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Guerra interna en Facebook: las últimas mentiras de Trump ponen contra las cuerdas a Zuckerberg

Donald Trump durante un encuentro en la Casa Blanca con Mark Zuckerberg el pasado mes de septiembre.

El cofundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, no va a dar marcha atrás y, apelando a la libertad de expresión, ha defendido ante sus empleados en una videoconferencia la decisión de la red social de no tomar ninguna medida con respecto al polémico mensaje que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, compartió el pasado viernes en esta plataforma asegurando, en el marco de las protestas por el asesinato de George Floyd, que "cuando empiezan los saqueos, empiezan los disparos". Es decir, ni lo suprimirá, ni lo ocultará tras un mensaje de alerta, ni nada. La decisión de la plataforma con sede en Menlo Park difiere de la de su principal rival, Twitter, que no borró el tuit pero si lo marcó como mensaje que incumplía sus reglas por "glorificar la violencia".

Mientras otra de sus redes, Instagram, se llenaba de imágenes con fondo negro en recuerdo a George Floyd y cuatro días después de la polémica publicación de Trump, Zuckerberg tuvo que dar la cara ante sus trabajadores a través de una videoconferencia –la mayoría están teletrabajando por culpa de la pandemia del coronavirus– para apoyar su intención de no hacer nada asegurando que se trataba de una "decisión difícil" pero que era "bastante exhaustiva" ya que Facebook no se quiere erigir como "árbitro de la verdad". Según el audio de esta reunión al que ha tenido acceso The New York Times, el líder del imperio tecnológico explicó que los principios y políticas de plataforma que apoyan la libertad de expresión "muestran que  lo correcto es dejar las cosas como están" a pesar de que muchas personas se molestarían y los criticarían.

Zuckerberg también reconoció durante esta reunión que el viernes, después de decidir no borrar la publicación de Trump, recibió una llamada del propio mandatario de EEUU. "Aproveché esa oportunidad para hacerle saber que sentía que este post era incendiario y dañino, y hacerle saber cuál era nuestra posición", aseguró Zuckerberg a los empleados de Facebook. Pero, aunque expresó su disgusto al presidente, reiteró que el mensaje de Trump no rompía las reglas de la red social.

Esta videoreunión, prevista inicialmente para este jueves, se adelantó a este martes para intentar calmar los ánimos dentro de Facebook. A lo largo de la jornada del lunes, cientos de empleados protestaron por la inacción de Facebook organizando una "huelga virtual". En concreto, se negaron a trabajar y unificaron sus mensajes automáticos de correo electrónico diciendo que estaban fuera de la oficina en una muestra de protesta.

La disidencia interna comenzó a gestarse la semana pasada después de que Twitter volviera tomar la delantera a Facebook al etiquetar las publicaciones de Trump como mensajes que "glorificaban la violencia" y que hacían declaraciones inexactas. Los mensajes del presidente estadounidense se replicaron prácticamente iguales en Facebook, que no realizó ningún tipo de acción. Desde ese momento, cientos de trabajadores, incluídos altos cargos de la red social, usaron sus cuentas personales en Facebook, Twitter y LinkedIn para criticar abiertamente esta decisión. "Mark (Zuckerberg) no lleva razón, y me esforzaré al máximo para que cambie de opinión", escribió en su cuenta de microblogging el director de diseño de producto para la sección de noticias de Facebook, Ryan Freitas.

Incluso, dos de sus empleados han renunciado a sus respectivos puestos de trabajo en los últimos días. Es el caso de Timothy Aveni, ingeniero de software de Facebook, que aseguró en su página en esta red social que la compañía no estaba cumpliendo con sus propias reglas al no prohibir un discurso que promueve la violencia: "Siguen moviendo los postes de la portería cada vez que Trump se acerca, encontrando excusa tras excusa para no actuar sobre una retórica cada vez más peligrosa". La carta, compartida en LinkedIn, concluía con un claro "renuncio a mi trabajo en Facebook". Owen Anderson, gerente de ingeniería, publicó en Twitter que "a partir de hoy (por el lunes), ya no soy empleado de Facebook", aunque matizó que su salida llevaba pactada varias semanas pero "está feliz de no seguir apoyando políticas y valores con los que está en total desacuerdo".

Estas críticas internas se suman a las de políticos y organizaciones de derechos civiles. Tras una reunión el lunes con Zuckerberg y con su número dos, Sheryl Sandberg, grupos de derechos civiles afirmaron que la posición de Facebook era "totalmente confusa" sobre todo en medio de la tensión por las protestas contra la violencia policial de la última semana. 

