Agua
España se estanca en la gestión del agua: depuración deficiente, escasa reutilización y ríos desprotegidos
Más del 80% de las aguas residuales que se generan a nivel mundial vuelve a los ecosistemas sin ser tratada ni reciclada. Es el mensaje que ha lanzado Naciones Unidas este miércoles 22 de marzo, durante el Día Mundial del Agua. En su informe Aguas residuales: el recurso no aprovechable, el organismo pone sobre la mesa las "oportunidades de explotar las aguas residuales como recurso" y constata que "el agua tratada de una forma segura es una fuente sostenible y asequible de agua y energía, así como para obtener nutrientes y otros materiales recuperables". La ONU también advierte de la importancia de la depuración: "1.800 millones de personas usan una fuente de agua contaminada por material fecal, poniéndolas en riesgo de contraer el cólera, la disentería, el tifus o la polio", destaca, y añade que "el agua no potable, y unas pobres infraestructuras sanitarias, así como la falta de higiene, causa alrededor de 842.000 muertes al año".
España se encuentra, actualmente, lejos de ser ejemplo en esta materia. En el 2015 la UE demandó al país ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) debido al incumplimiento de la normativa sobre depuración de aguas residuales urbanas. Además, el Foro de la Economía del Agua ya reveló en 2016 que tres de cada diez plantas depuradoras españolas están obsoletas, un 21% tiene una capacidad insuficiente y el porcentaje se eleva a un 31% en el caso de las que no están adecuadamente mantenidas.
El problema de la depuración
Las conclusiones del informe son compartidas por Santiago Martín Barajas, miembro de Ecologistas en Acción, que en conversación con infoLibre recuerda las "cientos de depuradoras que fueron construidas en España, en parte financiadas por la UE". El principal lastre, lejos de consistir en un mal funcionamiento de las mismas, surgió con la necesidad de renovación. "Hay que renovar, hay que mantener y hay que gestionar", subraya Barajas.
En este sentido, el ecologista achaca a la crisis económica el deterioro de "aquellas depuradoras que dependen de ayuntamientos" que "en vez de gastar el dinero en mantenerlas, se lo gastan en elementos que consideran más prioritarios". Barajas replica, no obstante, que pocos asuntos hay más prioritarios. "Es una prioridad porque en la factura del agua se paga también la depuración" de modo que, a su entender, existe "una malversación cuando ese dinero se emplea en otros asuntos que no sea el funcionamiento de la depuradora".
Su diagnóstico indica que, a día de hoy, "la depuración en el país ha empeorado respecto a como estaba hace seis años, porque las depuradoras necesitan ese mantenimiento que no se les está dando". Barajas señala asimismo las diferencias entre regiones. En Andalucía, por ejemplo, "el 18% de las aguas residuales no se depura todavía", mientras que "hay regiones donde funciona mejor", pero, a nivel global, "las depuradoras existentes no están funcionando como deberían hacerlo".
Eva Hernández, responsable del Programa de Aguas y Agricultura de WWF España, recalca que España está "mejor que otros países del mundo, porque tiene un alto porcentaje de población atendida" y sin embargo, continúa, "la ONU ya ha dicho que los indicadores no son sólo cuantitativos sino también cualitativos, no es sólo cuántas depuradoras hay y a cuánta población atienden sino si realmente están depurando bien". Y la respuesta, en el caso español, es negativa: "El 73% de las depuradoras que hay ahora mismo no tienen capacidad de depurar los nutrientes del agua, que también son una forma de contaminación", denuncia Hernández.
Estos nutrientes, agrega, hacen que "se inicie un proceso en el que se mueren los ríos y los lagos, empiezan a proliferar algas, y nacen también especies invasoras en ambientes degradados, teniendo al final un efecto sobre la biodiversidad y la calidad de las aguas en general".
Reutilización, un recurso beneficioso pero no definitivo
La otra gran tarea pendiente en materia hídrica apunta a una cuestión directamente ligada con la depuración: la importancia de reutilizar el agua. "La reutilización implica que las aguas sucias se depuran y se vuelven a usar, por ejemplo en parques y jardines", señala Barajas, quien añade que "se empezó a hacer en la primera década del siglo XXI, pero se ha frenado en los últimos años".
