ETA fue una banda terrorista (obvio) y el franquismo una dictadura (también)

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No me busquen las vueltas los repartidores de carnés de moralidad y altura ética. Ni un solo pero: ETA fue una banda terrorista, y el candidato de EH Bildu ha desperdiciado otra oportunidad fantástica para admitir lo obvio, además de pedir perdón a las víctimas (como sí ha hecho). Cuesta creer que Otxandiano no tuviera previsto que alguien le hiciera durante esta campaña electoral la pregunta que le hizo Aimar Bretos (ver y escuchar aquí), así que uno se inclina por deducir que la formación abertzale ha tenido más miedo a perder votos entre sus seguidores más radicales que los que le puede costar entre quienes podría atraer de las filas del PNV, del PSE o de otras latitudes de la izquierda. 

Ya se sabe que Otxandiano procede de Sortu, una de las cuatro formaciones que componen la coalición EH Bildu y guardián de las esencias de la antigua Batasuna. Es la que maneja la batuta principal en la marmórea orquesta de Bildu. También debería saberse que bajo esas mismas siglas milita gente que se jugó el tipo enfrentándose a los pistoleros dentro de la propia izquierda abertzale, y también muchos que ni siquiera provienen de los partidos que arroparon a los terroristas, sino incluso de los primeros movimientos cívicos que dijeron “basta ya”. Uno echa en falta que entre los muchos pasos que Bildu ha dado en favor de la paz en Euskadi y en España aún se resista a dar los últimos y definitivos. No debería hacer falta que nadie se lo pidiera. Sí, alto y claro: ETA fue una banda terrorista que asesinó a centenares de víctimas inocentes. Como dice Gorka Landaburu, "hay que pasar página, pero primero hay que leer hasta la última línea" (ver aquí).

La inteligente estrategia de Bildu de avanzar paso a paso imitando al Sinn Féin irlandés en su apuesta por una agenda social tiene que incluir con urgencia la lectura pública de esa página pendiente

Punto y aparte. Lecciones y carnés de ética política desde determinadas latitudes, las justas. Hemos escuchado a Feijóo exigir a Pedro Sánchez acudir juntos a un notario para comprometerse a no pactar absolutamente nada con Bildu y a romper todos los acuerdos que mantiene en Navarra mientras no admita que ETA es una banda terrorista. Un par de preguntas, sin acritud: ¿y el señor Feijóo va a acudir a algún notario para comprometerse a romper todos sus pactos con Vox, que se niega a admitir que el franquismo fue una dictadura y que la guerra civil fue la consecuencia de un golpe de Estado militar? ¿No se sonroja Feijóo al lanzar esas proclamas cuando su referente (aún hoy) José María Aznar tardó un cuarto de hora en 1998 en definir a ETA como “Movimiento de Liberación Nacional Vasco” en cuanto vio una oportunidad de negociar el fin de la actividad terrorista?

La respuesta es sencilla y conocida. Este mismo jueves, en el parlamento valenciano, el PP y Vox han aprobado la liquidación de la ley de memoria democrática en esa comunidad y el blanqueamiento de la dictadura franquista (ver aquí). En contra de lo que en cualquier otro país europeo significa el término demócrata, el PP se apunta aquí a la pretensión de ser demócrata sin ser antifascista ni antigolpista. Y abraza un revisionismo negacionista incompatible con los principios democráticos de cualquier partido conservador europeo y por supuesto con el respeto a la dignidad y a los derechos humanos de las víctimas del franquismo, muy especialmente de las familias de los más de 100.000 asesinados cuyos restos aún no han podido ser recuperados de las cunetas. Lean aquí, por favor, al escritor valenciano Alfons Cervera.

¿Tendrá efectos en el voto de este domingo la resistencia de Bildu a definir a ETA como banda terrorista? Nadie lo sabe, ni lo sabremos hasta que algún estudio postelectoral aporte respuestas sobre la decisión de voto en estos últimos días. Pero lo dudo. Quizás active la movilización en las filas de un PNV desgastado por cuarenta años de gobierno. En cualquier caso, la inteligente estrategia de Bildu de avanzar paso a paso imitando al Sinn Féin irlandés en su apuesta por una agenda social (ver aquí) tiene que incluir con urgencia la lectura pública de esa página pendiente: ETA fue una banda terrorista responsable de más de 800 asesinatos (ver aquí, cada día, la respuesta autorizada de Consuelo Ordóñez).

No me busquen las vueltas los repartidores de carnés de moralidad y altura ética. Ni un solo pero: ETA fue una banda terrorista, y el candidato de EH Bildu ha desperdiciado otra oportunidad fantástica para admitir lo obvio, además de pedir perdón a las víctimas (como sí ha hecho). Cuesta creer que Otxandiano no tuviera previsto que alguien le hiciera durante esta campaña electoral la pregunta que le hizo Aimar Bretos (ver y escuchar aquí), así que uno se inclina por deducir que la formación abertzale ha tenido más miedo a perder votos entre sus seguidores más radicales que los que le puede costar entre quienes podría atraer de las filas del PNV, del PSE o de otras latitudes de la izquierda. 

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