LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Enrique Dussel (I): Ética de la liberación

3

Al amanecer del 6 de noviembre recibí la noticia de la muerte de mi entrañable amigo y colega Enrique Dussel, maestro de varias generaciones de pensadores y pensadoras, filósofos y filósofas, teólogos y teólogas, científicos y científicas sociales, políticos y políticas, politólogos y politólogas, uno de los más importantes intelectuales latinoamericanos de mediados del siglo XX y del siglo XXI y uno de los padres de la teología y de la filosofía de la liberación. Tres fueron los sentimientos encontrados ante esta noticia: tristeza, incredulidad y agradecimiento. Tristeza por la pérdida de un amigo y colega entrañable de larga trayectoria en común en diferentes países desde hace cuarenta años. Nuestro primer encuentro tuvo lugar en 1983 en Voorschoten, pequeño pueblo holandés entre Leiden y La Haya, donde tuvo lugar el primer encuentro de teólogas y teólogos del tercer mundo y de Europa. 

Luego se sucedieron otros muchos encuentros en los congresos anuales de la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII en Madrid, en los que participó en varias ocasiones, y en el Congreso de la Comunidad de Educación Teológica Ecuménica Latino-Americana y Caribeña, celebrado en 1997 en la ciudad cubana de Matanzas, donde me tocó reaccionar a su conferencia Once tesis de Matanzas

Numerosas fueron las ocasiones en las que compartimos los diálogos entre científicos sociales y teólogas y teólogos en el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José de Costa Rica bajo la dirección de Frantz Himkelammert, recientemente fallecido. En 2009 participamos en México en el Congreso sobre Ignacio Ellacuría con motivo del 20º aniversario de su asesinato. Allí pronunció la conferencia ¿Fundamentación de la etica? La vida humana: de Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría. En mis frecuentes viajes a México le visité y siempre me invitaba a comer en su casa de Coyoacán junto con su esposa, Johanna.

Compartimos también colaboraciones en obras colectivas. Una, Panorama de la teología latinoamericana, que dirigí con mi colega Juan Bosch, en la que escribió un bellísimo texto titulado Una autobiografía teológica latinoamericana. Otra, en mi Nuevo diccionario de teología escribió la entrada Ética teológica con la maestría que le caracterizaba en materia tan rigurosamente trabajada por él durante tantos años. 

Recibí la noticia con incredulidad porque, aun sabiendo de su delicado estado de salud, no podía hacerme a la idea de que no íbamos a volver a encontrarnos. Pero también con agradecimiento por su amistad, coherencia entre su vida y su pensamiento y por las enseñanzas recibidas a través de la lectura de sus libros, la escucha de sus conferencias y los diálogos llenos de sabiduría siempre tan enriquecedores en todos los terrenos. 

Tras reponerme del impacto causado por la triste noticia fui enseguida a la estantería de mi biblioteca donde se encuentran sus obras dedicadas a la teología y la filosofía de la liberación, a la historia de la Iglesia Latinoamericana y al giro decolonial y elegí dos excelentes libros suyos, Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión (Trotta, 1998) y Política de la liberación. Historia mundial y crítica (Trotta, 2007), de los que destaco el rigor de su exposición y la amplitud de horizontes que abre. De ellos voy a ofrecer una reflexión como homenaje a mi entrañable amigo y colega, una de las mentes más lúcidas y de las personas de corazón más generoso con las que me he encontrado en mi ya largo caminar. En este artículo me centraré en Ética de la liberación.

La ética fue uno de los temas mayores de la reflexión filosófica y teológica de Dussel en diálogo con algunos de los pensadores más relevantes de nuestro tiempo, como Emmanuel Lévinas, Paul Ricoeur, Karl Apel, Giani Vattimo y Charles Taylor. A comienzos de los setenta escribió Para una ética de la liberación latinoamericana, donde desarrolla una metafísica de la alteridad desde el contexto latinoamericano, que partía de la positividad de la exterioridad, inspirada en Lévinas. 

El imperativo ético para Dussel es “¡libera al pobre u oprimido!". Se trata de un principio en plena sintonía con los profetas de Israel y Jesús de Nazaret

Se muestra crítico con el proyecto ético de la modernidad al tiempo que asume sus aportaciones emancipatorias. Las teologías y filosofías morales posteriores a la Segunda Guerra Mundial tienen carácter reformista. No cuestionan el sistema de raíz y consideran la utopía y la crítica radical del sistema como anarquía y fanatismo. 

