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Quite sus manos del clítoris de mi hija

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Si aceptáramos que los hijos son propiedad de los padres, por encima de las normas y convenciones internacionales que defienden al menor y de la Constitución Española, como parece sostener el líder del PP, nos quedaríamos sin argumentos jurídicos y éticos para prohibir la ablación, la infibulación, los matrimonios con menores de edad y los forzados; tampoco podríamos obligar a las niñas a acudir a la escuela si sus padres-propietarios fueran talibanes, militantes del ISIS, Al Qaeda u organizaciones similares. Tampoco podríamos intervenir en la vestimenta (niqab, burka) ni en el maltrato físico y psicológico si los padres-propietarios consideraran que una paliza a tiempo ayuda a la salvación del alma de su prole.

La educación es la única herramienta sostenible y eficaz para liberar a las mujeres –y a los hombres– de las sociedades basadas en el machismo, la represión, la intolerancia y el fanatismo religioso o político.

Afganistán no ha cambiado demasiado desde 2001. Occidente ha invertido millones de dólares en intentar ganar una guerra que ha perdido. No hemos sido capaces de modificar la sociedad que alumbró a los talibanes y a nuestros aliados, que en nada se diferencian de los malos oficiales de la película. Las tradiciones siguen por encima de las leyes.

En este vídeo, que he colgado otras veces, una joven y valiente Malalai Joya explicaba en diciembre de 2003 quiénes son nuestros amigos. No escuchamos. En sus palabras está la clave de nuestro fracaso.

La vida de millones de mujeres afganas sigue siendo igual de miserable que antes de la llegada de los B-52, nuestra máxima expresión cultural. Les hemos enviado lo que les sobraba: armas, bombas y soldados. Faltó cultura y paciencia. Cerca del 80% de las mujeres afganas son analfabetas y más del 50% de los hombres también. Las niñas no acuden a la escuela secundaria ni a la universidad porque así lo manda la familia-propietaria, que las prefiere en las labores domésticas. Dos de cada tres personas analfabetas en el mundo son mujeres. Enseñar a leer es la primera victoria: se abre una ventana por la que entra aire fresco.

En Afganistán y Pakistán son habituales los crímenes de honor. En cuanto el padre-propietario percibe que su hija le ha traicionado, ordena un castigo que suelen llevar a cabo los varones de la familia, sean tíos o hermanos. Pueden molerla a palos, matarla a pedradas o rociar su cara de ácido. Los padres-propietarios consideran un deshonor cualquier desobediencia, como la de no casarse con el hombre asignado. En este tipo de sociedades se entiende por educación el aprendizaje memorístico del Corán. No hay espacio para la imaginación ni para el placer físico o intelectual.

Las extremas derechas europeas –y las españolas—rechazan la ablación porque la sitúan en el marco del islam, algo que contribuye a su campaña anti-migración. Les resulta más fácil ver la aberración en una religión que rechazan que en los principios que defienden. Pero no hay nada en el Corán ni en los textos sagrados del Profeta que apoye la ablación. Es una práctica que procede del Egipto de los faraones y se extiende por Sudán, Etiopía y Somalia, y que algunos imames radicales han incorporado a sus prédicas. Sucede en todas las religiones. El problema no está en sus textos, sino en la interpretación que se hace de ellos; sirven para mantener una vida de piedad o para ser un asesino de masas.

Una de las aportaciones del Siglo de las Luces, y de las revoluciones francesa y estadounidense, fue el intento de liberar a la religión de sus múltiples obsesiones terrestres (ojo ironía). Curar a los papas, cardenales, obispos, imames y demás de la manía de meterse en la vida de los demás, de decirnos cómo debemos vestir, comer, andar y copular, creamos o no en los seres metafísicos superiores. Aún no lo hemos conseguido del todo. Nos escandaliza el islam radical, pese a que hagamos negocios con ellos. Olvidamos que antes éramos como Arabia Saudí, los talibanes y el ISIS: quemábamos herejes por afirmar que la Tierra es redonda y que no está en el centro del Universo.

La educación que se impartía en Europa antes de la Ilustración era similar a la que se vive en Pakistán. La Iglesia católica tenía el monopolio de la vida de las personas. Los papas del siglo XIX batallaron contra el liberalismo, la democracia y los derechos humanos, además del matrimonio civil y la escuela pública. Todo lo que les hiciera perder poder político y… recaudatorio.

El laicismo no consiste en prohibir el culto a una religión concreta, sino en lograr un espacio común en que quepan todas las creencias, en el que se pueda educar a ciudadanos libres con valores de tolerancia comunes. La base de todo es la No Discriminación.

Los ultras religiosos en EEUU luchan contra Charles Darwin y la evidencia científica de la evolución de las especies. Han conseguido que en algunos Estados se enseñe el creacionismo, es decir, lo de los siete días de furia creadora de dios. No sé si incluyen la edad del Universo defendida por los doctores de la santa iglesia como una verdad de fe, pese a que todas las evidencias apuntan a un Big Bang miles de millones de años antes. ¿Es este disparate lo que se pretende enseñar ?

La alternativa democrática está en los principios defendidos por la Institución Libre de Enseñanza, que hoy serían un anatema bolchevique para el PP de Pablo Casado. Es un camino peligroso. La suma del atrevimiento irresponsable y la ignorancia es letal.

Algunas lecturas obligatorias para el líder de la ultra-oposición:

- Declaración de los Derechos del Niño, de 1959.

- Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989. Aquí Save The Children se lo da resumido. Y si fuera un esfuerzo excesivo, lo tiene en vídeo:

-Constitución Española, artículo 39. Lea sobre todo el punto 4.

-Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26.2: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz".

La educación permite educar ciudadanos libres, o eso debería ser. El Estado tiene el deber de garantizar su acceso universal. No es un asunto de comunismo, sino de democracia. Así se hace en Finlandia, uno de los países más avanzados en educación, y en la mayoría de la UE. La enseñanza de una religión debe ser un asunto privado, que se puede impartir en la familia o en la iglesia, mezquita o sinagoga. Ninguna enseñanza puede contravenir las leyes.

Mientras discutimos la censura parental convertida en una cruzada neocatecumenal repleta de bulos, mentiras y vídeos falsos, el debate mundial se centra en cómo educar en un mundo que será dominado por las nuevas tecnologías y la robótica. Más del 60% de los niños y niñas que cursan hoy primero de Primaria trabajarán en empleos que aún no se han inventado. Estamos a la cola de todo, como dice David Jiménez en este tuit, tal vez sea porque seguimos a la cola en calidad de dirigentes políticos. El segundo, abunda en el montaje de una polémica que carece de base.

Tuit de David Jiménez.

Tuit de Adela Molina.

Ya les he recomendado a Ken Robinson, y su célebre documental sobre la creatividad y la escuela.

Somos un país estupendo que encabeza los índices de longevidad y calidad de vida, pero a la vez producimos una cantidad de necios por encima de nuestras posibilidades con el añadido de colocarlos en los centros de poder, o en la dirección de algunos medios de comunicación.

Otra España existe y es posible. La prueba es este tuit y la ristra de comentarios divertidos y ocurrentes que ha provocado. Son una lección para la España ceniza.

Tuit de Gema MJ.

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