Hotel Sonora

Asun Gómez Bueno

Charlar con Kike Suárez (alma, voz y guitarra de la banda Roza) implica enfrentarse a alguien que va a hacer que se desmoronen muchos de los prejuicios que uno pueda llevar consigo y que, también sin pretenderlo, arranque sinceras carcajadas, tan sinceras como sus palabras, su música. Una sinceridad -no confundir con mala educación- que no siempre le ha allanado el camino profesional. 

No es fácil sobrevivir con la verdad como bandera en un entorno lleno de intereses y ahí radica el éxito de este músico “siempre rodando en sentido contrario”, como canta en “Todo pasa en un día”, uno de los temas de su nuevo disco.

Kike Suárez ideó, organizó y protagonizó el verano de 2021 en El Puntal (su lugar natal en Asturias) el espectáculo “Goodbye Mr Floyd”. Una exquisita fiesta de música, baile y teatro en torno a la figura de Roger Waters dentro y fuera de Pink Floyd. En el momento en que subió al escenario se dijo “si estás respirando ahora, con la que has liao, puedes con todo”. Y no sólo respiró sino que triunfó junto a su banda haciendo que fuera a los espectadores a quienes les costara respirar, dada la grandeza de lo que estaban contemplando. Un año después de esa aventura valiente y distinta nos regaló el disco “Fracasos, drogas, flores y alquitrán” con la banda Roza (su segundo apellido) que presentó en Madrid en la sala MobyDick y en Villaviciosa en el Ateneo Obrero. 

La historia de Kike Suárez Roza representa la de muchas otras personas que han decidido o a quienes su vida ha decidido que se dediquen a la música sin más apoyo que su férrea voluntad

Este verano de 2024, tras un año especialmente complicado, Roza se ha renovado y presenta “Hotel Sonora” ocho “temazos” para los que la aportación de los otros cuatro músicos que forman la banda -Paco Calero al bajo, Ramón González Morán a los teclados, Kiki Dee a la batería y Kike García Planelles a la guitarra- ha sido providencial. Kike Suárez tiene muy claro que sin ellos no habría conseguido estos “temazos, con letras intensas que reflejan la vida en general y cada uno que las escuche puede asumirlas para sí mismo”. “Son temas llenos de rabia y honestidad. Siendo uno mismo ya tienes mucho hecho” afirma Suárez.

“La implicación del resto de la banda ha sido fundamental, nos hemos entregado todos por igual y todos le hemos puesto mucho amor a esto. Así nada puede salir mal”.

El propósito de este nuevo capítulo es “pasarlo en grande y hacer que los demás lo pasen igual de bien. Es mi objetivo vital. La música es mi vida, mi vida es la música y vengo con mi material, lo mío. Y ¿sabes? Lo tuyo ye lo tuyo. Como eso no hay nada”.  

A los 30 y pico decidió que quería dedicarse por entero a ella, que prefería prescindir de la comodidad de contar con un buen sueldo fijo para ser fiel a sí mismo y hacer lo que más le gustaba (y le gusta). Sin caer en el romanticismo barato. Concluyó que no podría estar tranquilo si no era coherente y eso le llevó a agarrar la guitarra y ya no soltarla. Por muy complicado que sea el viaje, nunca se ha arrepentido. “Aunque haya meses en que para pagar el alquiler tenga que elegir entre comer yo o darle de comer al perro, y siempre gana Curtis” (su fiel Staffordshire).

Una palabra que pronuncia más que las demás es “coherencia”, uno de sus valores más apreciados. Se le mire por donde se le mire él es siempre él mismo. Aunque no sea fácil, como la vida, que es bonita pero no fácil. 

“Mis primeros contactos con la música fueron gracias a Radio3 donde escuchaba Flor de Pasión (de Juan de Pablos), con una radio que tenía mi madre, pegada al oído, al mínimo volumen, para no despertar a nadie en casa. Ahí escuché, por ejemplo a The Housemartins. Fue el primer vinilo que compré, con trece años. Y, como soy de la época del grunge, tampoco puedo olvidar las tardes de los fines de semana el programa "de 4 a 3" (de Pérez Bryan).

