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La COP29 acaba con un acuerdo de mínimos: los países ricos aportarán 300 mil millones de dólares al Sur Global
Sigue en infoLibre el minuto a minuto de la actualidad de este domingo:
10:25 h
El PP mejoraría resultados, ganaría las elecciones generales de nuevo y tendría mayoría con Vox, también en ascenso, mientras que el PSOE retrocedería y el espacio de Sumar y Podemos se derrumbaría, según un sondeo.
Esa es una de las principales conclusiones del estudio realizado por Ipsos para La Vanguardia entre los días 18 y 22 de noviembre, es decir, tres semanas después de la tragedia del pasado 29 de octubre en la Comunitat Valenciana, gobernada por el PP.
El resultado de esa estimación de voto dibujaría un Congreso de los Diputados con una mayoría conservadora, de 190 escaños, entre el PP (145) y Vox (45), según informa La Vanguardia.
El partido liderado por Alberto Núñez Feijóo al parecer no saldría perjudicado por la crisis de la dana y ganaría 8 escaños respecto a los que tiene actualmente (de 137 a 145), pero sería insuficiente para llegar a la mayoría absoluta (176), para lo que necesitaría a Vox.
La formación liderada por Santiago Abascal es la que sale más reforzada en el sondeo, pues pasaría de 33 a 45 representantes, un incremento de 12 escaños.
En cambio, el PSOE perdería fuerza con respecto a los resultados de las elecciones anteriores, aunque con una caída leve: Cedería dos escaños y obtendría 119.
Más perjudicado saldría el espacio de izquierdas que representa Sumar y Podemos, que pagarían la división y perderían 22 parlamentarios: Sumar obtendría 7 escaños y Podemos solo 2, cuando ambas fuerzas, juntas, obtuvieron en los últimos comicios 31 representantes.
De esta manera, PSOE, Sumar y Podemos obtendrían juntos 128 escaños, frente a los 152 que tienen actualmente.
09:47 h
Un hombre ha matado a su mujer esta madrugada en la localidad sevillana de Estepa y luego se ha suicidado, según han informado a EFE fuentes de la Policía Local. Los hechos han sucedido hacia las cuatro de la madrugada en una vivienda de la calle Granada y al parecer ambas muertes se habría producido por arma de fuego.
09:24 h
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró este sábado el acuerdo financiero alcanzado entre los países representados en la COP29 de Bakú (Azerbaiyán) y expresó confianza en que Estados Unidos, a través de los estados y ciudades, “continuará” una mayor inversión en energía limpia y lucha contra el cambio climático, informa EFE.
Tras dos semanas de intensas negociaciones, la COP29 logró un acuerdo financiero por el cual los países ricos pagarán 300 mil millones de dólares anuales al mundo en desarrollo para costear allí la acción climática.
Los cerca de 200 países reunidos en la cumbre de Bakú sellaron el pacto con el que fijaron la nueva meta de financiación climática, que reemplazará a la anterior que estaba establecida en 100.000 millones de dólares anuales.
“Hoy en la COP29, gracias en parte a los esfuerzos incansables de una sólida delegación estadounidense, el mundo llegó a un acuerdo… histórico”, dijo el mandatario estadounidense en un comunicado.
Señaló que el pacto ayudará a movilizar el nivel de financiamiento que los países en desarrollo necesitan para acelerar la transición hacia economías limpias y sostenibles, “al tiempo que abre nuevos mercados para vehículos eléctricos, baterías y otros productos fabricados en Estados Unidos”.
La cumbre de Bakú se vio eclipsada por la victoria en las elecciones del pasado 5 de noviembre de Donald Trump, quien niega la existencia de la crisis climática, y ha prometido eliminar los subsidios para la compra de vehículos eléctricos y aumentar la producción de petróleo y gas natural.
“¡Perforar, perforar, perforar!” era un eslogan recurrente en sus mítines de campaña.
Durante su anterior Gobierno (2017-2021), Trump eliminó numerosas regulaciones ambientales y retiró a EE.UU. del Acuerdo de París.