El tuit de la polémica

El mensaje que originó toda esta guerra interna dentro de Facebook fue compartido por Trump en sus cuentas de esta red social y de Twitter el pasado viernes. "Estos matones están deshonrando la memoria de George Floyd, y no dejaré que eso suceda. Cuando empiezan los saqueos, empiezan los disparos", aseguraba el presidente haciendo referencia a las multitudinarias protestas por todo EEUU desde el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco en Mineápolis.

Mientras Facebook se dedicaba a contactar con la Casa Blanca, según el relato de Zuckerberg, Twitter no borró el tuit por "ser de interés público" pero puso en marcha su nueva política inaugurada también con Trump etiquetando este mensaje como tuit que incumplía sus reglas por "glorificar la violencia". La respuesta de la red social por antonomasia fue, en cambio, un post del propio líder del imperio tecnológico publicado el mismo viernes que aseguraba que "creemos que la gente necesita saber si el Gobierno está planeando desplegar la fuerza".

Este tuit de Trump llegaba sólo un día después de que firmase una orden ejecutiva dirigida a empresas de redes sociales que, según explicó, tenía como objetivo "defender la libertad de expresión de uno de los mayores peligros a los que se ha enfrentado nunca Estados Unidos". Sin embargo, esta decisión llegaba, sospechosamente, sólo un par de jornadas después de que Twitter incluyese por primera vez una verificación de hechos en unos mensajes del presidente sobre el voto por correo. Algo que no sentó demasiado bien en la Casa Blanca.

No es la primera vez que Facebook y Twitter toman decisiones opuestas

Pero las discrepancias entre Facebook y Twitter con Trump como foco no son recientes. En noviembre, justo un año antes de las elecciones presidenciales en EEUU, la red de microblogging decidía desmarcarse de la plataforma de Zuckeberg anunciando que ponían fin a la publicación de "propaganda política pagada" a nivel global. "Creemos que el alcance del mensaje político debe ser ganado, no comprado", explicaba Jack Dorsey, fundador y director ejecutivo.

Tras este movimiento de sus rivales, Zuckerberg explicó que Facebook no modificaría su decisión con respecto a los anuncios políticos: "En una democracia, no creo que sea correcto que las empresas privadas censuren a los políticos o a las noticias". Ya tras esta decisión, el fundador de la red social se enfrentó a las críticas de sus trabajadores que manifestaron que esta polémica era una "amenaza para lo que representa Facebook" y le sugerían como solución el uso de la verificación, una limitación del microtargeting, que se limitara el gasto o que, al menos, se adviertiera a los usuarios.

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Toda esta controversia llamaba a las puertas de Menlo Park cuando estaban resolviendo otra polémica causada por Trump. En aquel momento no fue una salida de tono sino un vídeo falso sobre Joe Biden, ex vicepresidente de Barack Obama y actual candidato demócrata a la Casa Blanca. Facebook se negó a eliminar este anuncio de la campaña de reelección del actual presidente sobre las relaciones de Biden con Ucrania, tras una denuncia de su equipo. La red social apeló, como hace ahora, que esta decisión se basaba en "la libertad de expresión" y también en "el respeto por el proceso democrático y la creencia de que, en las democracias maduras con una prensa libre, el discurso político es posiblemente el discurso más analizado que existe".

El equipo de campaña de Biden calificó esta decisión de "inaceptable": "Ya sea con origen en el Kremlin o en la Torre Trump, estas mentiras y teorías de conspiración amenazan con socavar la integridad de nuestras elecciones". El vídeo en cuestión acusaba al ex vicepresidente de usar su poder en la administración Obama para influir en Ucrania y así beneficiar a su hijo Hunter. En concreto, afirmaba que ofreció mil millones de dólares en ayuda si el país europeo expulsaba al hombre que investigaba a una de las compañías vinculadas a la familia del ahora candidato demócrata.

Pero las sombras sobre la actuación de Facebook en las elecciones de EEUU no son son tampoco algo recientes ya que están presentes en la empresa californiana desde hace ya cuatro años: los comicios estadounidenses que ganó Donald Trump en 2016 marcaron el inicio de las acusaciones de que la compañía había hecho la vista gorda con respecto a la injerencia extranjera y la expansión de fake news. La guinda en el pastel la puso el escándalo de las filtraciones de Cambridge Analytica, que salió a la luz pública en marzo de 2018 y que afectó a 87 millones de usuarios.

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