La reutilización genera una serie de ventajas probadas, como "forma de obtener un recurso que vuelve a utilizarse, lo cual hace innecesario construir nuevas infraestructuras". En un país como España, donde los efectos del cambio climáticos son ya evidentes, "la reutilización cobra especial importancia". En 25 años, España "ha perdido el 20% de los recursos hídricos a causa del cambio climático, porque –además del problema de la escasez de lluvia– la subida de la temperatura hace que la evaporación sea mucho mayor", apunta.
Barajas puntualiza que aunque la reutilización sirve como empujón para proteger los recursos hídricos y revertir en cierto modo los efectos del cambio climático, no supone una solución definitiva. "Lo que hay que hacer –sentencia el ecologista–, es bajar el consumo todo lo que se pueda".
En este punto coincide también Eva Hernández, quien insiste en que la reutilización, pese a sus ventajas, es un recurso finito del que se puede "hacer un uso eficiente, pero al final es necesario dejar algo de agua para que vuelva a los ríos, porque si se consume todo los ríos van a estar secos, y ese ecosistema muerto no es fuente de más agua, sino un sumidero".
El crítico estado de los ríos
Precisamente la importancia de los ríos ha sido tradicionalmente una de las cuestiones prioritarias en el discurso ecologista. "El principal problema que tenemos en España es que no nos terminamos de creer que los ríos sirven para algo", apostilla Hernández, para a continuación lamentar que "parece que son o canales de riego o una amenaza constante, y no una fuente de servicios". La ecologista subraya que el cuidado de los ríos se torna imprescindible para no terminar con la principal fuente de agua, "porque además el cambio climático nos lo va a poner muy fácil", añade.
En cuanto a las políticas públicas para caminar hacia tal protección, Hernández recuerda que "la Directiva Marco de Agua permitiría hacer buenos planes de gestión, organizar nuestros recursos y cuidar nuestros ecosistemas de ríos y humedales para asegurar que su buena conservación nos siga dando agua en el futuro". No obstante, critica, España no termina de "aplicar esa normativa" y como consecuencia Bruselas ya cuenta con un procedimiento abierto en su contra.
Erika González, miembro de Ecologistas en Acción, explica que "la gestión del agua y los desafíos existentes en relación a cómo se ha venido gestionando la conservación de los ríos y los usos del agua disponible" dejan tras de sí una evaluación necesariamente negativa . "Se han utilizado los ríos como sin considerar el estado en el que se encuentran ni el estado en el que se van a encontrar después de esos usos, de manera que se le ha dado vía libre a diferentes demandas de agua, sobre todo las del regadío" critica González, quien puntualiza que "más de un 80% de las demandas son para abastecer regadío, y eso ha generado, en las zonas con menos recursos, déficits hídricos importantes y por lo tanto un deterioro de los ecosistemas".
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La principal consecuencia implica que "algunos de esos ríos se han llegado a secar, y en otros casos el agua que circula es muy inferior al que deberían tener para lograr unas condiciones adecuadas de los ecosistemas, su sostenibilidad a futuro y un cuidado de la biodiversidad".
Unida a la deficiente gestión del agua, González sitúa el punto de mira en "todas las infraestructuras que se han ido construyendo, como los embalses y trasvases". El Gobierno autorizó el pasado 8 de julio un nuevo trasvase del río Tajo al Segura de 20 hectómetros cúbicos, mientras que el proyecto del trasvase del Ebro, que iba a repartir las aguas del río por la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería, continúa generando reiteradas críticas por parte de los ecologistas. "En el plan hidrológico del Ebro se planifican decenas de embalses y a la vez el aumento de cerca de medio millón de nuevas hectáreas de regadío" algo que González reconocer ver "de forma crítica y con bastante preocupación".
Todo lo anterior se suma a la imparable huella del cambio climático, cuyos efectos hacen que "el agua que está circulando por los ríos sea muchísimo menor de la que se contempla". Erika González recuerda que "las confederaciones hidrográficas están teniendo en cuenta una reducción de las aportaciones del agua a los ecosistemas de en torno a un 5% o un 7% ", mientras que los datos del Ministerio de Medio Ambiente señalan que "la media en España está siendo de una reducción de un 15% ya, no de cara a un futuro". Como resultado, "el agua que circula por los ríos es cada vez menor y el agua disponible es también menor, si eso se junta con un aumento de las demandas y con un aumento de las infraestructuras para que se abastezcan esas demandas, tenemos una situación de colapso hídrico que en un futuro, o en breve, puede estallar".