El imperativo ético para Dussel es “¡libera al pobre u oprimido!". Se trata de un principio en plena sintonía con los profetas de Israel y Jesús de Nazaret y del criterio racional por excelencia con un contenido material: dar de comer al hambriento, acoger al extranjero, cuidar al huérfano. 

La liberación comienza por atender a los mecanismos de la totalidad moral establecida, desarticular esos mecanismos, buscar una salida del sistema y construir uno nuevo. El principio en que se basa dicha ética puede formularse así: la vida negada del pueblo juzga siempre la muerte como maldad.

Veinticinco años después, repensó la ética en la magna obra Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión, pero ya en un horizonte mundial, planetario, más allá de la regionalidad continental latinoamericana, si bien dentro del mismo horizonte epistemológico: “desde y en favor de las inmensas mayorías de la humanidad”

Esta ubicación en las mayorías distingue la ética de Dussel de otras éticas filosóficas que son éticas de minorías hegemónicas, aquellas que poseen los recursos, el capital, los ejércitos e incluso la argumentación; éticas llamadas “dialógicas” o “de consenso”, pero que excluyen a las víctimas de las “mesas de negociaciones” y de las comunidades de comunicación dominantes. Se trata de una ética de afirmación rotunda de la vida humana ante el asesinato y el suicidio colectivo a los que la humanidad se encamina si no cambia el rumbo de su acción irracional. 

El contexto de esta ética es el proceso de globalización que, en contra del sentido aparentemente integrador de la palabra, es un proceso de exclusión en el que están inmersas las grandes mayorías de la humanidad, la periferia mundial. La nueva ética de Dussel da cuenta de la dialéctica contradictoria en que se mueve hoy la humanidad: por una parte, la supuesta modernización dentro de la globalización formal del capital; por otra, la exclusión material y discursivo-formal de los excluidos del supuesto proceso civilizatorio.       

Hace una historia mundial de las eticidades, más allá del helenocentrismo y del eurocentrismo. Una historia que se inicia en el nordeste de África y Medio Oriente (Egipto y Mesopotamia) y llega ininterrumpidamente hasta finales del siglo XX, pasando por el mundo mesoamericano e inca, el mundo indoeuropeo (del imperio chino al romano), el mundo bizantino, la hegemonía musulmana, el Medioevo europeo periférico y la Modernidad como “gestión” de la “centralidad” mundial y la crisis que sufre actualmente.

Con posterioridad expone críticamente los distintos sistemas éticos de la Modernidad, con especial atención a las morales formales de Kant, Rawls, Apel, Habermas. El principio que le sirve de referencia en el juicio crítico sobre dichos sistemas es “el deber de producir, de reproducir y desarrollar la vida humana en comunidad”. El principio-liberación inspira las transformaciones históricas de todo tipo con pretensión de justicia. La praxis de liberación es la acción posible que transforma la realidad con la comunidad de víctimas como referencia última. El criterio de transformación ético-crítico es un criterio de factidad que hace referencia a la posibilidad de liberación de los oprimidos ante los sistemas dominantes. El principio-liberación enuncia el deber-ser que obliga a realizar éticamente la transformación. 

En el próximo artículo reflexionaré sobre otra de sus obras mayores: Política de la liberación. Historia mundial crítica (Trotta, 2007).

___________________________

Juan José Tamayo es emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, teólogo de la liberación y autor de 'Teologías del Sur. El giro descolonizador' (Trotta). 

Al amanecer del 6 de noviembre recibí la noticia de la muerte de mi entrañable amigo y colega Enrique Dussel, maestro de varias generaciones de pensadores y pensadoras, filósofos y filósofas, teólogos y teólogas, científicos y científicas sociales, políticos y políticas, politólogos y politólogas, uno de los más importantes intelectuales latinoamericanos de mediados del siglo XX y del siglo XXI y uno de los padres de la teología y de la filosofía de la liberación. Tres fueron los sentimientos encontrados ante esta noticia: tristeza, incredulidad y agradecimiento. Tristeza por la pérdida de un amigo y colega entrañable de larga trayectoria en común en diferentes países desde hace cuarenta años. Nuestro primer encuentro tuvo lugar en 1983 en Voorschoten, pequeño pueblo holandés entre Leiden y La Haya, donde tuvo lugar el primer encuentro de teólogas y teólogos del tercer mundo y de Europa. 

Más sobre este tema
>