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Mirar a los lugares adecuados

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Pedro siempre ha contado historias. Lo hacía de niño, las contaba con palabras o con dibujos. Para construir sus historias se inspiraba en otras historias que conocía en los cuentos, en los cómics, en las películas o en el mundo que le rodeaba.

A Pedro no lo apuntaron a yudo, sino a música, y se tomó tan en serio su aprendizaje que completó todos esos cursos llenos de corcheas, semicorcheas y claves de sol.

Un día decidió estudiar la carrera de Arquitectura, llegó allí persiguiendo un corazón al que se había quedado enganchado el suyo. Y, una vez dentro de la Escuela Técnica Superior, su corazón se volvió a enganchar, esta vez a esa ciencia que proyecta, diseña y construye, la que crea los lugares en los que habitamos y, a veces, vivimos.

Años más tarde, la crisis y las ganas le llevaron a contar historias en una red social. Ya lo había hecho previamente en distintas publicaciones: Jot Down, El País, Yokoburu, así que se preguntó por qué no intentarlo en un espacio más pequeño en caracteres, sí, pero con muchas posibilidades de ser ampliado.

Y en Twitter, esa red social en la que algunos emplean tiempo y energía en volcar la nada o, a veces, cosas peores…, él se puso a construir relatos, historias de arquitectura, y lo hizo sobre una estructura simple de tuits encadenados. A su obra la llamó brasa, "La brasa de Torrijos".

Aquellas brasas prendieron y empezó a agruparse alrededor de su hoguera una comunidad de seguidores interesados por el contenido de sus historias y por su manera de contar.

Ahora, con una arquitectura literaria original, sólida, bella, emocionante y divertida, Pedro ha dado un paso más y ha construido una belleza en forma de libro: Territorios Improbables. Historias sobre lugares que (casi) no sabías que existían.

Un pueblo de Alaska en el que todos sus habitantes viven en un mismo edificio; el solar más pequeño y más caro del mundo en Nueva York; un pueblo enterrado bajo el desierto australiano en el que sus habitantes no existen; aquellos días en los que Madrid tuvo playa… y así hasta cincuenta historias. Historias llenas de datos y curiosidades, de reflexión y emoción, de humor. Historias de vida, esas que nos cuentan cómo somos o cómo quisiéramos ser.

El pasado jueves acompañé a Pedro en la presentación del que espero sea el primero de muchos otros libros, porque le sobran al autor talento, conocimiento, corazón y musicalidad para narrar.

Y en una conversación –que a mí me supo deliciosa, porque Pedro es un fascinante contador de historias fascinantes– dijo algo sobre su aporte cultural y lumínico a las redes sociales. Una frase que podría estar grabada en azulejo, en algún otro Triángulo de Hess:

"Las redes sociales son un espacio bonito si miramos a los lugares adecuados".

 

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Pedro Torrijos tiene razón, y su afirmación funciona además en todos los planos de la vida.

No hay que perder de vista la realidad, por aquello de evitar tropezar en un socavón inesperado. Pero, en la medida de lo posible, es mucho más gratificante y enriquecedor tratar de mirar a los lugares adecuados que prestar atención a los que solo expelen toxicidad.

Lean Territorios Improbables, un tratado de Arquitectura y de Filosofía.

Pedro siempre ha contado historias. Lo hacía de niño, las contaba con palabras o con dibujos. Para construir sus historias se inspiraba en otras historias que conocía en los cuentos, en los cómics, en las películas o en el mundo que le rodeaba.

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