Hace cuatro semanas que los pueblos del área metropolitana de València perdieron sus equipos de medición de calidad del aire, y ahora que la Generalitat ha recuperado sus estaciones de medición, los resultados son realmente preocupantes. En varios municipios se han registrado medias diarias de partículas en suspensión que duplican, cuadruplican y hasta multiplican por ocho el límite legal de contaminación.
La Conselleria de Medio Ambiente lleva más de una semana lanzando avisos por mala calidad del aire en la zona afectada por las inundaciones, debido a que el lodo de la riada se está secando, y el aire lo levanta, generado una capa densa de polvo en el ambiente. Los vecinos llevan avisando días en redes sociales de este problema y la Generalitat advierte cada día a embarazadas, niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas que no trabajen en las labores de limpieza.
Según el portal de calidad del aire de la Generalitat, varias unidades móviles con sensores de contaminación han detectado concentraciones de entre 100 y 200 microgramos (μg) de polvo por metro cúbico de aire, en la media diaria. Esta cantidad es dos y cuatro veces mayor, respectivamente, al máximo recomendado por la Directiva europea de Calidad del Aire, que fija un tope de exposición 50 μg de media diaria. Ese tope es para las llamadas partículas PM10, las que tienen un diámetro inferior a 10 micras, una quinta parte del grueso de un pelo.
Julio Díaz, investigador de calidad del aire del Instituto de Salud Carlos III, recuerda que el impacto en la salud de estas partículas lo sufren personas con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurodegenerativas (párkinson, alzhéimer, ansiedad o depresión). "Aunque la directiva marque un máximo recomendable de exposición de 50 μg/m3, la contaminación no tiene un rango seguro. Su asociación con la mortalidad y los ingresos hospitalarios es lineal y sin umbral mínimo de seguridad", explica.
Las concentraciones de polvo de entre 100 y 200 μg diarios se han medido en la última semana en Catarroja y Paiporta, mientras que en Massanassa se alcanzó un pico de 399 μg de media en 24 horas el pasado martes 26 de noviembre. Esa cifra supera en ocho veces el máximo legal. En Quart de Poblet, donde también hay instalados sensores de contaminación, los umbrales han sido bastante más bajos, oscilando entre los 20 μg y los 60 μg de media diaria.
En la ciudad de València hay una extensa red de medidores que no dejó de funcionar por la dana, y allí la concentración de polvo ha sido superior a lo normal, pero no tan exagerada como en los municipios de alrededor porque el lodo no llegó a la ciudad. Para poner en contexto las cifras de municipios como Paiporta o Catarroja, en la estación de València centro solo se superaron en 2023 una concentración de 50 μg en cuatro ocasiones.
Si se observan los datos horarios de concentraciones PM10, los datos recogidos en algunos momentos prácticamente se salen de la estadística. El martes, en la estación de medición de Massanassa se registraron acumulaciones de polvo de más de 1.500 μg por metro cúbico entre las 17.00 y las 20.00 horas, aunque los datos horarios son estadísticamente poco útiles porque pueden estar alterados por cuestiones concretas.
Por otra parte, en esas estaciones también se han registrado concentraciones por encima de lo normal en partículas inferiores a 2,5 micras (PM2.5), donde el máximo legal está fijado en 25 μg por metro cúbico. En este caso, las concentraciones no han sido tan elevadas —rondan esa cifra— aunque es cierto que ese contaminante es mucho más agresivo, porque su tamaño permite a las partículas llegar al torrente sanguíneo.
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Miguel Ángel Criado, experto en calidad del aire de la organización Ecologistas en Acción, confirma que al comparar los datos de estas estaciones con otras zonas del Levante, la concentración de polvo es mucho mayor, por lo que no se trata del tráfico o polvo del Sáhara, sino que el origen está en la dana. "En las tres estaciones de Massanassa, Paiporta y Catarroja se aprecia un episodio muy importante de suspensión de polvo por la desecación del lodo de la riada. Una exposición a niveles tan altos, sobre todo en días consecutivos, es muy preocupante", afirma.
Julio Díaz confirma que los niveles que se registran en estos pueblos son muy agresivos para la salud, y recomienda que todo el que salga a la calle lleve mascarilla. También propone que se reduzca al máximo el movimiento de coches —agravan el problema—, y los servicios sanitarios se preparen para un incremento de los ingresos. "Su impacto en la salud es especialmente agudo en las primeras horas del día, antes de que el sol caliente, porque el frío mantiene el polvo concentrado en las capas bajas del aire", afirma.
Durante las tres primeras semanas tras la dana, los equipos de medición de calidad del aire de los pueblos que rodean Valencia estuvieron desactivados, salvo el de Quart de Poblet, pero en los últimos días se han desplazado hasta la zona unidades móviles en furgonetas que han permitido recuperar esta información, clave para la salud pública. En Catarroja, ya hay datos ininterrumpidos desde el día 23 de noviembre, y en Paiporta, el epicentro de la catástrofe, desde este martes 26.
Hace cuatro semanas que los pueblos del área metropolitana de València perdieron sus equipos de medición de calidad del aire, y ahora que la Generalitat ha recuperado sus estaciones de medición, los resultados son realmente preocupantes. En varios municipios se han registrado medias diarias de partículas en suspensión que duplican, cuadruplican y hasta multiplican por ocho el límite legal de contaminación.