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La declaración de Granada

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Pedro Sánchez no da a conocer su propuesta de amnistía porque no tiene encajadas las piezas del puzle del acuerdo, pero tiene ya colocado el relato sin haber tenido que pronunciar la palabra hasta este viernes. En Granada tuvo que ser, la ciudad donde Alfredo Pérez Rubalcaba lanzó hace 10 años el documento con el que el PSOE daba una respuesta federal a las tensiones territoriales. Una década después, con un referéndum ilegal y un 155 de por medio, la declaración de Granada que estábamos esperando es la que terminó realizando al lado de las autoridades europeas. Dijo "amnistía" sin que temblaran los cimientos de los monumentos nazaríes y añadió su interpretación del concepto. La que hace ahora, en sus actuales circunstancias, en medio de una Presidencia europea que iba a servirle de trampolín electoral y que finalmente se celebra con su investidura pendiente del apoyo de los independentistas.

Pedro Sánchez no cabía de ancho en la Alhambra porque hubo días de julio en los que seguramente llegó a pensar que había montado todo este tinglado para Alberto Núñez Feijóo. Cara al sol, por la claridad de la mañana del jueves, se confesó feliz de recibir a los mandatarios en Granada. El Sánchez de los selfies en el Patio de los Arrayanes admite que las negociaciones van a ser complejas sin que se agríe el gesto y pide amablemente “generosidad” a todos, ya puestos, también a los ciudadanos, que asisten al espectáculo post electoral cada uno en su trinchera, pero todos con escasísimas explicaciones sobre qué es lo que realmente se cuece. Con muchas apelaciones a la calma y la confianza, pero sin información.

Pedro Sánchez no cabía de ancho en La Alhambra porque hubo días de julio en los que seguramente llegó a pensar que había montado todo este tinglado para Alberto Núñez Feijóo

Tras dos meses de especulaciones de toda índole, Yolanda Díaz presentará esta semana una primera propuesta de la que se desmarca el PSOE y de la que se han conocido términos que discuten incluso quienes conjugan en la misma frase amnistía y procés. No deja de ser el primer documento que se pone sobre la mesa, que irá abriendo camino a un debate sobre el perímetro de la amnistía al que el PSOE solo ha aportado argumentos políticos. Hay socialistas que opinan que Sumar les complica las cosas porque abre melones innecesarios, pero hasta ahora Yolanda Díaz ha servido a Sánchez de pararrayos y parece que volverá a hacerlo con este dictamen que, en realidad, asume casi todos los planteamientos de la iniciativa independentista que el Congreso rechazó en 2021. Habrá que ver el texto definitivo, si finalmente hay acuerdo, pero los papeles de Díaz irán nutriendo de argumentos esta segunda parte del relato de la negociación mientras Sánchez gana tiempo con reuniones y fotos, algunas de gran rentabilidad política. Anfitrión de los mandatarios de la Europa en guerra en los palacios que inspiraron a Washington Irving, Víctor Hugo o Chateubriand, el candidato a la investidura no ha tenido que decir demasiado estos días para debilitar el manido mantra de que España se rompe. Habla por sí sola la imagen de normalidad institucional y liderazgo frente a un Feijóo que todavía tiene cara de susto, que se hace daño cada vez que intenta explicarse y termina aplastado por el peso de sus palabras. Mientras denuncia la “indignidad” e “inseguridad" a la que Sánchez somete a España, Úrsula Von der Leyen se pasea con el jefe del Ejecutivo por esos patios de leyenda. Esta vez, hasta se trajo al marido, para mayor familiaridad.

Nadie duda de que la gestión exitosa de la Presidencia española quita oxígeno a los discursos hiperventilados, pero a Sánchez le van quedando pocos recursos en la agenda para seguir respirando abriendo poco la boca. Ya no es el tiempo de Feijóo, ya ha pasado la Cumbre de Granada y esta semana pasará la Fiesta Nacional y la ronda de contactos. La tregua que pide para una investidura “real” no debería ser a costa de la incertidumbre de los españoles entre globos sonda, amenazas apocalípticas, bulos o mensajes cifrados, sobre todo, porque la hemeroteca escupe evidentes contradicciones con sus últimas palabras. Tan esperadas. Por cierto, que los jefes de Estado y de Gobierno adoptaron esta semana un texto sobre el rumbo político de la Unión Europea para los próximos años. Otra Declaración de Granada.

Pedro Sánchez no da a conocer su propuesta de amnistía porque no tiene encajadas las piezas del puzle del acuerdo, pero tiene ya colocado el relato sin haber tenido que pronunciar la palabra hasta este viernes. En Granada tuvo que ser, la ciudad donde Alfredo Pérez Rubalcaba lanzó hace 10 años el documento con el que el PSOE daba una respuesta federal a las tensiones territoriales. Una década después, con un referéndum ilegal y un 155 de por medio, la declaración de Granada que estábamos esperando es la que terminó realizando al lado de las autoridades europeas. Dijo "amnistía" sin que temblaran los cimientos de los monumentos nazaríes y añadió su interpretación del concepto. La que hace ahora, en sus actuales circunstancias, en medio de una Presidencia europea que iba a servirle de trampolín electoral y que finalmente se celebra con su investidura pendiente del apoyo de los independentistas.

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