El "sadismo" de 'GH' ante un posible abuso sexual: desde seguir grabando a silenciarlo

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El 4 de noviembre del año 2017, Carlota Prado, concursante del programa Gran Hermano, entró al confesionario. Es la sala que el reality show emitido por Telecinco utiliza para hablar con los concursantes. Allí, una voz en off, la del conocido como Súper, comunica a los participantes de uno de los programas más seguidos de la televisión todo lo relacionado con ellos. Y ellos, también desde allí, se comunican con la audiencia. Sin embargo, lo que ocurrió aquel día en esa sala se ha convertido en el episodio más polémico y oscuro de Gran Hermano. Carlota, que en aquel momento tenía 24 años, tuvo que presenciar las imágenes de su presunto abuso sexual. Sin dejar de grabarla en ningún momento, el concurso le mostró los motivos por los cuales su compañero y pareja dentro del programa, José María López, había sido expulsado del reality. No le explicaron nada y las vio sin ningún tipo de apoyo. Ella, mientras tanto, pedía hablar con su presunto agresor y salir de la sala. "Carlota, este tema, por José María y por ti, por el bien de ambos, no debe salir de aquí", le dijo el Súper.

Los hechos, que fueron desvelados por El Confidencial, ya han tenido consecuencias. Hasta el momento, al menos una treintena de anunciantes —como Pepsi, Maybelline o l'Oreal— han retirado su publicidad del programa que, sin embargo, ahora mismo se emite con total normalidad. José María, por su parte, está a punto de ser juzgado. En el auto que terminó la instrucción, la jueza aseguró que apreció indicios de un posible abuso sexual. 

Han sido dos años de silencio absoluto por parte de los responsables del programa. Su formato de grabación 24 horas captó en directo el presunto abuso sexual —que se cometió tras una fiesta que dejó a Carlota afectada por el consumo de un poco de alcohol sumado a la escasa alimentación—, pero no fue hasta el día siguiente cuando reaccionó. Expulsó a José María por un "comportamiento intolerable", según anunciaron entonces, y, después, enseñó las imágenes a Carlota. Eso no se ha sabido hasta ahora porque las imágenes nunca se emitieron. Y, también hasta ahora, el programa había preferido no decir nada. Su silencio se rompió el pasado 23 de noviembre. Más de dos años después de que se produjeran los hechos, Endemol Shine Iberia, la empresa matriz de la productora que se encarga de Gran Hermano, Zeppelin TV, emitió un comunicado, según publicaron algunos medios, en el que argumentó que hay "protocolos" que "fueron seguidos por el equipo".

"El equipo de producción que estaba al mando por la noche sospechó que se había producido un incidente y lo comunicó a los productores ejecutivos del programa. Después de revisarlo, el concursante José María fue expulsado de la casa, mientras Carlota recibía apoyo de profesionales independientes", explicaba la nota. Además, desde la productora añadieron que "ningún contenido se grabó con la intención de ser emitido". infoLibre trató de conocer qué tipo de protocolos hay, si existe uno específico sobre violencia sexual y si, en caso de que no fuera así, se han planteado elaborar uno a raíz de estos hechos. Pero no hubo respuesta por parte de Endemol. 

Este mismo miércoles la productora envió un nuevo comunicado en el que, por primera vez, pidió perdón a la víctima. Además, aseguró que "revisará sus protocolos en Gran Hermano para abordar posibles situaciones de vulneración de derechos y, en relación al caso de la concursante Carlota, lamenta y reconoce que fue un error la primera comunicación en el confesionario y le pide disculpas".

 

Mediaset también publicó un comunicado este miércoles. Lo que destacaron fue que lamentan "profundamente la confusión creada por la campaña denigratoria contra Gran Hermano sobre hechos ocurridos dos años atrás". Y la emprendieron contra su principal competidora, Atresmedia. "Las acciones de desprestigio están siendo avivadas de manera desleal desde los espacios y programas informativos de Antena 3, laSexta, Onda Cero y algunos de sus portales verticales, a los que también se suma el diario La Razón, con el que comparte accionista el grupo editor", continúan. "Mediaset España se compromete a trabajar responsablemente para superar esta situación a la mayor brevedad posible, protegiendo uno de los programas preferidos por la audiencia española", dijeron. Y recordaron que el caso se encuentra en manos de la justicia, "en un proceso del que Mediaset España no forma parte ni ha sido llamada a declarar".

Desde que se desvelaron los hechos, han ido en aumento las críticas hacia el programa. Sobre todo contra el modo al que se enfrentó a un supuesto caso de violencia sexual. No reaccionó en el momento, obligó a Carlota a ver las imágenes, no le prestó ayuda psicológica inmediata... Y cuando salió, estuvo en un hotel acompañada en todo momento por la Súper que estaba a cargo de la casa cuando José María habría aprovechado el estado de embriaguez de Carlota para cometer el abuso. Así lo ha desvelado laSexta, que ha tenido acceso a la declaración de ella ante el juez. "Estuve cuatro días secuestrada en un hotel", aseguró la joven. "Esta mujer dormía al lado mía y me quitaba el mando de la televisión y ni teléfono, ni nada. Tratándome como si yo estuviese pirada", añadió.

