Hay tres cosas que vuelven a casa por Navidad. La primera, como bien dice el anuncio, el turrón. La segunda, todos, tarde o temprano y aunque nos resistamos, terminamos desempolvamos en Spotify o YouTube a Mariah Carey y al resto de villancicos. Y, la tercera, pero no menos importante, la chimenea para nuestra televisión. Así, en algún momento de estas semanas navideñas, los usuarios de Netflix, Max o Disney+ se sorprenderán al encontrarse con troncos de madera ardiendo entre lo más visto de estas plataformas de streaming. Sí, justo al lado de la última película de estreno o de los nuevos capítulos de la segunda temporada de El juego del calamar.
"Estoy alucinada porque la serie más vista hoy en Netflix es una chimenea que arde. Nada más que eso, el fuego de una chimenea y el crepitar de la leña. Dura una hora", tuiteó una sorprendida Pilar Eyre durante la noche de Navidad de hace un año. "Dos millones de visualizaciones deben ser mías. Me la pongo muchísimas veces de fondo para leer", respondió @Lucion. "Nosotros lo ponemos siempre mientras cenamos", escribió @AidaNavasGar.
"Me la pongo mientras leo, para romper el silencio absoluto, pero sin recurrir a música o a otros sonidos más invasivos", confiesa Claudia a infoLibre al tiempo que asegura que también lo hace porque "genera un ambiente de calma" gracias a su luz cálida: "Nunca he tenido una chimenea y probablemente nunca la tendré. Se me ocurrió buscar en internet y son carísimas así que esta opción low cost no está tan mal para los millenials precarios". Celia detalla, en cambio, que en un cena navideña con amigos salió el tema y, de cinco, tres reconocieron que se las ponían muchas veces al llegar a casa: "Y la pusimos también esa noche mientras cenábamos".
La pregunta, por tanto, es evidente: ¿por qué gusta tanto este contenido prácticamente estático al usuario? "Es un tipo de contenido muy diferente al que suelen ofrecen porque no tiene narrativa, ni personajes, ni tramas… Lo compararía con la radio que, aunque tiene narrativa, también ejerce una función de acompañamiento", reconoce Enrique Guerrero, investigador y profesor Titular de la Universidad de Navarra y experto en plataformas de streaming, que señala que también encierra un aspecto emocional: "No te identificas con nadie, pero sí que ayuda a crear un ambiente".
En el triunfo de estas chimeneas se esconde también el éxito de la denominada slow tv, televisión lenta en español. "Son espacios de televisión donde durante horas no ocurre ninguna acción reseñable", explica Ignacio Sacaluga, profesor titular en Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Europea. "En EEUU, hay un canal de televisión de pago de un acuario, en YouTube triunfan los vídeos de gente caminando por la calle, y los ferrocarriles noruegos tienen una cámara pinchada todo el rato para que la gente pueda ver los trenes pasar", completa Marina Such, periodista y crítica de televisión.
Este tipo de televisión contrasta con el ruido que reina en la actualidad, donde todo es instantáneo y rápido debido al auge y funcionamiento de las redes sociales que contagia al resto del entretenimiento. "La slow tv ofrece un respiro, permitiendo a los espectadores desconectar y relajarse. Este contraste con el ritmo acelerado de la vida diaria es una de las razones principales de su atractivo", sostiene Sacaluga. "Ante todos los estímulos de Internet, estas chimeneas son sinónimos de parar, relajarse y tranquilizarse", añade Such.
El origen: la cadena de televisión WPIX-TV de Nueva York
Y lo cierto es que las plataformas son ya de sobra conscientes de que este contenido gusta y funciona. En YouTube, las chimeneas abundan para gustos, colores y algunas incluso con diez horas ininterrumpidas de troncos ardiendo.
Aunque, en realidad, Internet no ha inventado nada: fue en 1966 cuando la cadena de televisión WPIX-TV de Nueva York decidió emitir el día de Nochebuena una chimenea. Lo que empezó unos escasos minutos, en 1970 terminaron siendo tres horas. Aunque en realidad eran los mismos 17 segundos todo el rato, se rodó en la casa del alcalde John Lindsay y el acompañamiento musical fueron canciones navideñas de Nat King Cole. "El éxito que este contenido reportó a la cadena fue considerable", reconoce Sacaluga que indica que "el desarrollo tecnológico" de la época "impedía una popularización como la actual"
Netflix tiene actualmente once chimeneas diferentes
Así, volviendo a 2024, el streaming ha adoptado los métodos de los 70 para atraer a sus usuarios. Netflix fue la primera en subirse a este caso allá por 2010, incluyendo incluso un tráiler y un Cómo se hizo en un claro tono de broma. Su Chimenea para tu casa tiene tres episodios creados por George Ford que varían en que en uno solo se escucha el crepitar de la leña, en otro le acompañan villancicos tradicionales estadounidenses y el otro, diferentes melodías en versión instrumental.
