Pilar Llop es una jurista brillante y una feminista que no necesita demostrar su pedigrí. Es inapelable su formación y su experiencia. Pero antes que todo, antes que jurista, antes que feminista, antes que experta, es socialista. Bueno, mejor que socialista, es del PSOE. Y en el PSOE ser del PSOE va por delante de todo.
Desde que Felipe González dejó claro que había que ser socialista antes que marxista, el PSOE cumple su función histórica por encima de todo. Cuando a la socialdemocracia se le permitía ser la margen izquierda del sostén del sistema, el PSOE fue socialdemócrata. Cuando dejó de valer, abrazó el socioliberalismo. Cuando para su papel de pata izquierda del establishment toque hacer otro viraje a la derecha, se hará. El PSOE es socialista (lo que sea que signifique eso para ellos ahora) antes que todo. Antes que feminista, también. En plena rueda de prensa de presentación de la enmienda a la Ley del Solo Sí es Sí, Patxi López no tuvo empacho en reconocer que el PSOE había tenido grandes diferencias con la Ley Trans, pero que asumió su derrota parlamentaria. Días antes, el PSOE daba por zanjado el debate sobre esa ley y se subía al carro, pero si para sostener el argumento que toca ahora hay que desdecir el anterior (para agarrarse a otro todavía más antiguo), el PSOE lo hará.
Cuando el PSOE juega a ser antiestablishment, cuando se manifiesta contrario radicalmente a la CEOE, cuando aparentemente se enfrenta a alguna de las patas que sostienen el régimen del que es parte fundamental, no es más que táctica electoral
Son contados los casos dentro del PSOE que llegaron arriba del todo que no tuvieron esta actitud propartido antes que las propias ideas. Los que no lo hicieron acabaron fuera. Odón Elorza es el último caso. Esto ocurre más o menos igual en todos los partidos, pero el problema en el PSOE es que lo que hay que defender no es una línea ideológica uniforme. En ese partido hay que defender lo que sea que haya que defender para sostener el régimen. Y ahora tocaba hacer como que se revierte la ley de Igualdad.
Que Pilar Llop patine de esa manera tan tremenda como hizo en la entrevista de la Cadena Ser, si manifestó que probar que hay violencia en una agresión sexual es sencillo y que los jueces están formados y son competentes en este terreno, es porque ella es socialista antes que feminista. Es imposible que crea eso. Porque creerlo es considerar que no había que tocar la ley de cómo estaba antes en este aspecto, y en ese argumento no hay tecnicismo jurídico alguno: es una manifestación casi filosófica, de lectura del mundo, que es imposible que haga una feminista hoy. Pero ella lo hizo. Exceso de celo. Defender el sistema antes que lo demás. Ser socialista antes que todo. Entre medias, lo que ha hecho es desbaratar la táctica de su partido de manifestar que los cambios son retoques técnicos. Eso ya no se puede sostener. Es bastante posible que el PSOE acabe de perder las elecciones.
Cuando el PSOE juega a ser antiestablishment, cuando se manifiesta contrario radicalmente a la CEOE, cuando aparentemente se enfrenta a alguna de las patas que sostienen el régimen del que es parte fundamental, no es más que táctica electoral. Si alguna vez lo hiciera, lo borrarían del mapa como lo han intentado (y casi conseguido) con cualquier opción que ha surgido a su izquierda con la mínima posibilidad de prosperar. Lleva ocurriendo desde el arranque de la democracia y no parará. Por eso el PSOE es socialista antes que feminista si hace falta. Y por eso alguien tan brillante como Pilar Llop ha empañado una trayectoria brillante como la suya.
Pilar Llop es una jurista brillante y una feminista que no necesita demostrar su pedigrí. Es inapelable su formación y su experiencia. Pero antes que todo, antes que jurista, antes que feminista, antes que experta, es socialista. Bueno, mejor que socialista, es del PSOE. Y en el PSOE ser del PSOE va por delante de todo.