Los nuevos límites de contaminación atmosférica de 2030 solo reducirán las visitas médicas un 1%

El 1 de enero de 2030 entrarán en vigor unos estándares de contaminación urbana más exigentes en Europa, pero seguirán siendo tan elevados que apenas mejorarán la salud de los ciudadanos. La reforma se considera un hito en la protección ambiental de la UE, pero un estudio publicado por el Instituto de Salud Carlos III calcula que solo reducirá un 1,2% las atenciones médicas urgentes por contaminación en España debido a que los nuevos niveles máximos de concentración de partículas son insuficientes.
El grupo de Investigación en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano concluye que los nuevos estándares solo tendrán un efecto reseñable en la Comunidad de Madrid y Cataluña, donde las concentraciones de contaminantes son ahora muy elevadas, pero en ningún caso la caída de las entradas hospitalarias superaría el 5% frente a la situación actual. La razón es la nueva Directiva de calidad del aire impone unos límites extremadamente laxos en lo que respecta a los picos de contaminación diarios, los que dañan la salud a en los primeros cinco días de exposición.
"Nos estamos contentando con una política que solo va a reducir los ingresos urgentes en un 1%, tendríamos que ir mucho más allá", propone Julio Díaz, codirector del estudio junto a la investigadora Cristina Linares. El físico y experto en contaminación plantea que como la ley tiene que ser traspuesta a la normativa española de aquí a dos años, se aproveche para endurecer los límites más débiles, puesto que los Estados tienen permiso para modificar una directiva, siempre que sea para proteger más a la población. "El riesgo cero de la contaminación no existe porque cualquier exposición se traduce en daños a la salud, pero hay margen para hacer mucho más", afirma Julio Díaz. La investigación ha sido publicada en la revista Science of the Total Environment, de prestigio internacional.
La nueva legislación tiene una clara falta de ambición. En la normativa europea actual —la que caduca en 2029— se establece un máximo de concentración de micropartículas PM10 de 50 microgramos por metro cúbico (μg/m3), mientras que la nueva legislación prevista para la próxima década solo rebaja el tope un 10%, hasta los 45 μg/m3. En el apartado de las partículas PM2.5, ahora no hay ningún límite diario de concentración, así que se ha fijado un tope de 25 μg/m3, pese a la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una exposición máxima diaria de 15 μg/m3. Las PM10 son partículas de todo tipo (polen, areniscas, metales…) con un tamaño inferior a 10 micras de diámetro que flotan en el aire, mientras que las PM2.5 son similares, pero miden menos de 2,5 micras. Ambas causan dolencias al introducirse dentro del organismo a través de la respiración.
El caso más paradigmático es el del dióxido de nitrógeno (NO2), el gas más peligroso para la salud en las ciudades. En este momento —bajo la Directiva de calidad del aire de 2008— tampoco hay un máximo de concentración diaria para el NO2, solo un límite anual, y la Unión Europea ha decidido fijar a partir de 2030 un pico diario máximo de 50 μg/m3, el doble de lo que propone la OMS. Para los tres contaminantes (NO2, PM10 y PM.25), la OMS recomienda además que los máximos solo puedan superarse de forma excepcional durante cuatro días al año, pero la UE eleva esa cifra hasta los 18 días al año.
Solo reducirán las visitas médicas un 1,2%
El daño en la salud de estas partículas y gases está ampliamente demostrado. El equipo del Instituto de Salud Carlos III calcula que cada año se producen en España 38.790 visitas médicas atribuibles a los picos de polución de estos tres contaminantes, que se producen principalmente los días en los que no sopla el viento y se acumula el tráfico.
Partiendo del escenario actual, en el que la contaminación provoca casi 40.000 visitas médicas —más de la mitad por problemas respiratorios—, los autores han introducido los nuevos estándares que serán obligatorios en 2030 para ver hasta qué punto mejorarían la estadística. Pero la conclusión es que solo se reducirían las admisiones en 478 al año, (-1,2%), y en la mayoría de comunidades autónomas ni se notarían porque en este momento ya cumplen con los nuevos topes prácticamente durante todo el año. Incluso en Madrid, la comunidad más expuesta al NO2 de España, solo se superan ahora los umbrales máximos de 2030 en el 11,6% de los días del año.
Los investigadores han aprovechado para imaginar también un escenario en el que España aplicase las concentraciones máximas de contaminantes que propone la OMS, y en ese caso los cambios son notables. Las visitas hospitalarias por polución urbana caerían en 4.496 al año (-11,59 %). En Madrid las admisiones médicas caerían casi un 30% gracias a la reducción del dióxido de nitrógeno, mientras que en Cataluña se reducirían un 20%.
Por último, los autores del informe también han calculado el coste económico que tiene ahora la exposición a las PM10, las PM2.5 y el NO2: 548 millones para la sanidad pública española. Al aplicar los estándares europeos de 2030, el gasto prácticamente se mantendría igual, mientras que los límites recomendados por la OMS supondrían un ahorro de 63 millones al año.
Aunque la Directiva de calidad del aire de 2030 se quede corta endureciendo las concentraciones a corto plazo (24 horas), sí que aporta un cambio importante en las concentraciones anuales de contaminantes, que son las que determinan la exposición a largo plazo de la sociedad. Por ejemplo, en la normativa actual aprobada en 2008 se fija un máximo de concentración anual media 40 μg/m3 para el NO2, mientras que la directiva de 2030 reduce esa cifra a la mitad: 20 μg/m3. Las concentraciones de PM10 también se reducen a la mitad, mientras que en las PM2.5 se llegan a recortar un 65% a partir de 2030.
La contaminación cuesta cada año 859 millones a la sanidad pública y causa 62.000 visitas a urgencias
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El impacto de los contaminantes en la salud es diferente si se trata de una exposición continua a si es en forma de picos de emisiones diarios. La exposición a largo plazo se relaciona con dolencias crónicas o incluso con el desarrollo de cánceres, mientras que los niveles altos de polución en días concretos provocan visitas a urgencias por problemas generalmente respiratorios en los siguientes cinco días. Sin embargo, los investigadores del Instituto de Salud Carlos III no han medido cómo afectan a largo plazo estas partículas en la salud de los españoles, ya que para eso es necesario realizar estudios de campo que pueden durar 10 o 15 años, según explica Julio Díaz.
Desde problemas respiratorios a enfermedades crónicas
El impacto del dióxido de nitrógeno es tan notable el organismo porque una exposición continuada provoca inflamación pulmonar, tos, problemas respiratorios y asma; y en personas con patologías previas o dolencias crónicas pulmonares puede derivar en ingresos hospitalarios. En el caso de las motas de polvo inferiores a 10 micras de tamaño, se introducen en el aparato respiratorio y provocan generalmente tos e inflamación pulmonar e incluso casos de asma y otras dolencias.
Las partículas más pequeñas, inferiores a 2,5 micras, llegan a introducirse en el torrente sanguíneo y se instalan en el cerebro, el corazón y en otros órganos, causando con una exposición a largo plazo ateromas, infartos, problemas vasculares, diabetes, enfermedades neurodegenerativas o alzhéimer.