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REDES SOCIALES

No es el fin, pero se le parece: Twitter sufre más caídas mientras se expande el odio y el culto a Musk

Elon Musk, en una imagen de 2021 durante una visita a una fabrica de Tesla en Brandenburg.

Desde la irrupción de Elon Musk como "tuitero en jefe" en las oficinas de Twitter a finales de octubre de 2022, se ha pronosticado ya muchas veces el final de la plataforma. Sin embargo, más de cuatro meses después, la tecnológica sigue vivita y coleando. Aunque podría estar empezando a mostrar sus primeros síntomas de degradación por sus constantes caídas, el aumento del odio y la desinformación, y el culto al líder que se ha impuesto. "Twitter ya es Musk, es difícil separar la imagen del dueño de la red social", explica Laura Pérez Altable, doctora en Comunicación e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra. 

Twitter aguanta, pero su imagen no tanto ya que de puertas para fuera la sensación que transmite la compañía californiana es la del puro caos. El último ejemplo se produjo este mismo lunes. La plataforma vivió su sexta caída en los tres meses que llevamos de 2023: la primera se produjo el 23 de enero, la segunda el 8 de febrero, la tercera el día 15, la cuarta el 18, y la quinta el pasado 1 de marzo. "Son errores que pueden afectar a funcionalidades básicas como la actualización del timeline o la posibilidad de publicar", asegura Silvia Martínez-Martínez, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). 

"En cualquier desarrollo hay varias fases: en la alfa los cambios se ven internamente, y en la beta y en la estable determinados usuarios comienzan a ver estas nuevas funcionalidades", explica Javier Casares, experto y administrador de sistemas que apunta que en el caso de Musk "se salta esas fases". "Él es más de pedir perdón que permiso", sostiene.

¿Se seguirán produciendo las caídas? Casares considera que sí, por lo menos mientras Musk siga "como responsable de tecnología": "Le dan bastante igual, porque es su modo de trabajar". ¿Cómo serán? "Más largas, no creo. El tiempo medio suele ir de una a seis horas. Si fuera de más de seis horas, ahí sí que hay que preocuparse", reconoce este experto que señala que "a corto plazo habrá más, pero a largo no tanto": "Está estabilizando la plataforma y los grandes cambios se hacen al principio". 

Lo cierto es que la del pasado día 6 no fue ni muy larga, ni afectó a todo el sistema: dejó de funcionar la función de enlaces y la aplicación mostraba un mensaje de error al intentar tuitear cualquier link. "Si que no funcione regularmente bien va a seguir siendo una constante, los usuarios van a dejar de usar la red social porque hay otras alternativas", asegura Pérez Altable que también apunta que como marca Twitter también está sufriendo por "una mala gestión empresarial". 

No obstante, lo que se ha publicado a posteriori pone blanco sobre negro el desorden que reina dentro. Según publicó Platformer, la causa detrás del último batacazo está en el error de un solo ingeniero: "En una señal de cuán profundos han sido los recortes de Musk, se ha destinado un solo ingeniero de confiabilidad del sitio para el proyecto. El lunes, el ingeniero hizo un cambio de configuración incorrecto que básicamente rompió la API".  "Esto puede estar relacionado con el tema de estadísticas", sostiene Casares, que también señala al sueño del multimillonario de extender la plataforma y ampliar su infraestructura más allá de Europa y EEUU: "Quiere expandir la infraestructura y se necesita parar Twitter durante una hora o dos para poder hacerlo". "Los nuevos movimientos se han centrado en buscar superar las pérdidas y buscar nuevas formas de obtener ingresos", asegura Martínez-Martínez.

Platformer también apunta que el empresario estaba "furioso" ya que el cambio "tuvo consecuencias en cascada derribando gran parte de las herramientas internas". "Obviamente, no tener trabajadores siempre afecta. Pero afecta a la calidad del producto, no tanto a la infraestructura", explica Casares, que señala que en los tuits que publica Musk sobre el tema se transmite la sensación de que él es consciente de que "con estos cambios se van a romper cosas". 

La ola de despidos que no cesa

¿Tiene Twitter trabajadores suficientes ahora mismo? Esta misma semana en una conferencia de Morgan Stanley, el propio Musk hizo referencia a la ola de despidos que se ha vivido en Twitter desde su llegada. En concreto, ha recortado la plantilla, según sus cifras, en un 70%. La última referencia que se ofreció de forma oficial se produjo el pasado enero, cuando el propio jefe aseguró que tenía 2.300 empleados. Sin embargo, los medios estadounidenses rebajan esta cifra hasta los 1.000 o 1.500, lejos de los más de 7.000 con los que contaba la tecnológica en octubre de 2022. 

