Uno está en su casa, tan tranquilo. Es un miércoles más, aunque se produce el hecho singular del décimo aniversario del final de ETA. Se trata de algo más de una efeméride para buena parte de la población española, que ha vivido décadas marcadas por el terrorismo, con cientos de asesinatos y secuelas que, en muy diversa medida, resultan difíciles de olvidar para la mayoría. Todos los medios de información dedican durante el día amplio espacio al recuerdo de aquella jornada, junto a las últimas noticias y reacciones, encabezadas por las declaraciones de Arnaldo Otegi.
En ese contexto, debo anticipar que lo de TVE fue otra cosa que, a mi modo de ver, reclama un análisis individualizado. En primer lugar por la dedicación de La 1, la cadena principal de la radio y televisión pública, al asunto. Ya desde minutos antes del inicio de la jornada con la emisión, cerca del horario de máxima audiencia, del espacio Crónicas que, de manera excepcional, escapa del ostracismo de La 2 para ofrecer Bidea, el camino. 10 años sin ETA, un reportaje que muestra la convivencia en el País Vasco desde que ETA abandona su actividad armada, lleno de testimonios de víctimas que sufrieron en su propia familia los asesinatos. La dedicación continúa en los habituales espacios de La hora de La 1, o el Telediario de las tres de la tarde, en el que ya se anuncia que el de las nueve de la noche se hará desde la propia capital del País Vasco.
Y así fue. Carlos Franganillo condujo un relato casi monográfico que se prolongó varios minutos después de las diez de la noche. Y, como es habitual en estos telediarios especiales, Carlos no se limita a conducir: entrevista en directo, da paso a reportajes propios, previamente grabados, muestra y dialoga, introduce y une las aportaciones de compañeros como Gabriel López —que ofrece testimonios tan valiosos de los agentes de Policía y Guardia Civil que combatieron en primera línea contra el terrorismo— o la imprescindible Anna Bosch, situando el espejo ante un conflicto distinto, pero cercano, como el de Irlanda. "Las secuelas del terrorismo, una guerra civil que terminó sobre el papel hace 23 años. La reconciliación está aún lejos, a pesar de pasos por la paz impensables hace 25 años". Y con palabras luminosas como las de Irene Villa: "Nuestro atentado prescribió a los 20 años sin culpables, justo cuando ETA anunciaba que dejaba de matar. Para mí esa fue la mejor sentencia". Y las viudas, las que han llegado al perdón, y las que no. Y no se hurtan las otras víctimas, las de la guerra sucia contra ETA. Y calle, mucha calle del País Vasco para mostrar cómo aún convalece de casi cincuenta años de odio y sangre.
Pero la apuesta de la televisión pública fue más allá de ese admirable informativo. A continuación, Ana Blanco ofreció una amplia conversación con el aquel día presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que el mandatario no ocultó la emoción, a pesar de los años transcurridos, al recordar lo ocurrido, y las certezas de lo que suponía para el futuro. También —quizás por aquello de las cuotas y los equilibrios políticos—, y a continuación, Blanco entrevistó al entonces líder de la oposición, Mariano Rajoy.
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Ya al filo de las once, y siempre en La 1, se dio paso al documental Impuros, que recoge las reflexiones de Eduardo Madina y Borja Sémper, dirigido por Alberto Utrera y conducido por Lourdes Pérez. Testimonios llenos de humanidad de dos figuras significativas del PSOE y PP, en muchos momentos acompañados de sus parejas, que dejaban traslucir el impacto de aquellos tiempos anteriores y posteriores al anuncio de ETA. Madina, herido de gravedad por un atentado, Sémper con las secuelas anímicas de quien ha tenido la muerte ante sus ojos, pero ambos abrazados a la democracia, al entendimiento, a sanar los recuerdos sin espacio para el odio.
Para redondear esta noche de servicio público, ya en la medianoche, sobrevino un acierto más al repetir el espacio de debate La noche en 24 horas, que acababa de ser emitido, con Xabier Fortes a la cabeza, en el canal dedicado a la información.
El presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, y el máximo responsable de Informativos, Esteve Crespo, criticados casi unánimemente por prohibir el viaje de periodistas de la Corporación al encuentro con el Frente Polisario, merecen en este ocasión un aplauso entusiasta no solo —ni en primer término— por los contenidos emitidos, sino por la valentía de llevar a la principal cadena de la corporación una apuesta decidida por la información de servicio público. No es de extrañar que muchos de los periodistas de dentro y fuera de la RTVE que habían mostrado su repudio a la decisión sobre el Polisario alabaran en redes sociales, y desde el primer momento, la emisión nocturna de este miércoles.
Uno está en su casa, tan tranquilo. Es un miércoles más, aunque se produce el hecho singular del décimo aniversario del final de ETA. Se trata de algo más de una efeméride para buena parte de la población española, que ha vivido décadas marcadas por el terrorismo, con cientos de asesinatos y secuelas que, en muy diversa medida, resultan difíciles de olvidar para la mayoría. Todos los medios de información dedican durante el día amplio espacio al recuerdo de aquella jornada, junto a las últimas noticias y reacciones, encabezadas por las declaraciones de Arnaldo Otegi.