A mediados de junio tuve la oportunidad de conocer en Bruselas en el Parlamento Europeo, a través de Jaume Duch, director de comunicación de la Eurocámara, una encuesta que había preparado sobre las próximas elecciones al Parlamento Europeo de 2024. Las dos ideas centrales de aquella encuesta eran que los resultados serían muy similares a 2019 y el aumento de la participación sería también parecido. Hace falta recordar que estas encuestas, todavía a un año de los comicios, tienen una fiabilidad relativa, pero sirven para tener en cuenta la orientación general en la que nos encontramos.
Posteriormente, según se iban acercando las elecciones generales españolas, los medios de comunicación nacionales informaron sobre la tendencia a incrementar el voto de la extrema derecha en el conjunto de Europa, teniendo en cuenta los resultados que se habían producido en algunas elecciones de los Estados miembros, concretamente en Finlandia y Suecia. Sin embargo, en la encuesta citada, esto apenas tenía incidencia a nivel europeo global. Con motivo de las elecciones españolas y como consecuencia del programa de Vox, presentado a primeros de julio, surgió en distintos medios europeos la posibilidad de que se reforzara en Europa la extrema derecha.
El programa electoral publicado por Vox, que suscitó alguna alarma, decía en el punto 283: “Impulsaremos un nuevo tratado europeo que devuelva a los Estados miembros frente a la burocracia de la Comisión Europea que nadie elige, a la que nadie puede fiscalizar.” Además de la incorrección de esta aseveración, ya que actualmente, la Comisión es elegida por el Parlamento Europeo, así como su posible voto de censura, esta declaración significa de hecho la retirada de España de la Unión Europea.
Actualmente, ninguno de los grupos del Parlamento Europeo está defendiendo esta posición tan radical. Además, de hecho, Vox defiende también la retirada del Consejo de Europa y la retirada del Acuerdo de París sobre el cambio climático (255), se posicionan en contra de la política de migración y asilo (294), así como abogan por la recuperación de la regla de unanimidad (298), entre otros elementos fundamentales del proceso de la construcción europea, que precisamente en Presidencia Española se está impulsando la superación de la unanimidad.
A mi juicio, lo que hace falta, durante estos diez meses hasta la preparación de las elecciones europeas del 2024, es que el Partido Popular consiga moderar el antieuropeísmo de Vox, que dificulta el desarrollo del futuro de Europa
Los resultados de las elecciones del 23 de julio despejan esta problemática y vuelven a dejar las cosas en su sitio, ya que el rumor de que España iba a favorecer una posibilidad de entendimiento entre la extrema derecha europea y el Partido Popular Europeo, que en ningún momento tuvo sentido, ahora tiene aún menos. El Partido Popular Europeo sigue teniendo la posibilidad de ganar las elecciones europeas, probablemente si mantiene una magnífica candidata, que es la actual Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, cuyo mandato ha sido un completo éxito.
Estoy seguro de que, dados los buenos resultados del Partido Popular español en las elecciones del 23 de julio, en junio de 2024, cuando se produzcan las elecciones al Parlamento Europeo, se repetirá esta tendencia, si las circunstancias no cambian y el Partido Popular español sigue defendiendo su europeísmo, que favorecerá a que Ursula von der Leyen sea reelegida como Presidenta de la Comisión Europea.
De esta manera, los resultados del 23 de julio, están favoreciendo la clarificación sobre el futuro de Europa, en donde, hasta ahora, gracias al acuerdo de al menos los cuatro partidos políticos más votados (Partido Popular, Partido Socialista, Liberales y Verdes), han conseguido una legitimación de ejercicio como consecuencia de un apoyo a la Comisión Europea dirigida por Von der Leyen en unas circunstancias especialmente difíciles.
A mi juicio, lo que hace falta, durante estos diez meses hasta la preparación de las elecciones europeas del 2024, es que el Partido Popular consiga moderar el antieuropeísmo de Vox, que dificulta el desarrollo del futuro de Europa y entra en contradicción de las posiciones europeístas que ha mantenido tradicionalmente el Partido Popular español y que tienen reflejo en las prioridades de la Presidencia Española que el Partido Popular también defiende.
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Francisco Aldecoa Luzarraga es presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo y catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.
A mediados de junio tuve la oportunidad de conocer en Bruselas en el Parlamento Europeo, a través de Jaume Duch, director de comunicación de la Eurocámara, una encuesta que había preparado sobre las próximas elecciones al Parlamento Europeo de 2024. Las dos ideas centrales de aquella encuesta eran que los resultados serían muy similares a 2019 y el aumento de la participación sería también parecido. Hace falta recordar que estas encuestas, todavía a un año de los comicios, tienen una fiabilidad relativa, pero sirven para tener en cuenta la orientación general en la que nos encontramos.