana 2.476 kilos de bolitas y otros 5.476 kilos de otros plásticos repartidos en 62 playas, según comunicó este martes la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez. Esta basura llega mayoritariamente de tierra arrastrada por las rías, aunque una parte podrían proceder de Portugal. Raúl García, portavoz del programa marino de la organización WWF, cree que la proporción entre basura y pellets en las playas gallegas es mucho mayor: "En todo caso será de 100 a 1", señala.
Este experto en océanos ha recorrido durante la última semana prácticamente todas las playas de A Coruña para estudiar el impacto de los pellets, y confirma que los voluntarios han encontrado de todo durante el barrido. "Había muchísimos palos de chupachups, piezas de plástico de las bateas, palillos de hilo dental, botellas… de todo. La mayoría está fragmentado, por lo que lleva mucho tiempo en el mar", señala Vázquez. Son objetos que proceden de tierra y que han sido arrastrados o tirados al mar, pero también han encontrado aparejos para pescar pulpos, que son ilegales en Galicia, de ahí que sospeche que puedan llegar de Portugal.
Se estima que en las costas europeas se vierten cada año 626 millones de objetos flotantes, con un peso de más de 3.000 toneladas, y más del 80% son plásticos. En España, estos polos de basura marina se encuentran en zonas que geográficamente facilitan su acumulación, principalmente el Golfo de Vizcaya y la costa mediterránea. El Ministerio de Transición Ecológica estudia cada año la presencia de basura en 29 playas del país, y el año pasado encontró de media por cada 100 metros de arena 274 piezas de basura, la mayoría fragmentos de plástico no identificables, seguidos de colillas y tapones de botellas.
España es el segundo país de la Unión Europea, detrás de Turquía, que más basura vierte a su costa a través de sus ríos, según el estudio Macrobasura flotante vertida desde Europa a los océanos, publicado en 2021 en la revista Nature. Andrés Cózar, uno de los autores, explica que este fenómeno se debe a que tiene mucha población y muchos kilómetros de costa, unido a que buena parte de sus playas dan al Mediterráneo, un mar más sucio que el Atlántico porque está prácticamente cerrado y la basura da vueltas alrededor de él hasta que llega a la costa.
Cózar lleva una década estudiando los plásticos y microplásticos en mares de todo el mundo, y aunque España ha avanzado mucho en limpieza en los últimos 40 años, suspende en esta materia. "Hay mejoras en parámetros como alquitrán, latas, vidrios… pero en cuanto a plásticos, no", afirma. Aunque ahora se da mucha más importancia a su recogida, su consumo -y vertido- ha crecido tanto en las ciudades que no se ha podido compensar la balanza. También cree que en las próximas décadas la presencia de plásticos en los océanos será mucho mayor a medida que los países del Sur Global ganen poder adquisitivo y lo consuman en grandes cantidades.
¿Quién se va a comer los 'pellets'?
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Sobre el caso de Galicia, el experto de la Universidad de Cádiz cree que ha recibido mucha atención mediática porque se han juntado la proximidad de las elecciones con el recuerdo vivo del Prestige, pero recuerda que todos los días hay vertidos como este en el mundo y otras playas de España están mucho más afectadas por los pellets, como La Pineda, en Tarragona. La más castigada por estos microplásticos ha sido históricamente la Playa de Famara, en Lanzarote, donde "se han registrado concentraciones récord de pellets en el mundo", según Cózar.
Raúl García, de WWF, señala que el problema en Galicia, que se repite en muchas zonas de España, es que la limpieza de las playas es escasa por parte de los ayuntamientos, y son los propios vecinos los que se encargan de hacer el trabajo, como ocurrió durante los primeros días de la crisis de los pellets. "En general el trabajo recae en los voluntarios, pero no se puede depender del trabajo gratuito, por no hablar de que es imposible que abarquen las toneladas que hay ahí fuera", añade.
Además de los plásticos visibles, también hay millones de fragmentos repartidos por la costa y los ríos que no se ven, y que también acaban en el fondo del mar, enredados entre las plantas o en el estómago de los animales. Son extremadamente difíciles de encontrar porque solo se ven bajo microscopio, y la Fundación Hombre y Territorio se ha dedicado a identificarlos por toda España durante los últimos cinco años. David León, coordinador de proyectos de esta entidad, afirma que han estudiado muestras de agua de todo tipo: en acuíferos subterráneos, en alta montaña, en depuradoras... y de las más de 800 muestras que han analizado, 8 de cada 10 tenían microplásticos. La gran mayoría son fibras sintéticas, hilos de plástico que se usan para hacer cuerdas y ropa.