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Joe Biden, el presidente que Estados Unidos, Europa y el mundo necesitan

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Francisco Aldecoa Luzárraga

Joe Biden ha ganado limpiamente las elecciones y con una cierta distancia, de alrededor de cuatro millones de votos, y una diferencia de unos 70 votos electorales. Hereda un país dividido y fragmentado que, durante la legislatura de Trump, ha retrocedido en todos los indicadores sociales, incluso en la mayor parte de los económicos, y ha aumentado su deuda externa. También ha perdido su influencia en el mundo. Por ello, el nuevo presidente se enfrenta a la necesidad de normalizar el país y ponerlo, al menos, en la situación en que lo dejó el presidente Obama hace cuatro años. Para jugar este papel, Joe Biden es el presidente que Estados Unidos, Europa y el mundo necesitan. Veamos:

1. Es el político que tendrá que cicatrizar las heridas que ha sufrido la sociedad norteamericana durante el mandato de Trump.

Para ello, tiene un currículum vitae que le avala y la experiencia, como vicepresidente de Barack Obama durante ocho años, muy apropiada para esta nueva y difícil tarea. Llama positivamente la atención que utiliza el “nosotros” frente al “yo” que utiliza Trump. Posiblemente, en este “nosotros” está incluyendo también a su vicepresidenta Kamala Harris, que será la primera mujer vicepresidenta y también la primera de color, con lo que enriquece su Presidencia y le dará una mayor popularidad.

Hay que recordar también que es una de las primeras veces, la cuarta a lo largo de la historia, que se derrota al presidente en ejercicio y que este, por lo tanto, no cumple su segundo mandato habiéndose presentado a él. En los últimos años la gran mayoría de los presidentes han cumplido un segundo mandato, a excepción de Carter, quien lo perdió contra Reagan en 1980, y Bush padre, que lo hizo contra Bill Clinton en las elecciones de 1992. Hay que resaltar la importancia que tiene vencer contra quien está ejerciendo la Presidencia teniendo en cuanta que el presidente es quien dirige la administración, que es muy potente, y es muy difícil derribarlo. Al final, en gran medida, se han cumplido la mayor parte de las encuestas aunque a lo largo de la noche electoral no lo parecía.

2. Hereda un país profundamente fragmentado.

Un país con una situación social muy mala, con una desigualdad mayor que la que se encontraba en 2016 y con una distribución de la riqueza con creciente desigualdad, sin haber hecho frente a la pandemia tanto interna como externamente. La situación frente al virus es la de uno de los países peores del mundo, a pesar de ser uno de los más ricos. Se calcula que hay 300.000 fallecidos y 10 millones de infectados y, sobre todo, un descontrol completo y creciendo casi exponencialmente la expansión de la pandemia. A eso hay que añadir una división política y de enfrentamiento entre clases sociales como no había existido desde los años 60. Incluso ha resurgido el problema racial, que parecía bastante superado. La situación de los inmigrantes ha empeorado y también ha retrocedido la extensión de la salud pública (el Obama Care).

3. El sistema electoral estadounidense es imperfecto y hay que reformarlo.

Cabe mencionar que en las elecciones de 2016 en las que obtiene Trump la Presidencia, lo hace a pesar de no ganar las elecciones: la candidata Hilary Clinton obtuvo casi dos millones más de votos, lo que se conoce como el voto popular. En un sistema presidencial democrático esto no es concebible, que el que pierde sea al que se designa Presidente. Es necesario reformar el sistema electoral. Además es un sistema electoral indirecto, con leyes electorales distintas en cada uno de los estados y en donde no se recoge el voto de las minorías ya que se pierden en el cómputo total en caso de que no ganen en ese estado. Es incomprensible que en el primer país del mundo, con una gran tecnología, tarden cuatro días en dar los resultados provisionales, utilizando sistemas de conteo de votos tradicionales, habiendo mecanismos actuales en los que se puede resolver en muy pocas horas. Con ello, se pierde en transparencia política.

4. El Amercian First ha ayudado a destruir el sistema multilateral de la postguerra, impulsado por los Estados Unidos. Amercian First

Gran parte del debilitamiento del sistema multilateral se debe al aislacionismo y a la retirada de Estados Unidos de las principales organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, el Consejo de Derechos Humanos, la UNESCO, la Organización Mundial de las Migraciones, la retirada del Acuerdo de París sobre el cambio climático, que precisamente tuvo lugar el mismo día de las elecciones,… y otras muchas participaciones. Ha debilitado organizaciones importantes como la Organización Mundial del Comercio. También se retiró del acuerdo nuclear con Irán. Además del enfrentamiento exacerbado con China que, sin embargo, le ha permitido a esta última desempeñar un papel diplomático creciente en el mundo.

