España aspira a que la UE financie la conexión con Francia que pondrá fin a la isla energética peninsular

Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y António Costa posan al inicio del encuentro celebrado este jueves en Bruselas.

El Gobierno anunció este jueves por sorpresa un acuerdo con Francia y Portugal para construir una conexión de gas entre Barcelona y Marsella, la alternativa al famoso MidCat que permitirá en un futuro enviar este combustible desde la península al centro de Europa. Y la idea es que el proyecto lo sufrague la Unión Europea, ya que se propone como un mecanismo de solidaridad para apoyar al resto de países a sobrellevar la crisis energética. 

La nueva tubería, apodada BarMar, se diseñará desde cero con el foco puesto en la transición energética para transportar hidrógeno verde, aunque temporalmente enviará gas natural para que sirva de respuesta a la actual escasez de este combustible en el continente. Los mandatarios de los tres países se han comprometido también a terminar cuanto antes la construcción de un gasoducto renovable entre Celourico da Beira (Portugal) y Zamora, de forma que España, Francia y Portugal queden conectados a través de un corredor de energía verde. 

Sobre los detalles de la construcción, poco se conoce sobre el BarMar. Pedro Sánchez se limitó a decir que se reunirá con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, António Costa, el 8 y 9 de noviembre en Alicante para debatir los detalles del pacto: cuánto costará, quién pondrá el dinero y qué plazos tiene el proyecto. 

No obstante, fuentes del Gobierno afirman a infoLibre que pedirán en Bruselas considerar en Bruselas el BarMar como Proyecto Importante de Interés Común Europeo (IPCEI) para que sea financiado por la Unión. 

Arturo Gonzalo, el director general de Enagás, confirmó este jueves que la nueva tubería será submarina. "Creo que es una propuesta muy sólida técnicamente y que minimiza el impacto medioambiental y social", dijo en un foro energético. Por el contrario, el Midcat original, que era una línea terrestre, sufrió una dura oposición de los grupos ambientalistas franceses por el impacto que tenía su construcción sobre el entorno. 

Durante su anuncio, Sánchez reiteró que esta serie de proyectos se enmarcan en el contexto de solidaridad europea y de los problemas que sufre el centro de la región para recibir gas natural a través de tuberías. La destrucción de la tubería Nordestream 1 y de parte de su hermana Nordstream 2 en septiembre limita enormemente las posibilidades de Alemania para rellenar sus almacenes de gas en los próximos años. Y este agujero es el que pretende tapar el nuevo BarMar, con ayuda de los dos gasoductos que ya existen en País Vasco y Navarra que atraviesan los Pirineos, aunque falta por ver la capacidad que tendrá la futura conexión submarina. 

Sin embargo, Gonzalo Escribano, director de Energía y Clima del Real Instituto Elcano, es escéptico sobre este punto, ya que para cuando comience a funcionar el BarMar probablemente se habrá encontrado una solución a la crisis. "Un tubo de hidrógeno por mar supone un reto tecnológico y eso me lleva a dudar sobre cuándo estará listo. Si el MidCat que estaba medio construido iba a llevar tres o cuatro años, no me imagino cuánto puede llevar este", añade. 

Pedro Sánchez también aprovechó su intervención para agradecer "el planteamiento y la apertura del gobierno francés", en referencia a la fuerte resistencia de Emmanuel Macron de los últimos meses a ampliar la conexión de gas entre España y Francia. Desde el norte de los Pirineos argumentaban que el MidCat era demasiado caro y no daba respuesta a las necesidades de Europa porque tardaría mucho en construirse. Pero todo apunta a que la nueva alternativa será seguramente más costosa y tardará más en estar operativa por tratarse de una instalación submarina, opina Escribano. 

Más conexión eléctrica con Francia

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Además del corredor verde, el plan de los tres gobiernos incluye la aceleración de la construcción de una conexión eléctrica entre País Vasco y el sur de Francia, una idea que lleva más de dos décadas en el tintero por la reticencia del Ejecutivo galo. En 2013, el proyecto ya fue considerado de interés estratégico, pero su construcción se ha ido demorando y se espera que esté operativo entre 2026 y 2027.

La península ibérica lleva años a la espera de dar un salto en su interconexión eléctrica con el resto de Europa, una operación que permitiría a España y Portugal reducir su condición de isla energética para poder importar y exportar luz con el resto del continente, lo que añade seguridad al sistema eléctrico y permite una mayor competitividad de precios en el mercado.

Actualmente la interconexión de España por los pirineos es de apenas el 2,8% sobre el total de la capacidad instalada, una cifra que casi se doblará cuando se finalice la línea eléctrica submarina del Golfo de Vizcaya. No obstante, la Unión Europea recomienda alcanzar una interconexión del 15% antes de 2030, por lo que deberían sumarse nuevas ideas en el futuro.

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