Su respeto por el medio ambiente y su empeño en facilitar el acceso al ocio a las personas con movilidad reducida –no actúa en lugares no adaptados- son algunos de sus compromisos, muchas veces desconocidos porque no considera que sea algo destacable. 

La historia de Kike Suárez Roza representa la de muchas otras personas que han decidido o a quienes su vida ha decidido que se dediquen a la música sin más apoyo que su férrea voluntad.

La fidelidad del público le lleva en volandas a atravesar el tiempo y afrontar la timidez. Él sabe que los espectadores no van a verle y escucharle por su técnica o su capacidad vocal, no, lo quieren porque se entrega por completo. “¿Sabes por qué los equipos grandes son grandes? –explica- Porque sus jugadores juegan desde el minuto 0 al 90 como si fuera una final, a tope. Y eso es lo que se valora en mí, que soy como un jugador que lo pelea todo desde que empieza el partido hasta que termina”.  “Por eso esto va a salir de p.. madre. Estáis en buenas manos. Sólo hace falta que no me lo pongan difícil. Cuando se pone mucho amor a las cosas éstas salen bien, no pueden salir de otra forma”. 

“Llevo muchos años viviendo de la guerrilla musical, es de lo que vivo, y eso es una maravilla. Te lleva a sitios fabulosos y a conocer personas extraordinarias, además de las tablas que da, claro”. De su “Hotel Sonora” destaca que es “rock&roll de la vieja escuela, algo diferente, distinto a lo que se está haciendo porque no quiero ser sólo uno más” y “a pesar de que hay muchos tiros, parece una película de Sam Peckinpah, o de Tarantino, siempre hay una salida. Nunca firmo la rendición del todo”. Y tiene mucho mérito no rendirse cuando se trata de autoproducir un disco: no sólo hay que componer letras y música -que ya es mucho- además hay encontrar el lugar perfecto para grabarlo (Gijón 2.0), hay que financiarlo, y cuando se vive de dar conciertos y éstos se pagan mal y muchas veces tarde es muy complicado; además hay que poner de acuerdo a toda la banda para ensayar y grabar y cada uno tiene sus empleos y otros compromisos; no olvidemos la portada, que en esta ocasión ha sido obra del artista cántabro afincado en California Gómez Bueno (muchas vueltas le han dado los dos a las imágenes que acompañan a las canciones pero el resultado merece mucho el tiempo invertido en ellas); hay que hacer las copias, carteles promocionales, negociar con los dueños de los locales para actuar, también hay que lidiar con las autoridades para que cedan espacios y fechas para actuar, “porque uno quiere presentar el disco en casa y en casa no siempre nos valoran”; y si además los Tolibier’s tienen la idea de hacer una cerveza dedicada a Roza (y eso que el líder es abstemio) y ésta gana el premio a la mejor cerveza artesana en el principal festival de Asturias, todo se complica a la vez que aumenta el regocijo. Después de presentar el disco en Asturias comenzará la gira que los llevará de nuevo a Madrid y otras ciudades de España. Porque “puede que sea largo el camino pero habrá que andarlo. Así que vamos ya!”. Bienvenidos al Hotel Sonora.

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Asun Gómez Bueno es periodista y vicepresidenta del Comité de Informativos de la Unión Europea de Radiodifusión

Charlar con Kike Suárez (alma, voz y guitarra de la banda Roza) implica enfrentarse a alguien que va a hacer que se desmoronen muchos de los prejuicios que uno pueda llevar consigo y que, también sin pretenderlo, arranque sinceras carcajadas, tan sinceras como sus palabras, su música. Una sinceridad -no confundir con mala educación- que no siempre le ha allanado el camino profesional. 

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