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La resignación no ilusiona: Vistalegre II

Víctor Rey

Los llamamientos a la unidad fueron tristemente desoídos, aun así no dramaticemos, serán las inscritas e inscritos quienes decidan liderazgo y hoja de ruta para el Podemos que viene, llamado a ganar un país para la gente.

Atrás quedan semanas en que algunas personas se empeñaron en señalar las diferencias frente a un posible acuerdo, aferrados al mantra, eso sí, del respeto a las distintas sensibilidades, algo que suena a reparto de cargos y recursos. Podemos no es una tarta, es una herramienta de empoderamiento ciudadano y disputa a las élites, alternativa de gobierno, debe estar en manos de las y los militantes, no de familias.

Mirada larga, toca elegir proyecto y es momento de defender las ideas, con honestidad y sin complejos. La clave está en los diagnósticos (como base de la estrategia política), hay tantos como equipos que presentan candidatura y documentos. Algunos se parecen más y otros menos. Eso está bien, diversidad de ideas asociadas a personas. Personas e ideas, indisociable en política.

Comparto diagnóstico con Podemos Para Todas respecto al tiempo pasado, se cometieron errores, pero fueron más los aciertos, prueba de ello son nuestros más de cinco millones de votos. Las inscritas e inscritos acertaron, pese a los recelos de algunas compañeras y compañeros, al mandatar la negativa al cheque en blanco ante el pacto Rivera-Sánchez post 20-D; y acertaron también, de nuevo pese a algunos recelos, en señalar que el espacio del cambio no lo agotaba Podemos y era necesario sumar con Izquierda Unida y Equo cara al 26-J. Es evidente que acertaron. Como resultado de estas decisiones Ferraz implosionó a causa de las contradicciones que Podemos le generaba y por primera vez en la historia de nuestra democracia moderna el bipartidismo está quebrado, el PSOE ya no es oposición y sostiene al PP en el gobierno.

Respecto al diagnóstico del momento presente, asistimos a un repliegue conservador en forma de Triple Alianza PP-PSOE-C’s. Un plan restaurador de las élites que pretende normalizar la precariedad y el recorte de derechos y libertades resultantes de la gestión austericida de la crisis. Toca combatir esa normalización y no compartirla, porque hacerlo supone comprar el marco del adversario y abrazar el posibilismo como única vía. Ahí es donde nos quieren, subalternos y haciendo lo que se debe (nos dejen) hacer. No es real, la normalización es un mito. Según el Instituto Nacional de Estadística nueve millones de personas viven en situación de riesgo de pobreza o exclusión social, siete millones son víctimas de la pobreza energética y más de cuatro millones están en paro. No sólo están afectados los sectores más golpeados por la crisis: la precariedad laboral es una realidad para millones de trabajadores en un país en el que por cada contrato indefinido destruido se crean dos temporales y donde las familias de clase acomodada ven marchar a sus hijas e hijos al extranjero en busca de trabajo. La factura de la luz hace mella en el presupuesto de la mayoría de los hogares. Los recortes en la sanidad y educación pública no entienden de nivel de ingresos. Son sólo algunos ejemplos y no, no es una situación de normalidad, se trata de graves problemas que afectan a la mayoría de la gente, sea de izquierdas o de derechas, clases populares o clases medias. Son problemas transversales, los mismos que señalaba el 15-M en el peor momento de la crisis. Seguimos viviendo en tiempos de excepción. Hay equipos con los que compartimos este diagnóstico, no es tiempo de normalidad.

Creo que otros se equivocan, y mucho. Las compañeras y compañeros de Recuperar La Ilusión diagnostican que hemos llegado a una situación de “estabilización sin solución” en que “se ha terminado el momento de las posiciones desordenadas donde todo era posible”, para terminar el razonamiento con un “(debemos) ser relevo histórico de las élites hoy agotadas”. Este diagnóstico es análogo el relato del plan restaurador de las élites, nos lleva a abrazar una normalización que no es real y a someternos a la resignación, contraria a la ilusión. Podemos es la única esperanza en este país para millones de personas a las que debemos señalar horizontes de cambio. Aspiramos a ganar un país, no a “heredarlo”.

A partir de este diagnóstico, dispar entre los proyectos citados, se desarrolla la estrategia. La de Podemos Para Todas: articular un bloque político y fundamentalmente social frente al plan restaurador de las élites. En las instituciones, con propuestas a problemas transversales y llevando la iniciativa. Ojo, no nos hagamos trampas al solitario, ya marcamos la agenda política: ¿cuándo han estado en este país la pobreza energética, la subida del salario mínimo o la renta básica en boca de todos los grupos en el Parlamento?  Junto a la militancia, sociedad civil y los movimientos sociales, trabajando esas propuestas para convertirlas en un clamor social, hacerlas entrar en la agenda mediática y servir de altavoz en las instituciones. Generar comunidad como base de ese bloque político y social llamado a ganar el país.

El equipo de Recuperar La Ilusión apuesta por una estrategia posibilista, centrada en el desempeño parlamentario y en articular una geometría variable de acuerdos con PSOE y C’s. Puede que así nos colguemos alguna medalla de hojalata, como las que tratan de lucir y revestir de oro los Hernando’s tras sus acuerdos de despacho, de mínimos y contrarios a lo aprobado en sede parlamentaria. Si entramos en esta lógica, quizá hasta se respete lo aprobado en sede parlamentaria, serán ya de facto acuerdos de mínimos y los Hernando’s podrán pasar más tiempo con sus familias. Bajo esta asunción de normalización del orden actual y el despliegue de una estrategia parlamentaria fundamentada en la “relación inteligente y laica con el PSOE” (el mismo que hizo presidente a Rajoy, no seamos tan inocentes de creer que vamos a forzarle a asumir nuestras posiciones), difícilmente podremos trabajar de la mano de la sociedad civil y los movimientos sociales ya estarán combatiéndonos, a nosotros.

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Equipos, diagnósticos y estrategias. Las inscritas e inscritos elegirán en Vistalegre II rumbo, tripulación y capitanía. Entonces sí, tocará obedecer lo mandatado, ser leales al proyecto y remar todas y todos a una, Podemos.

________________Víctor Rey

es secretario de Análisis y Programa de Podemos Comunidad de Madrid y miembro del equipo de Podemos Para Todas.

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