09:07 h
Las distintas reacciones al acuerdo alcanzado esta madrugada entre los países que han participado en la cumbre del clima de Bakú (Azerbaiyán) confirman el difícil momento por el que atraviesan las relaciones internacionales, también en el campo medioambiental, según los expertos consultados. La ministra colombiana de Medio Ambiente y Desarrollo, Susana Muhamad, lo dejó claro en declaraciones a EFE: "Esta fue una COP en la que primó todo tipo de intereses geopolíticos, menos el clima y por eso, también parte del resultado es la meta de financiación más modesta a la que se podía llegar".
En opinión de la que fuera también la presidenta de la reciente COP16 de Cali (Colombia), el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, con una clara victoria de Donald Trump, ha empujado a los delegados a buscar un acuerdo que, con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, podía no ser posible.
"El próximo año con un gobierno de Donald Trump y con una lógica de Estados Unidos, que seguramente saldrá del Acuerdo de París, era importante dejar estas decisiones hoy, porque no sabíamos si las podíamos tener mañana", destacó.
Más optimista se mostró esta madrugada el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, que auguró que la COP29 será recordada como el inicio de una nueva era en la financiación climática.
"Nosotros queremos la reducción de emisiones pero salvaguardando el consenso de la UEA (Emiratos Árabes Unidos)", dijo en referencia al acuerdo alcanzado en la COP28 de Dubai, donde se firmó el "principio del fin" de la era de los combustibles fósiles, una línea roja que la Unión Europea no estaba dispuesta a retroceder.
"Estamos deseando redoblar nuestros esfuerzos para la cumbre del clima COP30 de Belém (Brasil)", concluyó en su cuenta X.
Consenso y geopolítica
A la salida del plenario, la directora general de la Oficina de Cambio Climático de España, Valvanera Ulargui, señaló a los periodistas que hay que poner en valor que, "en un contexto geopolítico tan complicado", el foro de Naciones Unidas sea capaz de responder a los problemas de los más vulnerables, generando confianza y apostando por el multilateralismo para alcanzar consensos.
Para Ulargui, que consideró que el acuerdo es importante para España, la nota negativa de la COP29 ha sido el freno a la agenda de mitigación que "ha encontrado muchas barreras en los países productores de petroleo" y que tendrá un próximo capítulo en la cumbre de medio tiempo de Bonn en 2025.
Como contrapunto, en el mismo plenario de cierre, la representante de la India se mostró muy enfadada con el texto final al que calificó de injusto, en la línea de los representantes de Cuba, Nigeria y Bolivia, que aprovecharon el final para descalificar el acuerdo.
Desde la sociedad civil, Manuel Pulgar-Vidal, director mundial de Clima y Energía de WWF, declaró a EFE que "el mundo se ha visto defraudado por este débil acuerdo de financiación para el clima".
En su opinión, lo conseguido en Bakú es un fracaso que amenaza con hacer retroceder los esfuerzos mundiales para hacer frente a la crisis climática, y lo que puede suponer que "las comunidades vulnerables se vean expuestas a una avalancha de catástrofes climáticas cada vez mayores".
Por su parte, Nacho Arroniz, especialista en diplomacia climatizada en la organización E3G, dijo que el nuevo objetivo de al menos 300.000 millones de dólares a partir de 2035 es "claramente" inferior al que muchos esperaban y por si mismo no responde a las necesidades de los países en vías de desarrollo.
Pese a que el nuevo objetivo, en su opinión, deja muchas cuestiones sin resolver, el hecho de que se haya conseguido antes de final de año "era esencial para el multilateralismo" aún en circunstancias geopolíticas adversas, resaltó en declaraciones a EFE.
En esta línea, Li Shuo, miembro de Asia Society Policy Institute, también hace una lectura política de la COP29. "El resultado es un compromiso imperfecto entre los países donantes y las naciones más vulnerables del mundo. La cuidadosa coordinación entre la UE y China proporciona estabilidad en Bakú. La victoria electoral de Trump solo hace que la línea directa entre Bruselas y Pekín tenga más consecuencias para la política climática mundial en 2025", concluyó.
08:59 h
La COP29 acordó este domingo de madrugada, tras dos semanas de intensas negociaciones, momentos de crisis y “caos” en su tramo final, el acuerdo financiero por el cual los países ricos pagarán 300 mil millones de dólares anuales al mundo en desarrollo para costear allí la acción climática, informa EFE.
