El acuerdo PSOE-ERC salva un 'match ball'

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El acuerdo del PSOE con ERC para la investidura dará paso a un histórico gobierno de izquierdas entre PSOE y UP en España y a un proceso negociador que trate de desbloquear el conflicto en Cataluña. Ni quienes practican el golpismo político sin pistolas, ni la presión de las castas en la administración general, ni la intoxicación de los poderes económicos ni las crónicas incendiarias de la brunete mediática lo han impedido.

Reconociendo la dificultad de conciliar posiciones muy diferentes y pese a las enormes presiones y descalificaciones, tanto desde Madrid como desde la Generalitat, el diálogo ha conducido a un pacto abierto y de equilibrios que fractura el bloque secesionista y nos salva de una crisis de Estado y una involución.

El apoyo de ERC a la investidura supondrá un refuerzo del autogobierno de Cataluña y podría asegurar la gobernabilidad a la próxima Generalitat. Pero también debería ser un factor de estabilidad para el Gobierno de España si el acuerdo conlleva el apoyo de ERC a los Presupuestos del Estado para 2020. El objetivo es lograr una mejora de los derechos básicos de la ciudadanía en todo el país y acometer los retos pendientes y las transiciones de la globalización.

Habrá que superar el vértigo que provoca hacer depender la investidura de ERC, asimilar el rechazo brutal de la derecha y atender la incomprensión de una parte del electorado del PSOE. Se pretende afrontar los viejos problemas identitarios con nuevas soluciones, racionalidad y sentido de responsabilidad de Estado. Porque la alternativa de pactar medidas legales y “aparcar” las reclamaciones de máximos de una parte de Cataluña, esto es, la autodeterminación y la secesión unilateral, permitirá aliviar la situación de confrontación y parálisis política y mejorar el clima de convivencia ciudadana.

Necesitábamos remansar el conflicto político, salir del laberinto judicial, abrir una puerta a la esperanza e intentar encauzarlo desde el diálogo dentro de las potencialidades que ofrecen las leyes, un sistema autonómico asimétrico y una determinada lectura de la Constitución, aun sin reformarla inicialmente. Porque la defendemos, queremos una reforma constitucional que será necesaria pero que hoy es imposible en un escenario de crispación.

Debemos ganar tiempo para el ejercicio de la política democrática y aparcar de común acuerdo, por lo menos durante ocho años, el fondo de un conflicto que no desaparecerá por arte de magia ni por el 155 ni a base de judicializar la política. Un tiempo en el que pueden cambiar muchas cosas en diferentes direcciones, un tiempo para tratar de encauzar el fondo del problema por vías legales de inclusión. Está por ver en qué se traducen las conversaciones en la Mesa bilateral y la consulta a la ciudadanía catalana. Pero sabemos dónde están los límites para el PSOE.

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Quienes han contribuido, desde ambos extremos, a agravar el problema durante años siguen despreciando el diálogo y alimentando la confrontación sin correr el más mínimo riesgo. Me refiero a la derecha que apuesta por una gran coalición en España, con exclusión de Pedro Sánchez, y a los secesionistas de Torra y Puigdemont que insisten en su exigencia de autodeterminación y secesión unilateral.

Aunque son conscientes de que así se pudrirá el conflicto y se favorecerá el odio de la parte más nacionalista de Cataluña hacia el conjunto de España y viceversa. Además, la opción de una gran coalición del PSOE con el PP habría provocado una total inestabilidad para la gobernanza de un Estado social y plurinacional y el debilitamiento de la democracia. Frente al complejo acuerdo con ERC solo quedaba la opción suicida que buscaba la derecha de unas terceras elecciones.

_________Odón Elorza es diputado del PSE-PSOE por Gipuzkoa

El acuerdo del PSOE con ERC para la investidura dará paso a un histórico gobierno de izquierdas entre PSOE y UP en España y a un proceso negociador que trate de desbloquear el conflicto en Cataluña. Ni quienes practican el golpismo político sin pistolas, ni la presión de las castas en la administración general, ni la intoxicación de los poderes económicos ni las crónicas incendiarias de la brunete mediática lo han impedido.

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