Lo que está en juego en estas elecciones es fácil de entender.
Se pueden escribir libros enteros sobre los derechos que quiere recortar Vox o los colectivos a los que quiere marginar. No es necesario. Basta con decir que sus dirigentes son los representantes del fascismo.
Existe un candidato que se llama Pablo Casado que admite su intención de gobernar con Vox. Está dispuesto, por tanto, a ejercer de colaboracionista.
Existe un candidato que se llama Albert Rivera que se presenta como enemigo de los “nacionalismos” mientras espera entrar en Moncloa abrazado a la extrema derecha nacionalista española. Está haciendo, por tanto, el trabajo de quintacolumnista.
Me molesta cuando alguien dice que en Cataluña hay dos millones de xenófobos o que en Andalucía hay 400.000 fascistas. Cada votante tiene unas motivaciones que se deben respetar. Pero no respeto a los dirigentes políticos que propagan el odio ni a quienes están dispuestos a pactar con ellos.
Hace 80 años se apagó en España el grito “No pasarán”… porque pasaron. Y en el nombre de España aplastaron a los españoles demócratas.
Ahora está en nuestra mano evitar que vuelvan a pasar. ¿Cómo?
– Si resides en una circunscripción que elige 5 o más diputados: las papeletas de PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV o BNG son voto útil.
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– Si resides en una circunscripción que elige 4 o menos diputados: el voto útil es el PSOE.
La pinza en la nariz puede ser del tamaño que uno considere, pero lo que no cabe es ser ingenuo. El voto en estas elecciones servirá para que gobierne la extrema derecha o para evitar que gobierne la extrema derecha.
Yo lo tengo claro: votaré contra la ultraderecha.
Lo que está en juego en estas elecciones es fácil de entender.