Ni un mes. En concreto, en menos de diez días, el fundador y consejero delegado de Tesla, Elon Musk, ha pasado de anunciar que se había hecho con el 9,2% de las acciones de Twitter, a lanzar una oferta por el 100% de la red social y a hacerla efectiva este mismo lunes. A pesar de las reticencias iniciales por parte de una junta de la tecnológica que se cerró en banda tras conocer la OPA hostil, los 43.394 millones de dólares (40.495 millones de euros) han pesado, y mucho, para abrirle en menos de 24 horas de negociación, según The New York Times, la puerta al hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. Pero no sólo han abierto la puerta a su dinero, también a la forma que tiene este empresario, conocido por sus excentricidades y por ser una figura polarizadora, de ver y de entender el mundo en general y a la plataforma en particular. "Se abre una etapa muy emocionante. No es sólo un cambio de propietario ya que, en el caso de Twitter, se va a replantear la red social", sostiene Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en conversación con infoLibre.
Aunque es pronto para hablar del futuro de Twitter, sobre todo porque Musk ni siquiera se ha sentado en su trono de dueño todopoderoso de la red social, muchas son las especulaciones que rodean ahora mismo a la tecnológica y que tienen debates tan importantes encima de la mesa como la filosofía de la empresa, o tan trascendentes como el futuro de sus trabajadores. El todavía consejero delegado, Parag Agrawal, ha reconocido ante sus subordinados que "no sabe" en qué dirección irá la plataforma tras esta compra, cuya transacción podría tardar hasta seis meses en completarse. Es más, según publicó Bloomberg el mismo lunes, Twitter bloqueó su código fuente para evitar cambios no autorizados por parte de empleados descontentos con el nuevo rumbo de la empresa.
Y todo esto cuando el multimillonario todavía no ha dado a conocer su proyecto de forma oficial, pero sí que ha ido dejando migas de pan sobre sus planes para su nueva adquisición durante las últimas semanas en sus propios tuits, documentos regulatorios y en una conferencia TED programada, casual o estratégicamente, para el día que anunció su OPA hostil. Eso sí, todo son pinceladas amplias que no concretan mucho más allá de un titular.
Con más de 81 millones de seguidores, Musk recurre a su cuenta con frecuencia para insultar a sus críticos, controlar los mensajes sobre Tesla, divagar sobre sus viajes espaciales o difundir información falsa sobre el coronavirus. Así, desde que a principios de abril se convirtió el principal accionistas de la plataforma, ha aprovechado para usar su perfil para proponer locuras, como quitar la w del nombre para convertirlo en una variante de la palabra teta en inglés (en un tuit ya borrado), y otras ideas más serias como la incorporación del famoso botón de editar (una de las peticiones más comunes en el universo tuitero y que cuenta con muchísimos adeptos). No obstante, todas estas publicaciones se han terminado. Según el contrato registrado por la compañía ante la Comisión de Valores y Bolsa de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés), ha aceptado limitar sus críticas en sus tuits mientras dura la operación.
Twitter es, para Musk, la "plaza del pueblo digital"
No obstante, más allá de sus excentricidades y de sus imprudencias y caprichos, en lo que más ha insistido en sus intervenciones públicas y en sus comunicados es en la idea de la libertad de expresión. "Musk establece un concepto de libertad de expresión que tradicionalmente hemos tenido en Reddit, que ha tenido unas normas de uso más laxas", argumenta Pellicer. "Estas especulaciones abren la posibilidad de que se pueda abrir un Twitter más permisivo. Esto es importante porque se le puede dar la razón a la derecha, a la extrema derecha", afirma este experto que reconoce que este tipo de mensajes son "peligrosos".
¿Qué ha dicho exactamente el fundador de Tesla sobre este tema? "Invertí en Twitter porque creo en el potencial de ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia funcional", aseguró Musk en el comunicado en el que anunció su OPA hostil. Idea que calcó prácticamente tras el anuncio de su compra este mismo lunes: "La libertad de expresión es la base de una democracia funcional y Twitter es la plaza del pueblo digital donde los asuntos importantes para el futuro de la humanidad son debatidos". Horas después de conocerse la noticia, recurrió de nuevo a su cuenta para explicarse: "Por 'libertad de expresión', me refiero simplemente a lo que se ajusta a la ley. Estoy en contra de la censura que va mucho más allá de la ley. Si la gente quiere menos libertad de expresión, le pedirá al gobierno que apruebe leyes a tal efecto. Por lo tanto, ir más allá de la ley es contrario a la voluntad del pueblo".