Ha debilitado las relaciones hemisféricas con América Latina y anuló el Tratado Comercial de América del Norte (NAFTA) con Canadá y México, redefiniendo el acuerdo comercial. También se retiró del Tratado de liberación comercial con Asia Pacífico. Por otro lado, ha abandonado las negociaciones para el libre comercio con la Unión Europea (TTIP). Ha complicado las relaciones con Cuba y ha debilitado, de forma extraordinaria, el sistema de Naciones Unidas.

5. Estados Unidos debe enfrentarse al refuerzo de la gobernanza mundial.

En este sentido, Joe Biden ha anunciado que una de sus primeras decisiones será la reincorporación al Acuerdo de París sobre el cambio climático, además del conjunto de organizaciones internacionales que la Administración Trump había decidido abandonar, citadas anteriormente. Para hacer frente al covid-19 es necesario el refuerzo del multilateralismo y, por ende, Estados Unidos debe jugar un liderazgo mundial en la lucha contra el mismo y, a su vez, recuperar el papel que tenía durante la Administración Obama en el mundo.

6. Relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea.

En cuanto a estas relaciones cabe afirmar que Estados Unidos y la Unión Europea se necesitan mutuamente para salvar y reforzar el multilateralismo. Sin embargo, gracias a la etapa de Trump, la Unión Europea ha conseguido mejorar su “autonomía estratégica” y, en este sentido, la relación trasatlántica futura tendrá que ser más equilibrada que lo que era anteriormente. Esto es debido a que la Unión Europea empieza a organizar la Defensa propia, a través, entre otros mecanismos, de la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) y la industria militar europea que le está llevando a reducir su dependencia de los Estados Unidos. Y, por lo tanto, la diferencia o el gap tecnológico que existía entre ambas potencias está tendiendo a reducirse.

El apoyo, aunque sea formal, de Trump al Reino Unido va a desaparecer y, con ello, será más fácil que la Unión Europea encuentre un acuerdo ambicioso económico, político, social… con el Reino Unido en la era del post Brexit con Biden de presidente.

7. Es una exageración señalar que el trumpismo es un fenómeno irreversible que va a persistir por mucho tiempo.

De momento, es uno de los primeros presidentes que ha perdido las elecciones estando en el cargo, y después de un conjunto de medidas para las que ha tenido que forzar la legalidad vigente en su favor y, así todo, no ha conseguido el éxito. Por ello, por ahora, no está claro que esa corriente pueda continuar al salir Donald Trump de la Presidencia y, sobre todo, si la nueva administración norteamericana sabe conducir la reconciliación en la sociedad americana fragmentada. Para ello, habrá de referirse y trabajar, el presidente Biden, tal y como está anunciando, por el conjunto de la sociedad norteamericana y no solo por sus votantes, como hacía el presidente saliente.

La idea de que el fenómeno Trump es reflejo mundial de un creciente populismo y que, por lo tanto, va a continuar, es algo que no está nada claro, desde luego, al menos en Europa. El populismo está pasando momentos de debilidad, por ejemplo, la capacidad y la incidencia de los movimientos populistas en el Parlamento Europeo desde las últimas elecciones de 2019 son mucho menores a las que tenían en la legislatura anterior.

Conclusión: Biden, el presidente necesario en la lucha contra la pandemia mundial

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Los resultados de las elecciones norteamericanas abren una oportunidad para la política mundial en la que se encuentra con un reto de dimensiones inusitadas, como consecuencia de la expansión incontrolada del covid-19. En estos meses, los datos de fallecidos son de cerca de un millón y medio de personas aunque posiblemente sean bastantes más en la realidad; y los de infectados de 50 millones. La situación para el 2021 se espera que sea todavía peor, ya que puede haber en el mundo varios centenares de millones de infectados por la pandemia y varios millones de fallecidos. Para corregir este crecimiento incontrolado es necesario el refuerzo del multilateralismo, y los Estados Unidos, la Unión Europea, China y otros actores deben reducir sus diferencias ante este peligro común, y entenderse para la lucha contra esta pandemia mundial. Biden es, en principio, el presidente adecuado para ello.

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Francisco Aldecoa Luzárraga es catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.

Joe Biden ha ganado limpiamente las elecciones y con una cierta distancia, de alrededor de cuatro millones de votos, y una diferencia de unos 70 votos electorales. Hereda un país dividido y fragmentado que, durante la legislatura de Trump, ha retrocedido en todos los indicadores sociales, incluso en la mayor parte de los económicos, y ha aumentado su deuda externa. También ha perdido su influencia en el mundo. Por ello, el nuevo presidente se enfrenta a la necesidad de normalizar el país y ponerlo, al menos, en la situación en que lo dejó el presidente Obama hace cuatro años. Para jugar este papel, Joe Biden es el presidente que Estados Unidos, Europa y el mundo necesitan. Veamos:

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