Esta semana, además, se vivió quizás el episodio más bochornoso con respecto al recorte de plantilla de Twitter. Harldur Thorleifsson —conocido como Halli y con distrofia muscular— recurrió a la red social para preguntarle directamente a Musk si había sido despedido ya que había dejado de tener acceso al sistema. El multimillonario inició entonces una conversación en la que primero lo despidió y después le tuvo que pedir perdón ya que la salida de Thorleifsson podría costarle 100 millones de dólares

Más odio, más acoso y más desinformación

Pero a las caídas y las olas de despidos, Twitter tiene que sumar otro problema más: la falta de moderación de las publicaciones. Un estudio de primeros de marzo en Poynter Institute señala que la desinformación aumentó un 44% desde la compra de Musk. Según Science Feedback, una organización de verificación, este incremento se debió en parte a causas como el final del bloqueo a la desinformación sobre el covid o al desmantelamiento del equipo de moderación de contenidos. 

Una investigación de la BBC publicada esta misma semana realizada con datos académicos y testimonios de usuarios sugiere que bajo el liderazgo de Musk el discurso de odio y la explotación sexual infantil se ha incrementado, que las campañas de acoso se han intensificado y que no se están "detectando" que los trolls se han envalentonado y que las cuentas que siguen perfiles misóginos y abusivos han aumentado en un 69%. "Ya en noviembre, lo primero que se puso sobre la mesa es que iba a suponer un auge del odio y de la extrema derecha. Lo que estamos viendo ahora ya se advirtió entonces. Era muy evidente", defiende Pérez Altable. 

Varios trabajadores de Twitter dijeron a la BBC que "nadie se está ocupando" de todas estas medidas de seguridad y comparó la plataforma con un edificio "en llamas". The i también publicó este jueves que actualmente no hay "pautas" ni "respeto" dentro de la red social. "Hay absolutamente cero transparencia. Es horrible", aseguraron trabajadores a este periódico británico. 

A pesar de todo lo publicado, lo cierto es que Twitter ha movido ficha con respecto al discurso de odio. En concreto, el pasado 1 de marzo lanzó su nueva política relativa al discurso de incitación a la violencia. ¿Qué cambia con respecto a la anterior? Aunque insiste en que su enfoque es de "tolerancia cero con la violencia", falta claridad para aclarar a quién protege. Según The Verge, la nueva norma no incluye las palabras "individuo" o "grupo" y, en cambio, opta por referirse a "otros".

¿Se han dado pasos atrás en la lucha contra el discurso de odio y las fake news? Pérez Altable es rotunda: "Evidentemente. Ni las redes sociales ni sus dueños son altruistas, pero si se relaja la moderación y los beneficios se incrementan será un retroceso. Y el resto pueden seguir la misma línea". "Twitter implementó acciones, algunas muy sonadas, al actuar de forma contundente con cierres o suspensión de cuentas pero también sobre los contenidos", reconoce Martínez-Martínez que recuerda que para la UE este es un "tema de interés" y "estará pendiente de la evolución"

El culto al líder

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Aunque, sin duda, lo que más han notado los usuarios en las últimas semanas es como su timeline se ha llenado con los tuits de Musk. Y no es casualidad. Lo cierto es que el multimillonario se enfadó tras la Superbowl porque su mensaje de apoyo a uno de los equipos tuvo menos impacto que el que envió el presidente de EEUU, Joe Biden. ¿Su solución? Según publicó The Verge, puso a todo un equipo de ingenieros a trabajar para implementar un código para que sus tuits se clasifiquen más alto que los de cualquier otro usuario

"Hay bastante desconocimiento de cómo operan los algoritmos en la mayoría de las plataformas populares. Ello lleva a que puedan aplicarse priorizaciones de determinados perfiles", explica Martínez-Martínez, que recuerda que el reciente anuncio del servicio de pago de Meta contribuirá a que "aquellos que pagan pudiesen obtener una mejor visibilidad". "Esto generaría un cambio en la tendencia que imperaba hasta ahora y que parecía ser más democrática en tanto que la propia actividad de los usuarios marcaban qué contenido se hacía más popular", reconoce esta experta. 

¿Puede crear un ejemplo peligroso? "Sienta un precedente que puede tener consecuencias nefastas en el futuro", apunta Pérez Altable, que recuerda que "los algoritmos deben ser más transparentes". Este culto al líder se traduce, según The Verge, en que más del 90% de sus seguidores ahora ven las publicaciones de Musk. "Ahora veo constantemente las mismas cuentas. Aunque nunca he tenido el control, pero ahora es más evidente y tengo la sensación de consumir lo que quiere la plataforma. La gestión no está siendo la mejor", concluye esta experta.

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