Esta tarde [miércoles, 26 de octubre] no conseguí que la presidencia de la reunión del Grupo Parlamentario Socialista me diera la palabra para exponer las razones del no a la investidura de Rajoy. noLas explico en este artículo porque siento la necesidad de ser transparente.
"Quiero dejar claro a los compañeros diputados que no pretendo mostrar ninguna superioridad moral, que nunca he querido dar lecciones de ética a nadie y que todas las conciencias que nos llevan a actuar y ponernos del lado de la igualdad, la justicia y la verdad merecen mi respeto.
Por eso, me atrevo a pedir respeto hacia quienes por razones de conciencia –que no moralina cristiana como se me ha escupido–, desde nuestra concepción del valor de la ética en la política, queremos votar no a la investidura de Rajoy.
Mi conciencia, alejada en este caso de un interés personal, me ayuda a conducirme de forma responsable y lleva a preguntarme varias cuestiones: si la abstención es conforme y cumple con nuestros compromisos electorales, si ayuda a atender las demandas de la población que sufre la crisis, si servirá para reforzar la democracia o para que se parapeten los responsables de la corrupción, si es coherente con un proyecto político que ha de defender la regeneración y la transformación de la sociedad española y si al PSOE –como instrumento al servicio de la mayoría social– le aporta veracidad. También si la abstención servirá para devolver la confianza perdida entre la militancia y los dirigentes y reconstruir la unidad de los socialistas.
A lo largo de un año, prometimos a los electores una reversión de las políticas del PP mediante la gestación de un Gobierno alternativo a Rajoy y les dijimos que no posibilitaríamos la vuelta de Rajoy al Gobierno. Sin embargo, hemos hecho las cosas mal, no nos hemos puesto de acuerdo en el PSOE para abrir, de verdad, un diálogo con otras fuerzas, más allá de las minas que puso Podemos en el camino, y no hemos insistido en la cultura de pacto.
Es más, los dirigentes del PSOE se han enfrentado entre ellos, en particular desde el 20D, para desembocar en una situación fratricida y de práctica ruptura en un Comité Federal que culminó una semana negra. La abstención podía haber sido una opción última, en condiciones de dignidad –no de debilidad y supervivencia– para evitar terceras elecciones. Pero siempre tras haber intentado a fondo un Gobierno alternativo, algo en lo que muchos de los que hoy defendéis la abstención no creíais. Sin embargo, los acontecimientos dan hoy a la abstención un significado político y una lectura ciudadana bien diferente.
Sinceramente, me parece inmoral lo que ha venido sucediendo en el PSOE: las deslealtades, las malas artes y los desacuerdos públicos en temas esenciales desde el 20D. De manera que no entiendo que, ahora, provocado el destrozo, la Gestora "provisional" nos llame a dar imagen de unidad fraterna dentro PSOE. Esto se traduce en cumplir con disciplina el mandato imperativo del Comité Federal, el mismo órgano que ha provocado un daño quizás irreparable al PSOE. Es como si con estos cantos a la unidad se pretendiera resolver y hasta ocultar los graves problemas que arrastramos.
No coincido con quienes sacralizan el valor de la norma, en este caso una decisión del Comité Federal llevada al extremo. La convierten en algo sagrado aunque haga objetivamente daño a la gente que confía en nosotros y hunda la credibilidad de los socialistas por largo tiempo, mientras se refuerza la derecha. En cambio, a la ética cívica en el ejercicio de la política no se le otorga valor y se dice que eso no sirve para hacer política. ¿Qué política?
Mi responsabilidad institucional y la rendición de cuentas no puede ser solo ante los órganos del partido sino también, y de modo especial tras este viraje en redondo, ante los electores de mi circunscripción que votaron la lista del PSOE. Así he entendido siempre la responsabilidad política.
En un momento tan excepcional como el que viviremos en la votación del sábado, de tanta trascendencia histórica para el Partido Socialista, es legítimo que solicite, como mínimo, un voto diverso que me permita decidir en liberad y sin remordimientos. Un voto que posibilite al PSOE un posicionamiento que represente mucho mejor el sentimiento del conjunto de la militancia y de nuestros votantes. El artículo 33 del reglamento del Grupo Parlamentario me asiste, aunque se me niegue, lo mismo que el artículo 67.2 de la Constitución." ________________
Odón Elorza es diputado del PSOE por Gipuzkoa
Odón Elorza
Esta tarde [miércoles, 26 de octubre] no conseguí que la presidencia de la reunión del Grupo Parlamentario Socialista me diera la palabra para exponer las razones del no a la investidura de Rajoy. noLas explico en este artículo porque siento la necesidad de ser transparente.