¿Fue correcto este modo de actuar? ¿Cómo debería haber reaccionado la dirección del programa para evitar cualquier perjuicio a Carlota? infoLibre analiza, con la ayuda de expertas, los errores del más grave episodio vivido en dieciocho ediciones de Gran Hermano.

Primer error: no dejar de grabar y no intervenir

Emelina Fernández es doctora en Comunicación Audiovisual y expresidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, un organismo que ha realizado numerosos informes sobre las actuaciones cuestionables de los medios de comunicación. Y lo que opina sobre el caso es que es una prueba —otra más— de que "algunos medios se creen que tienen carta blanca y que pueden hacer lo que les dé la gana". Porque la forma en la que actuó Gran Hermano es completamente "rechazable y abominable". En primer lugar, dice, porque nadie reaccionó al ver las imágenes que mostraban que se podía estar produciendo un abuso sexual. Y no sólo no reaccionó nadie, sino que tampoco ninguna persona instó a suspender la grabación. 

"La primera cuestión que yo me planteo es cómo ante una grabación de un posible abuso se continúa grabando. Es decir, no sólo no impiden que eso continúe, sino que además lo graban", lamenta. "Es absolutamente rechazable", dice. Y ya no sólo desde el punto de vista de la comunicación, sino porque se estaba produciendo un posible delito. Por eso, critica, el programa es "cómplice de un delito cuando se queda impasible ante un hecho como este". "Tenían que haber dejado de grabar, y la persona encargada de este programa evitar que continuase" lo que se estaba produciendo. Lo contrario, añade, es "denigrante" para la supuesta víctima. 

La Súper que estaba a cargo del programa esa noche declaró ante la jueza que llebaba a cargo la instrucción. Según dijo, había visto algo que "no le cuadraba bien" pero que no tenía la autoridad suficiente como interrumpir la convivencia. Por eso, dice, llamó a Floren Abad (director de la casa, productor ejecutivo y Súper principal) y cuenta lo que vio. Y es que él debía autorizar una posible entrada en la casa, que cuenta con personal de seguridad permanente. Sin embargo, él la contradijo ante la jueza. Según aseguró, podría haberlo hecho sin su permiso. En cualquier caso, según El Confidencial, ni la productora ni la cadena han estado como investigados a pesar que lo pidió el presunto agresor. 

No obstante, Emelina Fernández cree que la actuación de ambos podría tener consecuencias. "Estoy convencida de que podría tener consecuencias para el programa, pero la responsabilidad de reclamarlas recae sobre la víctima porque es ella quien tiene que denunciar. Y se enfrenta a un verdadero gigante, tanto mediático como económico", lamenta.

Segundo error: mostrar las imágenes a la víctima

Pero hay más errores. Para Fernández, el segundo hecho más que cuestionable es la manera en la que el programa comunicó a Carlota lo que había ocurrido. Según explicó ella misma en la entrevista que concedió a El Confidencial, después de pasar algunas horas con José María en la casa, él fue expulsado. Luego le dijeron a ella que tenía que ir al confesionario. "Me dicen que ha tenido un comportamiento inaceptable y que le han expulsado", recuerda. Y continuación le indicaron que se tranquilizara y que tenía que ver "unas imágenes". "Y en ese momento me pusieron el vídeo con lo que sucedió esa noche, sin avisarme de lo que estaba a punto de ver", explicó en la entrevista.

"Es un acto realmente sádico", denuncia Fernández. "Encierran a una persona en un espacio y le enseñan unas imágenes sin advertirle de nada para que vea su [presunta] agresión", continúa. "No tiene otro calificativo, es absoluto sadismo", lamenta.

Por eso, Fernández insiste en la necesidad de que exista un organismo regulador que "sancione este tipo de conductas" por parte de los medios de comunicación. "Parece que todo vale en el tema de conseguir audiencia en un programa", critica. "No sé dónde vamos a llegar para que un canal tenga más audiencia", sentencia.

Es la misma idea en la que incide Esperanza Bosch, profesora de Psicología en la Universitat de les Illes Balears. "Grabarle viendo las imágenes responde a la mentalidad de Telecinco, que se somete al 'el espectáculo debe continuar". Hacen, critica, hasta espectáculo con el sufrimiento. 

"Lo que hicieron es incrementar el trauma y el daño de la víctima. Es negligente por todos los sentidos", coincide Bárbara Tardón, doctora en estudios de género. "Lo que hicieron consiguió aumentar el dolor, el daño y las secuelas de la víctima. Se supone que hay psicólogos detrás, pero si no saben actuar", algo que puede ocurrir, "hay que pedir asesoramiento profesional", añade. 