Después de este éxito inicial, actualmente cuenta con once diferentes, siete estrenadas este mismo año. Chimenea en tu hogar, Chimenea en tu hogar: los chisporroteos de la madera de abedul, y las recién estrenadas Chimenea de cabaña rústica, Chimenea Blanca Navidad y Chimenea mediados siglo XX mantienen el espíritu de la original con el fuego en primer plano. Pero Netflix también ha decidido arriesgar con fuegos temáticos inspirados en sus series. Así hay chimeneas de The Witcher o las nuevas de Los Bridgerton, El juego del calamar, Hechizados y Los hombres lobo que se llevan el fuego a algún escenario conocido por los fans con sus bandas sonoras de fondo.
Desde la plataforma de streaming, reconocen que con una audiencia global de más de 600 millones de personas, es importante ofrecer una oferta de contenido llena de variedad. Y, además, les funciona y, tal y cómo tuiteaba el año pasado Pilar Eyre, lucen entre lo más visto. Aunque, esto tiene truco tal y como explica Marina Such: "Los ranking de Netflix van por millones de minutos vistos y, como son contenidos largos de más de una hora de duración, sube más rápidamente".
Eso sí, buceando en sus informes semestrales de audiencias las cifras en bruto avalan su éxito. Por ejemplo, la versión en madera de abedul logró 3.500.000 de horas vistas durante el primer semestre de 2024 y 8.100.000, en el segundo trimestre de 2023.
Chimeneas en Hogwarts, Poniente y el castillo de Arendelle
Visto el éxito Max y Disney también se han subido a este carro. En ambos casos, apostando por el segundo tipo de chimeneas: las temáticas. "Las inspiradas en universos de películas y series populares añade un componente de tematización, pero no olvidemos que se trata de un producto más de merchandising que reporta beneficios por visionado", apostilla Sacaluga.
Max tiene la Hogwarts Holidays: Fireplace inspirada en la saga de Harry Potter con hasta cuatro cambios de fuegos por el castillo mágico, y también la Chimenea en Poniente con un huevo de dragón ardiendo dentro del mundo de Juego de Tronos y La Casa del Dragón.
Y, por su parte, Disney cuenta también con dos ambientes en el universo Frozen. Por un lado, el Tronco de Navidad del castillo de Arendelle, que incluye la aparición estelar de Olaf persiguiendo una hoja mágica en varios momentos, y su Edición papel, elaborada a mano por la diseñadora de la propia cinta Brittney Lee.
Las tres 'b' de las chimeneas
¿Por qué apuestan por este tipo de contenido las plataformas? Principalmente por que, como decía previamente, gustan al usuarios y además es un contenido de larga duración y relativamente barato.
Para Ignacio Sacaluga, responde a que "el uso de chimeneas es una tradición moderna que, fundamentalmente y además de inspiradora, genera relajación y sensación de cobijo, especialmente cuando el clima es adverso". "Es una cuestión de acompañamiento, como cuando ponemos de fondo la televisión mientras estamos haciendo otras cosas", asegura Marina Such que apunta que ella ha llegado a ver una de las chimeneas de Netflix en un bar.
Para Enrique Guerrero, el éxito de estas chimeneas también plantea un debate sobre la calidad de la atención: "Qué es lo más visto y qué atención le prestamos". "Reproducir un contenido no es lo mismo que verlo realmente con atención. Por ejemplo, ¿cuántas veces nos ponemos una serie haciendo otras cosas?", plantea este experto que propone una redefinición del concepto cuando entre lo más visto se cuelan contenidos de acompañamiento tan claros como estos fuegos.
¿Triunfan sólo en Navidad?
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La otra gran duda que genera el éxito navideño de estas chimeneas es por qué solo apostamos por ellas durante estas fiestas. Al final, en enero y febrero sigue haciendo frío.
"Realmente no solo se ven en Navidad, aunque es cierto que estas fechas propician el consumo de los más snobs. La Navidad conecta con algunos conceptos y valores que han sido institucionalizados por el cine, la música, el arte o la religión", explica Sacaluga, que señala que muchos se animan a encender una chimenea en la televisión animados por la misma nieve falsa del árbol o las rondas de villancicos.
"Tiene que ver con los símbolos más que con la audiencia en sí", sostiene Guerrero que, no obstante, recuerda que la Navidad es "el periodo del año de mayor consumo televisivo": "Se hacen más actividades al interior por el frío y la poca luz, y también hay más tiempo libre por los días festivos". Opinión similar comparte Marina Such que defiende que son fechas en las que "pasamos más tiempo en casa, se hace antes de noche y hay mucha celebración familiar" en las que la televisión puede servir como fondo o acompañamiento. En este caso, con una chimenea, aunque sea fake.
Hay tres cosas que vuelven a casa por Navidad. La primera, como bien dice el anuncio, el turrón. La segunda, todos, tarde o temprano y aunque nos resistamos, terminamos desempolvamos en Spotify o YouTube a Mariah Carey y al resto de villancicos. Y, la tercera, pero no menos importante, la chimenea para nuestra televisión. Así, en algún momento de estas semanas navideñas, los usuarios de Netflix, Max o Disney+ se sorprenderán al encontrarse con troncos de madera ardiendo entre lo más visto de estas plataformas de streaming. Sí, justo al lado de la última película de estreno o de los nuevos capítulos de la segunda temporada de El juego del calamar.