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Pamplona/julio 1978. Entre txapoteo y txapoteo

Unceta F.

Oigan, o lean más bien, que una fecha me ha hecho parirles esto para que lean en la piscina, o en la playa, el que tenga dinero y tiempo y suerte de poder permitírselo. 13 de julio, de 1978.

En contexto: tras la muerte a manos de efectivos de la Policía Armada de Germán Rodríguez en los sanfermines de Iruña, y luego de Joseba Barandiaran en Donosti cuando formaba parte de una protesta porque habían matado al primero, las manifestaciones se sucedían y la conflictividad social que con desproporcionada represión pretendían las Autoridades que perdiera fuelle iba en aumento en ese territorio. Las Vascongadas, ningún miembro de la Policía Armada lo decía de otra forma.

Ese día concreto, el 13 de julio, una unidad de las Compañías de Reserva General de la Policía Armada era desplegada para “restablecer el orden” y controlar esa conflictividad social en Rentería, una compañía mandada por un tal capitán José Luis Farizo Martín.

Imágenes de saqueo a comercios por parte de agentes de esa compañía dieron la vuelta al mundo, informaciones de que disparaban a ventanas y defecaban y orinaban en los portales de las viviendas salieron a la luz pública.

El mundo veía qué bien se restablecía el orden en España.

Muy feo. Era 1978, un año plagado de sucesos. Podría dar para una enciclopedia por fascículos hablar de todo lo que los militares actuaban en esos años, o en el mejor de los casos retenían, desafiaban y condicionaban el proceso a la Transición, pero comenzar a relatarles sobre esto para hacerles el rato ameno en la toalla me ha surgido por la fecha y Rentería y aquel día del 78 y sobre eso planearé para no aburrirles mucho dando solamente unas pinceladas relacionadas con aquellos hechos y el origen de la marabunta, Pamplona.

En Pamplona la actitud del jefe de la Policía Armada, Fernando Ávila, volvió muy lógicamente a causar conflictos y en Rentería la actitud de la citada unidad de las CRG, popularmente conocidas como "los grises" del mismo cuerpo, provocó el arresto –que hay que ver cómo fue el “arresto”– de aquel capitán que la mandaba que se reincorporó alegremente al Ejército siendo destinado al Regimiento de Infantería Badajoz número 26 asentado en Tarragona, que lo mismo le daba al susodicho.

Era 1978, un año plagado de sucesos. Podría dar para una enciclopedia por fascículos hablar de todo lo que los militares actuaban en esos años, o en el mejor de los casos retenían, desafiaban y condicionaban el proceso de la Transición

El concepto es el concepto, que decía aquel personaje gallego de la película Airbag. Para que me entiendan el concepto, aquel año se celebró el primer día transicional de las Fuerzas Armadas y la Legión acudió desafiante mostrando posición de fuerza al Valle de los Caídos a rendir homenaje a Franco delante de su mujer La Collares.

Al que era el subinspector de la Legión entonces, general José Ximénez Henríquez, dicen que le comentaron algo sobre aquello pero poco, no fuera a ser que se cabreara.

Bueno, ni para qué decirles que Farizo Martín, aquel capitán de lo de Rentería, finalizó su carrera sin problema en Democracia plena, acreedor de todo lo que podía ser acreedor como militar sin que en su expediente hubiera tacha que le condicionara nada.

La Policía Armada era un Cuerpo militar mandado por militares puros que no se desmilitarizó hasta 1986, por si hay a quien se le escapa ese otro concepto, así como el amplio de que la laxitud de aquella naciente Democracia que dicen plena hoy con las salidas de tiesto de militares franquistas, y la dureza con la que se reprime a los militares y FFCCSE que se pronuncian en pro de ella, es una constante en nuestra historia reciente.

Vamos, que así aún hoy nos luce el pelo.

Les dejo ya que hablen si gustan de las víctimas, de todas y éstas también, entre txapoteo y txapoteo, pensando en lo bien que le viene utilizar siempre a algunas víctimas por réditos electorales a algunos que niegan y desprecian a otras.

Oigan, o lean más bien, que una fecha me ha hecho parirles esto para que lean en la piscina, o en la playa, el que tenga dinero y tiempo y suerte de poder permitírselo. 13 de julio, de 1978.

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