Tercer error: sin acompañamiento psicológico desde el principio

También hay que resaltar que, en el momento en el que Carlota ve el presunto abuso sexual del que había sido víctima, estaba sola. No tuvo ningún tipo de acompañamiento psicológico. Este únicamente entró después de que las imágenes se apagaran por petición de ella misma. Por eso, Bosch cree que en ningún momento se priorizó  la protección de la víctima. Y eso a pesar de que el programa ya sabía que lo era porque, insiste, estaba todo grabado y alguien lo había visto. 

Pero, según explica, tampoco habría tenido sentido un acompañamiento psicológico delante de unas cámaras. Por eso, opina que lo primero que tendría que haber hecho el equipo de Gran Hermano es sacarla de la burbuja del programa y, ya "en privado", ofrecerle un acompañamiento y la posibilidad de ver las imágenes. "Si ella quería", matiza. "La manera adecuada de afrontar una situación como esta no tiene nada que ver con hacer un espectáculo", denuncia Bosch. "Hay que parar las máquinas, sacar a la joven y llevar a cabo un protocolo destinado a la protección y ayuda de la víctima", explica. 

Tardón también incide en esta necesidad. "La actuación tenía que haber sido inmediata porque si no, en términos morales y éticos, te conviertes en cómplice del delito", dice. Por eso, el programa tendría que haber ofrecido "un acompañamiento psicológico inmediato". "No es justificación que estuviera borracha, no es excusa, es de una irresponsabilidad y de una negligencia extrema y gravísima por parte del programa y de las personas" que hay detrás de él, denuncia. 

Cuarto error: traslado a un hotel y vuelta a la casa

Según explicó la propia Carlota en la declaración publicada por laSexta, tras enseñarle las imágenes estuvo "secuestrada" en un hotel cuatro días. Su acompañante era, además, la mujer que ejerció de Súper la noche en la que se produjo el presunto abuso sexual. Pasados cuatro días, volvió a la casa. "Volví porque no tenía el valor de enfrentar la realidad. No quería salir de esa casa que está aislada... Ahí vives en un mundo alternativo y estás de alguna manera protegido", reveló en la entrevista que concedió a El Confidencial. 

Lo decidió ella misma, pero el programa no debió haberlo permitido. Así al menos lo entiende Tardón. "Cualquier profesional que trabaja en violencia sexual nunca jamás aconsejaría a una víctima volver al lugar donde sucedió todo. Y más en este caso, en el que ella se exponía a millones de personas en un medio tan agresivo como es la televisión", explica. De haber habido un acompañamiento adecuado, Carlota nunca habría vuelto a concursar. Si ella lo pidió, asegura, es porque entre las "secuelas" de las víctimas de violencias sexuales se encuentra "la confusión". 

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¿Cómo es posible que se cometieran tantos errores en un caso tan grave y en un periodo de tiempo tan pequeño? Pues Tardón reflexiona que quizá tenga que ver con la propia concepción de la violencia sexual. Y con que José Luis fuera la pareja de Carlota en el momento en el que ocurrió todo. Casi en el año 2020, "la sociedad todavía no es capaz de identificar la violencia sexual que se produce en entornos íntimos y en el entorno de la pareja", critica.

Y con ella coincide Virginia Álvarez, responsable de investigación y política interior de Amnistía Internacional. "Hay un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género que se centra en los estereotipos y en el que hay datos realmente alarmantes de lo normalizada que está la violencia sexual cuando existe una relación afectiva", lamenta. 

Por suerte, dice Tardón, el movimiento feminista y su visibilización de las violencias sexuales están cambiando el concepto. Y pueden haber sido las responsables también de que este caso, finalmente, saliera a la luz y ella lo denunciara.

El 4 de noviembre del año 2017, Carlota Prado, concursante del programa Gran Hermano, entró al confesionario. Es la sala que el reality show emitido por Telecinco utiliza para hablar con los concursantes. Allí, una voz en off, la del conocido como Súper, comunica a los participantes de uno de los programas más seguidos de la televisión todo lo relacionado con ellos. Y ellos, también desde allí, se comunican con la audiencia. Sin embargo, lo que ocurrió aquel día en esa sala se ha convertido en el episodio más polémico y oscuro de Gran Hermano. Carlota, que en aquel momento tenía 24 años, tuvo que presenciar las imágenes de su presunto abuso sexual. Sin dejar de grabarla en ningún momento, el concurso le mostró los motivos por los cuales su compañero y pareja dentro del programa, José María López, había sido expulsado del reality. No le explicaron nada y las vio sin ningún tipo de apoyo. Ella, mientras tanto, pedía hablar con su presunto agresor y salir de la sala. "Carlota, este tema, por José María y por ti, por el bien de ambos, no debe salir de aquí", le dijo el Súper.

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