El aceite de oliva emigra

Felipe Domingo Casas

Llega septiembre y la vida se normaliza para la mayoría de las personas. Los niños preparan sus mochilas, los jóvenes olvidan sus amoríos de verano y los mayores seguimos la misma ruta otro año más. Entre los muchos anuncios de los augures modernos para este mes de septiembre, los más optimistas vaticinan una caída drástica del precio del aceite de oliva, “el oro líquido”.  El informativo de laSexta de las 14:30 de la tarde del martes  27  ha abierto solemnemente como noticia de cabecera con la bajada del aceite de oliva. Ya tenía este artículo redactado, por lo que me he contenido de enviarlo para comprobar datos en varios supermercados. El barrio me facilita cinco en un kilómetro cuadrado.

Durante muchos años, el oro en lingotes que guardaba el Banco de España y que  el Gobierno de la República envió en los comienzos de la guerra civil a Rusia para su protección, fue objeto de debate sobre el momento de su  devolución, cosa que no ocurrió, como tampoco volvieron los niños de la guerra enviados para su custodia.

Cuando acabe la sequía, el aceite volverá a sus precios originales. Es la ley del mercado

A la cabeza de los optimistas se encuentra el ministro de agricultura, Luis Planas, el cual, desde que comenzó el incremento del precio, anunció su vuelta a la normalidad en poco tiempo. Gonzalo Bernardos, avezado  vaticinador de buenas y malas noticias, según el día que entra en antena, rebaja su precio a cuatro euros el litro del AOVE. Aquí está el quid de la cuestión. No confundir, ingenuos consumidores, el AOVE, aceite de oliva virgen extra,  por lo común de  una sola variedad de aceituna (picual, arbequina, hojiblanca, cornicabra), con otros aceites de oliva. En estas  variedades se perciben los atributos positivos  en cata y otros  olfativos,  como aceite frutado, amargo, picante, dulce.  Por el contrario, se nos ofrecen aceite de oliva constituido por la mezcla de aceite lampante (no apto para el consumo)  refinado y de aceites de oliva vírgenes, o los coupages, término francés muy popular. Su técnica, aplicada en el vino, consiste en la mezcla de distintas variedades de uva, devaluando su valor; cuando en el aceite se mezclan distintas variedades de aceituna, que no se especifican en el etiquetado, los embotelladores y  los supermercados nos dan gato por liebre. Veamos el resultado de mi investigación mercadotécnica, después de visitar El Corte Inglés, Mercadona, Aldi, Lidl y BM.

Pecados generales, no perdonables, que cometen los cinco:

Uno.- Todos los aceites envasados lo están en plástico, salvo algunas marcas de tamaño inferior al litro en El  Corte Inglés. 

Dos.- Todos los aceites, por tanto,  están expuestos a la luz, por lo menos eléctrica, cuando se recomienda que el aceite permanezca en lugar fresco, seco y alejado de la luz, para que conserve sus propiedades organolépticas.

Tres.- Ninguno de los aceites envasados de todos los supermercados especifica la mezcla de las variedades de aceituna que utiliza, contentándose con decir que el aceite está “obtenido directamente de aceitunas”, salvo Mercadona que  en sus envases afirma que “el aceite obtenido procede de las variedades de aceituna Hojiblanca, Manzanilla, Arbequina y Picual”. Por  contra, todo el aceite de Mercadona es de su marca blanca Hacendado y es el supermercado al que le interesa más la venta de naranjas que de aceite, ya que es el que tiene menos aceite en sus lineales.

Cuatro.- Ninguno de los supermercados tiene aceites de una sola variedad de aceituna, salvo El Corte Inglés y BM. Aldi vende la marca Olearia, Lidl, la marca Olisone. Y también Carrefour. En BM es el único en el que he encontrado una botella con la etiqueta “Coupage Selección” con un precio de 9,51 euros el litro.  En El Corte Inglés, el envase de cinco litros de la variedad Picual cuesta entre 54 y 56 euros. Y el Borges de Arbequina de un litro, 12, 81 euros. Es el supermercado que tiene un mayor número de envases de aceite en los lineales de su marca blanca y de otras muchas, todas en plástico, salvo botelllas de medio litro.  Borges de la variedad arbequina vale 12, 81 el litro. En Carrefour, el aceite ecológico de la Cooperativa Coosur, que no dice las variedades de aceitunas que mezcla, vale 14.75 euros un litro, y comprando 3X2, el precio sale a  9,83. Y el oro Bailén de la variedad arberquina, 13,45 euros el litro. 

Cinco.- La mayoría de los aceites de refino de aceite lampante mezclado con aceite de oliva virgen o virgen extra valen en todos los supermercados 6.95 euros, lo que puede indicar que ha habido concierto para establecer su precio.

La conclusión es clara: las rebajas en el precio del aceite de oliva serán escasas y selectivas, porque no es oro todo lo que reluce. De momento, las únicas rebajas se han producido por la rebaja del IVA y esas campañas del 3X2.

