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Ayuntamientos para innovar la democracia

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Las elecciones del 28M permiten afrontar el desafío de una regeneración del sistema institucional para ensanchar los límites de la democracia representativa. Al ser los Ayuntamientos la institución más próxima a la gente, la democracia avanzará si las Alcaldías y los Gobiernos Locales promueven, mediante procesos innovadores, una democracia de participación y consulta ciudadana.

Hablo de desarrollar una gobernanza cívica compartida e inclusiva hacia los agentes ciudadanos en la toma de decisiones públicas. Hablo de un liderazgo local basado en la ética pública, del ejercicio de la transparencia con un acceso fácil a una información desde la web municipal tratada y plural y de una rendición periódica de cuentas para posibilitar el control de la gestión.

Aunque los partidos inmovilistas y conservadores no quieran verlo, ha pasado el tiempo de la simplificación de una democracia basada en el voto cada cuatro años y la mera representación de los electores. Se acabó el viejo modelo de gobernar de espaldas a la gente, con simulacros de participación, y de adoptar decisiones unilaterales. La coproducción de las políticas públicas significa la búsqueda de la implicación ciudadana y una forma de relación y colaboración entre instituciones públicas y otros actores con el objetivo de producir mejores soluciones a los problemas colectivos del municipio.

De entrada, es imprescindible que las candidaturas de izquierda a las Alcaldías hayan realizado, desde hace semanas, un proceso participativo de cara a la elaboración del Programa Electoral, desarrollando un calendario de encuentros para escuchar la opinión de entidades, colectivos y organizaciones locales sobre el diagnóstico del municipio.  

En campaña debiera explicitarse el compromiso de formalizar tras las elecciones un contrato de legislatura con la ciudadanía que recoja las prioridades del mandato. Esto supondría abrir, tras la formación del gobierno local, un proceso de 2-3 meses de duración máxima, con reuniones entre el gobierno local y las entidades y agentes ciudadanos para tratar de acordar las áreas temáticas o problemas que han de exigir una atención prioritaria en los 4 años de mandato.

Se acabó el viejo modelo de gobernar de espaldas a la gente, con simulacros de participación, y de adoptar decisiones unilaterales. La coproducción de las políticas públicas significa la búsqueda de la implicación ciudadana

A la vez, ese procedimiento servirá para acordar los objetivos y proyectos de inversión más importantes a incluir en el Programa de Gobierno para su ejecución desde los presupuestos municipales. Todo ello puede conformar el Plan de Acción Municipal (PAM) a cuatro años, en un ejercicio responsable de coproducción de las políticas públicas.

Las estructuras estables de participación, como el consejo social de ciudad o los consejos sectoriales y territoriales, han de ser representativos, autónomos y no burocratizados. Servirán para hacer propuestas, deliberar y realizar el seguimiento y un control cívico de los compromisos del contrato con la ciudadanía; esto es, controlar la aplicación de las prioridades del PAM o Programa de Gobierno y de los Presupuestos Municipales.

Los sistemas de participación han de incluir diferentes modelos de reuniones deliberativas del gobierno local con los consejos, las asociaciones y la ciudadanía a nivel individual. Pueden adquirir la forma de audiencias públicas, foros de trabajo, consultas municipales regladas sobre proyectos (sin las actuales tutelas de la ley y que puedan llegar a ser vinculantes en función del tema consultado y de si se obtiene un alto nivel de participación) y asambleas territoriales o sectoriales para informar de actuaciones y para debatir propuestas ciudadanas.

Pero el espíritu de una mayor participación, diálogo y transparencia ha de ampliarse también al funcionamiento interno del Ayuntamiento. En concreto, a las relaciones entre gobierno y oposición para garantizar la calidad de la democracia local y el control sobre la gestión del gobierno. En esta línea surgen medidas como la consecución de un pacto sobre el Reglamento de organización y funcionamiento del Ayuntamiento.

Pero no es posible afianzar la democracia y hacer avanzar la participación sin garantizar una información municipal objetiva, tratada y accesible, utilizando desde los formatos más clásicos hasta las aplicaciones más audaces en internet. Mediante programas y herramientas digitales en la web del Ayuntamiento se ha de facilitar la presentación de peticiones, quejas e iniciativas ciudadanas para la obtención garantizada de respuestas, así como para la realización de consultas y encuestas.

Estas iniciativas de más democracia están contrastadas, aunque algunas pudieran parecer complejas o muy audaces. Y tienen que venir de la mano de Alcaldías capaces de liderar estrategias de empoderamiento e implicación ciudadana, transformaciones en clave de sostenibilidad y políticas que cuenten con la mayor legitimidad.

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Odón Elorza es exalcalde de San Sebastián (1991-2011).

Las elecciones del 28M permiten afrontar el desafío de una regeneración del sistema institucional para ensanchar los límites de la democracia representativa. Al ser los Ayuntamientos la institución más próxima a la gente, la democracia avanzará si las Alcaldías y los Gobiernos Locales promueven, mediante procesos innovadores, una democracia de participación y consulta ciudadana.

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