En un plenario interrumpido varias veces para ultimar los detalles del texto a negociar, los cerca de 200 países reunidos en la cumbre de Bakú sellaron por fin el acuerdo con el que fijaron la nueva meta de financiación climática, que reemplazará a la anterior que estaba establecida en 100.000 millones de dólares anuales.
Los negociadores pasaron las últimas dos semanas discutiendo en la capital azerí los detalles de este objetivo, que según se acordó este domingo establece la cantidad de 1,3 billones de dólares anuales para 2035, si bien de ese monto sólo 300.000 millones (287.000 millones de euros) deberán proveerse a través de ayudas y movilización de fondos privados con respaldo público.
Los delegados, periodistas y público, presentes en la gigantesca sala donde se celebraba el plenario, rompió en aplausos y ovaciones cuando el presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, bajó el martillo sobre el acuerdo financiero que suponía el fin a una jornada maratoniana que se había extendido más de 32 horas del cierre previsto de la cumbre.
Más de 24 horas después de su clausura, la cumbre de Bakú cerró el acuerdo con el que los estados pudientes se comprometieron a asumir una parte de la factura que la transición ecológica y la adaptación climática comporta para los países del Sur Global, que son los menos responsables históricos del calentamiento global y, al mismo tiempo, los que más sufren sus consecuencias.
El texto reitera una de las demandas que estos estados con menos recursos llevan años manifestando en estos foros: la reforma de la arquitectura financiera internacional.
Los países señalan que ésta deberá “abordar los obstáculos” a los que se enfrenta el mundo en desarrollo a la hora de acceder a la financiación climática, eliminando por ejemplo las barreras y los elevados costes de capital, las limitaciones fiscales, los “niveles insostenibles de deuda” o los altos costes de transacción.
Reconoce asimismo la necesidad especial de acercar “recursos públicos, subvenciones y financiación en condiciones muy favorables, en particular para la adaptación y la respuesta a los daños y perjuicios” del cambio climático en los países “menos adelantados” y en “los pequeños estados insulares en desarrollo”.
Contamina pero paga la factura
Las partes reafirman el principio del Acuerdo de París que hace referencia a las responsabilidades compartidas pero diferenciadas de los países en la crisis climática: los considerados “desarrollados” –pudientes– emiten más gases de efecto invernadero que los llamados “en desarrollo”, y por tanto las partes consideran que deben asumir buena parte de la factura.
El grupo de economistas de alto nivel al que la ONU encargó un informe sobre financiación climática cifró en 2,4 billones de dólares anuales el coste de la transición y adaptación climática en el mundo en desarrollo para 2030, pero calculó que, de esa cantidad, 1,4 billones podrán aportarlos los países del Sur Global de sus propios bolsillos, mientras que el billón restante deberá provenir de financiación externa.
Mediante la nueva meta global de financiación climática fijada en Bakú, los estados ricos se comprometieron a movilizar en total 1,3 billones de dólares anuales para 2035 pero con una primera capa asegurada, de 300.000 millones.
El monto mayor es el que sugirieron los países en desarrollo en los primeros días de la COP29, si bien lo pedían para 2030, pero la capa central del objetivo queda aún lejos de los 500.000 millones de dólares que exigieron.
Esa capa, también llamada “corazón” del objetivo, estará compuesta de “una amplia variedad de fuentes”, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, según el acuerdo.
Se invita por otro lado a que las partes puedan contabilizar voluntariamente como financiación climática los fondos que provienen de bancos multilaterales de desarrollo, cuyos donantes no son exclusivamente los países ricos sino que también participan los estados considerados en desarrollo.
Las categorías “desarrollados” y “en desarrollo” responden a una clasificación que data de 1992, año en que nació la Convención de la ONU sobre Cambio Climático, producto de la Cumbre de la Tierra en Río de Janerio.
Pero ahora, 32 años después, países desarrollados como Estados Unidos o la Unión Europea arguyen que el mundo ha cambiado, y ya no pueden considerarse en desarrollo, por ejemplo, China, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait.
Pero el texto acordado en Bakú “alienta” a los países en desarrollo a que hagan contribuciones “voluntarias” para alimentar la financiación climática de 1,3 billones anuales dirigidos hacia países del Sur Global.