Otra cortina de humo. El jueves, Broncano aireó su enfado: resulta que Motos, don Pablo, es tan mezquino como se dice. «No es la primera vez que pasa, por eso hemos decidido hablar del tema». Media hora antes de empezar el programa, llamadita para amedrentar al entrevistado en agenda, Jorge Martín, campeón del mundo de MotoGP. «Nos ha dicho: “Lo siento mucho, no puedo ir al programa porque si no… pasarían algunas cosas”». Mientras lo cuenta, el ausente sigue en el camerino, diciendo nones porque los entomólogos le han apretado las tuercas. Según parece, en El Hormiguero no aceptan invitados de segunda mano. Al llegar, te olisquean y más te vale no atufar a cadena de la competencia. En las inmediaciones del plató-termitero, los vecinos se quejan de los gritos: les dicen que huelen a coche usado, declara una damnificada a este periódico, que no son dignos de salir en el TikTok de Pablo.
En fin, que los de La Revuelta decidieron rellenar el espacio de la entrevista con ciervos berreando. A esos no hay que preguntarles por la pasta ni por el sexo: las dos respuestas se presuponen. En las redes, gran cachondeo: exempleados del pelirrojo tocando las palmitas, chascarrillos de lo más ingenioso y el célebre clip de Facu Díaz sacándole las vergüenzas al homúnculo de Requena. Pero entre chanza y chanza, un grupo de sagaces analistas fue metiendo la patita: ¡cuidado!, ¿y si todo es una astuta maniobra para distraernos de lo de Aldama?
Víctor El Conseguidor se plantó ante el juez y dio su pregón: que la fotito con el presidente se la hizo porque Pedro es fan, que si medió entre Begoña Gómez y Javier Hidalgo, el de Globalia; que le dio cuatrocientos mil machacantes a Ábalos, cien mil a Koldo y quince mil a Santos Cerdán, que estará en su casa dándose chocazos. Y que preparó una cena de picoteo para Delcy Rodríguez, la viceMaduro, con media docenas de ministros. También, que ha sido espía y que la CIA le dio una medalla. Preguntado por estas declaraciones en sede judicial (no es poca cosa, oigan), Sánchez ha dicho que «menuda inventada» se ha marcado «el personaje». Al declarante le han dejado en libertad provisional, porque sus señorías entienden que no se dará a la fuga después de haberse autoinculpado. PSOE, what else?
¿Callaremos porque no somos invertebrados? ¿Es que vamos a permitir que los comunistas acallen el foro libérrimo donde Juan del Val y Tamara Falcó ponen al poder contra las cuerdas?
Pero gracias a lo de Broncano casi no se ha hablado del asunto. Apenas abrió el jueves el telediario vespertino de Televisión Española y el del resto de cadenas generalistas. ¿En la radio matinal? Solo los locutores de la SER, Onda Cero, RNE y la COPE. ¿Los periódicos del viernes? Todos, sin excepción. Vamos, ¡que lo han tapado! España, país de pandereta, víctima perfecta del marxismo cultural y la agitprop. ¡Primero fueron a por Iker y no dije nada, porque yo no era un marciano! ¡Ahora van a por Pablo! ¿Callaremos porque no somos invertebrados? ¿Es que vamos a permitir que los comunistas acallen el foro libérrimo donde Juan del Val y Tamara Falcó ponen al poder contra las cuerdas? Yo me rebelo y pongo mi columna al servicio de la libertad de los reprimidos por la izquierda caníbal: los hombres blancos de mediana edad, las marquesas, los que viven en casoplones en urbanizaciones privadas y, en fin, toda la gente amordazada que trabaja en programas de prime time. En este nido de rojos, queda todavía un periodista de raza. ¡Frisona!
Otra cortina de humo. El jueves, Broncano aireó su enfado: resulta que Motos, don Pablo, es tan mezquino como se dice. «No es la primera vez que pasa, por eso hemos decidido hablar del tema». Media hora antes de empezar el programa, llamadita para amedrentar al entrevistado en agenda, Jorge Martín, campeón del mundo de MotoGP. «Nos ha dicho: “Lo siento mucho, no puedo ir al programa porque si no… pasarían algunas cosas”». Mientras lo cuenta, el ausente sigue en el camerino, diciendo nones porque los entomólogos le han apretado las tuercas. Según parece, en El Hormiguero no aceptan invitados de segunda mano. Al llegar, te olisquean y más te vale no atufar a cadena de la competencia. En las inmediaciones del plató-termitero, los vecinos se quejan de los gritos: les dicen que huelen a coche usado, declara una damnificada a este periódico, que no son dignos de salir en el TikTok de Pablo.