"¿Qué diablos sabes sobre 'la voluntad del pueblo', Elon? Nacido rico y ahora rico sin medida, este es un hombre que no tiene idea de quiénes son 'las personas'", se pregunta Devin Coldewey en Techcrunch, que apunta a que sus ideas sobre la libertad de expresión no son "lo que yo llamaría malas o abominables, ni mucho menos, simplemente están equivocadas". "Si Twitter quiere dejar de moderar el discurso en su sitio, ¿las personas estarán menos dispuestas a pasar el tiempo en un lugar en el que pueden ser acosadas por quienes no están de acuerdo con ellas y ser bombardeadas por anuncios que intentan venderles criptomonedas, bolsos Gucci de imitación o pornografía?", se pregunta Shira Ovide en The New York Times en un artículo en el que recuerda que "casi ningún lugar en internet o en el mundo físico es una zona de libertad de expresión total".
Según publicó The Guardian tras anunciar la OPA, su principal preocupación parece ser su política de moderación. Mientras una gran mayoría la considera demasiado blanda, el hombre más rico del mundo la considera abusiva, al igual que gran parte del sector conservador estadounidense, y ponen como ejemplo la dureza con el expresidente de EEUU, Donald Trump, al que vetaron de por vida tras el asalto al Capitolio. "El problema no es Twitter sino el ecosistema que conforman todas las redes sociales. Las legislaciones y la presión social ha hecho que trabajen de forma conjunta", asegura Pellicer que apunta que el problema es que se pueda retroceder en "ciertas políticas" en todas las redes sociales en materias como la lucha contra la desinformación, el bullying o el discurso de odio que forman parte "del mismo uso fraudulento de las plataformas". En esta línea ya encaminaba sus críticas el medio especializado Techcrunch tras conocerse la OPA del multimillonario: "No es difícil imaginar a Musk revirtiendo el progreso de Twitter sobre el odio y el acoso y, en general, estropeando una gran cantidad de trabajo importante y reflexivo en la empresa".
Por ello, esta compra por parte de Musk ha puesto en alerta a distintas organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional. "Twitter tiene la responsabilidad de proteger los derechos humanos, incluido el derecho a vivir libre de discriminación y violencia y a la libertad de expresión y opinión", aseguran desde la ONG. Lo explica Charlie Warzel en The Atlantic: "No me imagino que uno se despierte y abra Twitter y lo vea mágicamente transformado en un pozo negro total de odio, acoso e información falsa. Pero puedo imaginar una degradación de Twitter. Podría suceder lentamente, y luego todo a la vez. Vería más acoso dirigido a mujeres, personas de color y las comunidades LGBTBI. Esto puede parecer un incidente aislado para la mayoría de los usuarios, pero para muchas personas, el uso diario de la plataforma empeoraría mucho".
¿La vuelta de Trump a Twitter?
¿Supone esta compra la vuelta del anterior ocupante del Despacho Oval? El empresario no ha comentado públicamente la pregunta, pero sus palabras sobre la libertad de expresión dejan la puerta abierta a Trump. "El problema no es volver a darle la cuenta, sino su entorno. Sobre todo en la lucha contra el discurso de odio", defiende Pellicer. No obstante, el expresidente ha afirmado recientemente a Fox News que no volvería ya que prefiere quedarse en su propia plataforma, Truth Social. Una plataforma que existe, según las propias palabras de Musk, porque "Twitter censuró la libertad de expresión".
Pero Trump no ha sido el único expulsado de la red social. En la lista negra tuitera, también se encuentran miles de usuarios vinculados al Estado Islámico y otros grupos terroristas, estrellas de la derecha como Alex Jones y Milo Yiannopoulos, o usuarios que difunden información errónea sobre el covid-19 o teóricos de alto perfil de la conspiración de QAnon.