Para Luis Planas, para Gonzalo Bernardos, para @pezsalvaje, que trabaja en dos almazaras y para los productores interesados en el negocio, no hay  truco. El aumento del precio del aceite de oliva se sustenta en un solo motivo: la sequía. Esta ha disminuido la producción, los olivos han dado menos aceituna, se han extraído menos toneladas de aceite, la oferta ha disminuido y la demanda se ha mantenido en un primer momento y, cosa lógica, el precio se ha disparado. Cuando acabe la sequía,  el aceite volverá a sus precios originales. Es la ley del mercado. Y también el anverso.

En cambio,  para Raquel Peláez, ( “El misterio del litro de aceite”) “es este un misterio más difícil de resolver ahora mismo que el paradero del Santo Grial; y con varias teorías al respecto”. Aporta dos teorías: la de Rubén Sánchez, portavoz de Facua, que pone el dedo en la llaga de las grandes cadenas de distribución, “a las que acusa veladamente de subir a capricho el precio del ungüento” y la del iluminado Daniel Lacalle, quien encontró la solución hace ya un año: ”El socialismo hace el petróleo escaso en Venezuela, la carne escasa en Argentina (¡ ojo!,  ahora gobierna Milei ) y el aceite escaso en España”.

El hecho real es que el aceite de oliva, nuestro oro líquido, emigra, sale afuera, mientras los olivos permanecen en la tierra que les vio nacer.  Emigra legal, comercial  e  interesadamente, en busca de mercados más amplios y que aporten mayores beneficios. En una información de la agencia EFE de 13 de agosto, que recoge una nota de la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos andaluza,  “en Andalucía las exportaciones de aceite de Oliva han crecido un 75% entre enero y mayo hasta alcanzar por vez primera en la historia más de 2.000 millones en ventas”. “La Comunidad andaluza ha exportado en cinco meses de 2024 hasta 685 millones más en aceite de oliva que su anterior registro récord, conseguido en 2017 con 1.358 millones. Andalucía concentra el 68% de todo lo que exporta España, es decir,  casi tres de cada cuatro euros de las ventas de aceite de oliva español al mundo llegan desde Andalucía”.

Continuando con la información, “el oro líquido es el producto líder en ventas del sector agroalimentario andaluz que aporta un saldo positivo al conjunto de la balanza comercial de la Comunidad de 1.475 millones, ya que las exportaciones de aceite de oliva multiplican por 2,6 a las importaciones”. En contra de mi creencia, después de haber visto imágenes del mar de olivos de la sierra de Cazorla, Andújar  y  Sierra Mágina en la Vuelta Ciclista a España que se corre en estos días, no es Jaén ( de cuyo aceite de la variedad Picual soy inveterado consumidor), la provincia que lidera las exportaciones, sino Sevilla, con el 49% del total de las ventas andaluzas, y después, Córdoba, con el 18,4%, Málaga con el 15,4% y Jaén con el 7,3%.

La conclusión es clara: en las almazaras no escasea el aceite, nuestro oro líquido se almacena y se exporta y los españoles, si lo queremos, tenemos que pagarlo a precio del lingote mineral

La conclusión es clara: en las almazaras no escasea el aceite, nuestro oro líquido se almacena y se exporta y los españoles, si lo queremos, tenemos que pagarlo a precio del lingote mineral. Como las ciruelas claudias, de las que he visto en dos supermercados, cuyos nombres pueden suponer, dos variedades: unas, más verdes y duras que una piedra, y otras, más pequeñas que las aceitunas más grandes. Las mejores se exportan. A pesar de que España produce el 40% de la producción mundial de aceite de oliva, el negocio del aceite de oliva para algunos es doble: en el interior ya no bajará a precios anteriores. Su precio bajará algo, pero, como el de otros miles de productos, ha venido para quedarse.  Cada vez se exportará más, donde se encuentran  los pingües beneficios. Tendría que venir una cosecha como la de 1909 de uvas para que los precios bajaran significativamente. Este es el reverso.

También se ha encarecido el aceite de girasol, éste con un motivo evidente: la invasión de Ucrania, desde donde nos venía mucho aceite de esta semilla. Pero como es una opción más asequible para los bolsillos, el aceite de girasol ha superado al aceite de oliva en las cocinas españolas. “Durante la primera mitad de 2024, los españoles compraron 107 millones de litros de aceite de oliva de “diversas variedades” (ojo al dato) y, en cambio, 179 millones de litros de girasol”, de acuerdo con datos de Anierac, la principal asociación de embotelladores de aceite de oliva en España.

¿Han contribuido a ello los grandes chefs? Sin poner nombres, algunos nos recomiendan con vehemencia aceite de girasol para la mayonesa, para la repostería o para la tortilla de patatas.

Un estudio de Predimed (PREvención con Dieta MEDIterránea) sobre losEfectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular”, en el que intervinieron científicos de muchas Comunidades, y en el que se recabaron 20 millones de datos procedentes de 7.447 participantes, pone de manifiesto dos importantes conclusiones:

1ª- La dieta mediterránea, suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos, es capaz de reducir en un 30% el riesgo de padecer infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular.

2ª.- Seguir una dieta mediterránea, no restringida de calorías y rica en aceite de oliva virgen extra o frutos secos, no conduce a un aumento de peso en comparación con una dieta baja en grasa.

Aunque es uno entre otros muchos factores, el consumo de aceite de oliva aumenta nuestra esperanza de vida. De ahí su importancia. 

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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