Don Quijote de izquierdas

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El miércoles, en el Ateneo de Madrid, nuestro Premio Cervantes Antonio Gamoneda no dijo ni una palabra de más, ni una de menos. Invitado por el cervantista José Manuel Lucía a conversar con el nicaragüense Sergio Ramírez, también premiado, a propósito del autor del Quijote, el nonagenario poeta, tras llegar trabajosamente al escenario, encadenó una tras otra frases de una sabiduría extraordinaria.

Gamoneda quiso hacer una lectura política de Don Quijote, que conllevaba, naturalmente, una lectura política del propio Cervantes. El poeta vino a preguntarse, y la pregunta era retórica, si Don Quijote no sería de izquierdas. Porque si así fuera, el personaje de novela más conocido de la Historia, leído de algún modo hasta por los analfabetos, presente en la vida y el lenguaje cotidianos desde hace cinco siglos, habría rendido un inmenso y eterno servicio a la causa universal de la igualdad y la libertad. Rememorando pasajes del libro, Antonio hiló con maestría su argumento: sí, Don Quijote –y con consecuente probabilidad Miguel de Cervantes– era de izquierdas.

Claro que, para poder hablar sin cortapisas, Cervantes utiliza la novela, la ficción, que es el artilugio habitual de quien quiere parapetarse. Y no solo eso. Como dice el escritor, periodista, historiador y político colombiano Germán Arciniegas, en un bellísimo artículo titulado justamente Don Quijote, un demócrata de izquierdas, “Cervantes encuentra la fórmula ideal, haciendo de su personaje un loco. Había que hacerse un loco para decirlo todo”.

Antonio Gamoneda quiso hacer una lectura política de Don Quijote, que conllevaba, naturalmente, una lectura política del propio Cervantes. El poeta vino a preguntarse, y la pregunta era retórica, si Don Quijote no sería de izquierdas

Don Quijote establece con Sancho una relación inverosímil en la época entre un caballero y un escudero. No son sólo señor y vasallo. Son amigos que se hablan sin miedo y en pie de igualdad. Incluso cuando el siervo se atreve a reconvenir a su jefe y éste se desahoga en el desprecio por su subordinado, Don Quijote termina por decirle al escudero que jamás calle lo que tenga que decir. Porque, además, dice Don Quijote: “Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria… La sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”.

Cervantes se esconde tras la ficción y la locura para hacer una auténtica declaración de principios: la protesta, la defensa de los desvalidos, la ayuda mutua, el idealismo, la protección de los proscritos, están todos presentes en las aventuras y desventuras de Alonso Quijano. De forma que cuando la Santa Hermandad persigue al caballero por considerarlo un salteador de caminos, el caballero les dice: “Venid acá, gente soez y mal nacida: ¿saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos?”

Y en otro sitio, a propósito de la libertad más genuina: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrecheces del hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!”

Apasionado, valiente, contestatario, solidario, idealista… el más universal de nuestros personajes, celebrado en estos días de homenajes al libro y a la lectura, merece también una lectura política, la que propuso el maestro Gamoneda a sus 92 años y la que también reivindicó el represaliado Sergio Ramírez, refugiado en Madrid de la represión de los Ortega.

¡Felices días del libro!

PD: De la memoria hablaremos este viernes, también en el Ateneo, con otro maestro, el hispanista Ian Gibson, que ha dicho mucho, y mucho dirá, sobre la represión y la memoria. Es a las ocho de la tarde.

El miércoles, en el Ateneo de Madrid, nuestro Premio Cervantes Antonio Gamoneda no dijo ni una palabra de más, ni una de menos. Invitado por el cervantista José Manuel Lucía a conversar con el nicaragüense Sergio Ramírez, también premiado, a propósito del autor del Quijote, el nonagenario poeta, tras llegar trabajosamente al escenario, encadenó una tras otra frases de una sabiduría extraordinaria.

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