Cómo quiere que Twitter sea "mejor que nunca": código abierto y acabar con los bots
La libertad de expresión de Twitter no es lo único que quiere cambiar Musk. En su comunicado del lunes, aseguró que quiere hacer que la red social sea "mejor que nunca". Y para ello, propone dos cambios fundamentales. Por un lado, que el algoritmo sea de código abierto, es decir, que los usuarios conozcan los motivos por los que se les muestra determinadas publicaciones. En su última conferencia TED, aseguró que esta vía sería mejor que "tener tuits que se promocionan y desvanecen misteriosamente sin tener idea de lo que está pasando".
"Este concepto rompe el monopolio, liberaliza el producto", explica Pellicer que lo compara a la petición de la liberalización de patentes con las vacunas del covid. No obstante, según publica Techcrunch, expertos en ciberseguridad afirman que esta idea puede hacer a Twitter más susceptible a los ataques.
El otro eje de sus acciones es acabar con los bots, es decir, verificar a todos los usuarios humanos, para acabar con el spam. Es más, hace unos días, antes de que se concretará la compra, tuiteó que "derrotaría a los bots" o "moriría en el intento". Su objetivo pasa por un anhelo de la propia red social desde hace mucho tiempo: cómo verificar a sus usuarios. ¿El fin del anonimato? Sí. Esto podría ser un problema para muchos usuarios. Tal y como recuerda el profesor Jeff Kosseff en The Guardian, "las políticas favorables al anonimato de Twitter han permitido a los miembros de muchos grupos marginados usar la plataforma de formas que nunca hubieran podido si se les hubiera pedido que publicaran con sus nombres reales: disidentes políticos, víctimas de abuso doméstico y tantos otros".
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A este anhelo se une los temores de Musk sobre si Twitter se está muriendo. "La mayoría de estas cuentas ‘principales’ tuitean rara vez y publican muy poco contenido", aseguró el multimillonario en respuesta a un usuario que publicó una lista de las diez cuentas con más seguidores, entre las que se encuentra la del expresidente Barack Obama o las de los cantantes Justin Bieber o Taylor Swift.
La privatización de Twitter
Lo que sí que está claro es el plan de Musk para privatizar la empresa. Es decir, la red social dejará de cotizar en bolsa y dependerá exclusivamente de su dueño, y no como hasta ahora de una junta de accionistas. Esto le permitirá, según Grid, lanzar productor más rápidos, tomar decisiones con menos escrutinio y, en general, operar con menos transparencia que otras compañías que cotizan en bolsa.
Aunque desde el Gobierno de EEUU mantienen silencio ante esta compra, desde Bruselas, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha avisado ya a Musk de que la red social deberá cumplir plenamente con las nuevas normas de la UE para las grandes plataformas digitales "sin importar" quien forme su accionariado. "Sean coches o redes sociales, cualquier compañía que opere en Europa debe cumplir con nuestras reglas, sin importar su accionariado", ha escrito en un breve mensaje en el que también ha recordado que el multimillonario está ya "familiarizado" con las reglas europeas para la industria del automóvil por su puesto en Tesla y "se adaptará rápidamente" a la nueva Ley de Servicios Digitales. Y es que esto es sólo el final de la primera temporada del culebrón de moda en Silicon Valley.
Ni un mes. En concreto, en menos de diez días, el fundador y consejero delegado de Tesla, Elon Musk, ha pasado de anunciar que se había hecho con el 9,2% de las acciones de Twitter, a lanzar una oferta por el 100% de la red social y a hacerla efectiva este mismo lunes. A pesar de las reticencias iniciales por parte de una junta de la tecnológica que se cerró en banda tras conocer la OPA hostil, los 43.394 millones de dólares (40.495 millones de euros) han pesado, y mucho, para abrirle en menos de 24 horas de negociación, según The New York Times, la puerta al hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. Pero no sólo han abierto la puerta a su dinero, también a la forma que tiene este empresario, conocido por sus excentricidades y por ser una figura polarizadora, de ver y de entender el mundo en general y a la plataforma en particular. "Se abre una etapa muy emocionante. No es sólo un cambio de propietario ya que, en el caso de Twitter, se va a replantear la red social", sostiene Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en conversación con infoLibre.