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¿Podrá Podemos?

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Encuesta tras encuesta, Podemos, el movimiento liderado por Pablo Iglesias, se va acercando peligrosamente al primer partido de la oposición, al PSOE. En la última de ellas que ha sido publicada, la de Sigma Dos para El Mundo, Podemos estaría tan sólo a un punto porcentual del PSOE. ¿Desbancará Podemos al PSOE? Dicho de otro modo: ¿caerá el PSOE en la obsolescencia? La respuesta es que sí. Explico por qué.

Mi pronóstico personal es que el PSOE tiene muchas opciones para acabar siendo un partido minoritario en la escena política española, quizá manteniendo algún poder municipal o autonómico, pero sin ninguna viabilidad como partido nacional. Como dice el tango, todo tiempo pasado fue mejor, al menos, para el PSOE. Las razones de este declive sin freno son varias. Hay que buscarlas tanto en el ámbito nacional como en el ámbito internacional. En el ámbito nacional, nadie puede entender los diferentes, cuando no contradictorios, discursos que pronuncia el PSOE. En la Cataluña de Iceta el PSOE está por el derecho a decidir, mientras que en el Toledo de Bono, o lo que es lo mismo, de García-Page, se hace un día sí y el otro también profesión de fe jacobina, no digamos ya en la Extremadura de Fernández Vara, que parece una galaxia muy, muy lejana.

Lo que una vez fue honrado como ejemplo de flexibilidad política, hoy en día, en la era de las redes sociales y del momento posterior al fin de la historia, es visto como un galimatías que nadie puede descifrar. La gente quiere certezas, está harta de relativismos. Y además, quiere certezas sencillas, cosas que se puedan entender, que la política no sea una especie de ciencia oculta solamente apta para los muy iniciados, politología antes que política. No es este el momento de discutir si esto es bueno o es malo, si dice algo más sobre el lugar al que nos encaminamos en el mundo o no; tiempo habrá para ello.

Lo que describo aquí es lo que según mi punto de vista la gente parece estar expresando en estos momentos. En cualquier caso, lo que es evidente es que el PSOE es incapaz de hablar con una sola voz, no caer en constantes contradicciones. Hacerlo le supondría una ruptura interna, lo que le saldría probablemente muy caro políticamente. Y no hacerlo le permite sobrevivir como un solo partido, pero al coste ya indicado de que nadie le entienda. No hay salida de este callejón.

El segundo callejón sin salida en el que está metido el PSOE es el internacional. Está muy bien (estuvo muy bien, cabría decir) que el PSOE forme parte de una familia más amplia y de carácter europeo, o incluso global. Pero ello le resta credibilidad y capacidad de maniobra en el ámbito nacional. Cuando el nuevo secretario general del PSOE dice que si gobernara no habría más recortes, la gente solamente tiene que echar un vistazo a lo que pasa simplemente un poco más allá de los Pirineos para darse cuenta de que esa promesa, dentro del euro, es de imposible cumplimiento.

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Hollande hizo su campaña contra los recortes; al final ha tenido que bajar la cabeza, echar a la mitad de su gobierno, y aplicar un programa de austeridad multimillonario que veremos como deja a la Francia republicana. O el PSOE se sale de sus alianzas internacionales, lo que le supondría también muchos costes reputacionales, o de seguir manteniendo las mismas, tendrá que seguir conviviendo con la luz de gas que indefectiblemente le harán otros partidos socialistas que estén en el poder y tengan que hacer recortes simplemente porque los países en los que gobiernan pertenecen al euro. No hay salida, tampoco, de este dilema.

Al lado del PSOE está Podemos. Y Podemos no puede tenerlo más fácil. Carece de todas las ataduras que he descrito antes y que están ahogando al PSOE. Tiene un discurso propio, sin demasiadas contradicciones. Conecta con el enfado de la gente de manera directa. Si pensamos que Podemos ha conseguido lo que ha conseguido gracias a las televisiones, o a las redes sociales, estamos equivocados de cabo a rabo. Detrás de eso hay todo un trabajo de calle que lleva haciéndose durante al menos los últimos quince años, que cristaliza en el 15-M, y que es lo que le da su auténtica fuerza. Internacionalmente, Podemos carece de vínculos; ello le resta, quizá, capacidad de actuación, pero a cambio la ventaja es que nadie puede adjudicarle decisiones de sus hermanos políticos. Podemos podrá. Y lo hará a costa del PSOE. No sé si eso es bueno o es malo. Pero estoy seguro de que es lo que va a pasar. _______________________________________

Antonio Estella es Catedrático Jean Monnet “ad personam” de Gobernanza Económica Global y Europea en la Universidad Carlos III de Madrid. Ha publicado recientemente España y Europa. Hacia una nueva relación (Tirant Ediciones, 2014)

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